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Los contenedores ilegales de ropa usada proliferan en Alicante ante la inacción del Ayuntamiento

Proyecto Lázaro, la única entidad con permiso, detecta casi 150 unidades pese al compromiso del bipartito desde principios de año de retirarlos

Un contenedor situado en la Albufereta, en la calle Deportista Juan Martos. | ALEX DOMÍNGUEZ

Casi medio año después de que la Corporación municipal acordara por unanimidad, en el pleno de enero, promover la retirada de la vía pública de los contenedores de ropa usada que no tuvieran permiso municipal (es decir, todos los que no son de Proyecto Lázaro), la situación está igual... o peor.

La retirada efectiva de los depósitos de color azul, rosa y morado, de entidades supuestamente sociales sin autorización del Ayuntamiento, se empezó a hacer efectiva a principios de marzo, tal y como informó el propio gobierno municipal a través de la Concejalía de Limpieza y Medio Ambiente que dirige el popular Manuel Villar. Sin embargo, desde entonces, nada más se ha sabido de las labores de eliminar de la vía pública los contenedores que, en la práctica, suponen una competencia desleal para la única entidad con el visto bueno municipal. A la pregunta de cuántas unidades se han quitado ya de las calles, el ejecutivo local no concretó cifras este martes: «Se están retirando poco a poco, pero que no está cuantificada la cantidad», dijeron fuentes municipales.

Frente al esperado descenso en el número de estos contenedores de ropa usada, dado al anuncio del ejecutivo local de retirar aquellos que estuvieran sobre suelo municipal, cada vez se ven más y en lugares que no generan dudas sobre su titularidad. De hecho, cada día es más habitual verlos en las «islas» de contenedores, junto a los de reciclado, los grises y los naranjas de Proyecto Lázaro. Todo apunta a que las entidades que están detrás de estos depósitos sin permiso municipal se han «relajado» al comprobar que el Ayuntamiento no cumple con lo anunciado a principios de año tras las críticas de la oposición, principalmente de la socialista Lola Vílchez. Hasta ahora, las asociaciones intentaban colocarlos en suelo privado. Ya no.

Contenedor lila de ropa usada en San Gabriel, sin permiso, junto a otros contenedores legales. | HÉCTOR FUENTES

Y así lo ha detectado la propia entidad Proyecto Lázaro, que calcula que en Alicante existen actualmente más de un centenar de recipientes para ropa usada sin autorización municipal. Estiman que la cifra puede llegar a 140. Y, según insisten, aumentan a diario. «Empezaron a quitar algunos. Tenían unos cuatro o cinco en las dependencias de la UTE de la limpieza. Pero luego nos dijeron que teníamos que ser nosotros quienes los quitáramos de la calle, pero eso no nos corresponde», señalan desde Proyecto Lázaro, donde lamentan que el Ayuntamiento de Alicante mire hacia otro lado mientras entidades sin permiso «sigan poniendo más en las calles de la ciudad».

Y más ahora, que es «temporada alta» en el reciclado de ropa, ya que coincide con el cambio de armario de la temporada de invierno a la de verano. Muchos son los ciudadanos que aprovechan para retirar la ropa que ya no se podrán para dejar sitio a las prendas más veraniegas. «Ahora es cuando más nos perjudica que haya entidades que tengan contenedores de ropa sin permiso municipal, porque se llevan prendas que tendríamos que gestionar nosotros», añaden.

Dos contenedores sobre un terreno municipal, en el entorno de Historiador Vicente Ramos. | RAFA ARJONES

Pasear por las calles de Alicante basta para comprobar que cada vez son más los contenedores de color azul, rosa y morado que ocupan espacio indiscutible en la vía pública. Pasa en el centro de la ciudad y en los barrios, sobre todo en aquellos de mayor poder adquisitivo como Albufereta y San Juan. «De hecho, en las localizaciones donde habían retirado los contenedores ya han puesto otros», prosiguen desde Proyecto Lázaro, que tras finalizar el convenio que tenían firmado con el Ayuntamiento, y a la espera de que el servicio lo asuma la UTE de la limpieza viaria y recogida de residuos a través de un modificado del contrato que se prevé para finales de verano, firmó un contrato menor con el gobierno municipal para seguir al frente del reciclado de ropa usada. Ese compromiso suscrito entre ambas partes tiene una vigencia de cuatro meses, por lo que finalizará a principios de septiembre.

La polémica por la ropa usada ganó relevancia a principios de enero, cuando aparecieron miles de prendas tiradas en Rabasa cuya procedencia nunca estuvo clara.

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