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El calentamiento del mar aumentará los episodios y la virulencia de la gota fría y las trombas marinas

Climatología advierte de que este fenómeno es el más grave del cambio climático en la provincia, porque altera la circulación atmosférica - El riesgo de lluvias torrenciales crecerá un 25% en los próximos 50 años

Un tromba marina formada en la playa de Levante de Benidorm, en una imagen reciente. | DAVID REVENGA

El aumento de la temperatura del mar Mediterráneo frente a las costas de la provincia (este agosto está ya en los 28 grados en muchos puntos) se ha convertido en el principal problema relacionado con el avance del cambio climático, y su derivada en Alicante: la formación de episodios de gota fría cada día más virulentos en cualquier época de año y no solo en el otoño. Y lejos de aminorarse, todas las previsiones de los expertos, incluidas las del panel de los científicos de la ONU, advierten de que el fenómeno irá a más en los próximos 50 años. Directamente relacionado con este incremento del calor que sube del mar será también la formación de las ya populares trombas marinas, que se generan en el interior del mar y después avanzan hacia la costa provocando en ocasiones destrozos. A esto se une, también, el que aumentará la repetición de episodios como la caída de la presión atmosférica en verano, que originarán tsunamis meteorológicos como los que provocaron que el mar entrara en Santa Pola, Guardamar y en el club náutico de Torrevieja durante la madrugada del miércoles.

Un clima más extremo, con cambios bruscos en el tiempo atmosférico, van a marcar el día a día en el futuro

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El riesgo de lluvias torrenciales e inundaciones en España va a aumentar un 25% en los próximos 50 años, y la provincia de Alicante es una de las zonas más amenazadas de Europa por el aumento de la temperatura del nivel del mar, consecuencia del cambio climático. Así lo demuestran los datos recogidos en el portal de mapas «Impacto del cambio climático en Europa» elaborado por la Agencia Europea del Medio Ambiente.

«La cuestión es que el calentamiento está afectando ya a la circulación atmosférica general y se están formando más gotas frías que antes en el Mediterráneo. Por lo tanto, el riesgo de inundaciones será mayor en las próximas décadas», subraya Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante. Para Olcina, la provincia debe acometer dos actuaciones urgentes. Por un lado, evitar la ocupación de zonas inundables y desalojar aquellas áreas que estén situadas en zonas de alto riesgo y, por otro lado, acondicionar los sistemas de alcantarillado de las ciudades para que se adapten a la nueva forma de llover, más intensa, que está experimentándose ya por efecto del calentamiento climático.

Jorge Olcina ha alertado en muchas ocasiones, la última a raíz de la Dana que asoló la Vega Baja hace ya casi dos años (septiembre de 2019), que las inundaciones van a ser más frecuentes. «Debemos acostumbrarnos a que las gotas frías se van a producir más y en cualquier época del año. Hay dos factores que las convierten en especialmente peligrosas: la circulación atmosférica origina, en este ciclo de calentamiento climático, más gotas frías, y el mar Mediterráneo, que es la gasolina que forma estas nubes tan enérgicas, cada vez está más caliente a final del verano».

La temperatura media del agua ha aumentado 0,8 grados en el litoral alicantino desde 1980 y sigue en ascenso

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El geógrafo reitera que «solo queda adaptarse a lo que vamos a experimentar en el futuro. Un clima algo más extremo, con cambios bruscos en el tiempo atmosférico y fenómenos extremos más frecuentes». Según el climatólogo, el encauzamiento del Segura no es, por ejemplo, del todo seguro. No está preparado para el tipo de lluvia mediterránea que se está produciendo en los últimos años, mucho más intensas y hay que repensar en llevar a cabo una nueva fase del plan de defensa de avenidas especialmente en el propio cauce del río. El encauzamiento tiene dos puntos por solucionar: Orihuela y Rojales.

Escenarios de emisiones

Los mapas de previsión meteorológica dibujan que, en un escenario de bajas emisiones, la costa del Mediterráneo experimentaría un aumento medio del nivel del mar de entre 0,2 y 0,4 metros. Sin embargo, si no se logra rebajar las altas emisiones de gases de efecto invernadero, las costas experimentarían un aumento medio del nivel del mar entre 0,4 y 1 metros (según algunos estudios, hasta 2,5 metros). Si las costas europeas no se adaptan a este fenómeno, las pérdidas anuales estimadas en las 17 principales ciudades costeras de la UE podrían alcanzar los mil millones de euros en 2030.

Por lo tanto, el cambio estacional de las lluvias y la intensificación de estos chubascos, el aumento de las «noches tropicales» -el termómetro no baja de los 20 grados con humedades del 70%- y el calentamiento del mar (0,8 grados desde 1980), constituyen tres evidencias claras del cambio climático en el litoral mediterráneo español y en la provincia.

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