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El niño que solo quiere un parque para jugar en Alicante

La madre de Ian, con una enfermedad rara, inicia una campaña porque la única zona de juegos con movilidad reducida carece de un columpio adaptado

Ian, en el único parque infantil adaptado de Alicante. | INFORMACIÓN

«Muchos días me he vuelto a casa llorando de la rabia al ver a mi hijo no poder disfrutar del parque». Así relata Samanta Mingallón la situación que vive diariamente y es que su hijo, Ian, tiene cinco años y una enfermedad rara, llamada Grinpatía, que le provoca un retraso psicomotor, epilepsia y parálisis cerebral infantil. Cada día, ir al parque es un desafío, ya que el único parque adaptado para niños con discapacidad se encuentra a seis kilómetros del centro de Alicante y sus instalaciones «son insuficientes y peligrosas», señala esta madre. «Lo único que pido es que mi hijo pueda jugar como cualquier otro niño», denuncia la madre.

El 12 de julio de 2012 se inauguró en Alicante el primer parque infantil adaptado para niños con discapacidad a partir de tres años, el cual está situado en la Vía Parque frente al parque Lo Morant, a casi seis kilómetros del centro de la ciudad. Sin embargo, las instalaciones del parque no están del todo adaptadas, ya que solo cuenta con una rampa de acceso para aquellos niños que vayan en silla de ruedas. «Este parque no tiene una adaptación real a los niños con movilidad reducida porque no se ha tenido en cuenta que ellos necesitan a un adulto siempre cerca», señala Samanta Mingallón. Además, señala que el columpio que hay en el parque infantil es «de lo más peligroso porque el niño o la niña se queda acostado y no está cogido a ningún lado».

Bajo este contexto, la madre del pequeño Ian, lanzó una campaña de recogida de firmas con el objetivo de llevar la petición a Luis Barcala, alcalde de Alicante. «Necesitamos que instalen un columpio adaptado para personas con movilidad reducida como mi hijo Ian», es el nombre de la iniciativa.

La madre narra que cada vez que acude a alguno de los tres parques que hay en la zona en la que vive en Alicante, en la zona del Bulevar del Pla y la Avenida Periodista Rodolfo Salazar, su vuelta a casa está llena de tristeza y frustración porque su hijo Ian no puede divertirse como el resto de los niños y niñas. «¿Por qué mi hijo Ian no tiene ese derecho a jugar?», reclama la madre con un tono de voz entrecortado. Ella explica que el adaptar los parques solo traerían cosas buenas. «También beneficiaría a quienes no tienen ninguna discapacidad pero pueden aprender a relacionarse sin discriminar a quienes sí la tienen», explica.

Asimismo, Samanta Mingallón narra cómo ha tenido que luchar en esta vida por su hijo ya que «nadie tiene en cuenta a los niños con movilidad reducida». Ella ha sentido un abandono total por parte de las administraciones, quienes desde Sanidad no le dijeron qué le ocurría a Ian hasta los cuatro años y mucha guerra. «Las enfermedades raras existen y es muy difícil convivir y vivir con ellas ante la poca inversión pública en su investigación», cuenta.

Esta larga lucha en busca de un columpio para su pequeño la llevó a ponerse en contacto con todos los partidos políticos de la actual corporación municipal, reclamando una verdadera accesibilidad en las zonas infantiles de la ciudad. «Cuando me puse a enviar correos contando mi situación me di cuenta de lo olvidados que están nuestros pequeños en las políticas municipales», cuenta Samanta.

Tras meses de llamadas y correos, un grupo partido aceptó llevar la propuesta al pleno municipal. En este caso, fue Vox quien se hizo eco de la problemática y el pasado uno de julio fue aprobada en el Pleno del Ayuntamiento la construcción de un parque infantil de integración para niños con discapacidad.

«Alicante tiene decenas de parques, con esta petición solo quiero que se instale un simple columpio que sea seguro y pueda dar algo de independencia a los niños y niñas con movilidad reducida», concluye Samanta Mingallón, quien nada ni nadie hará que deje de luchar por su hijo y por darle la vida que se merece.

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