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2.500 alumnos a partir de 14 años salen a estudiar a Europa, EE UU y Canadá

Cada vez más jóvenes optan por formarse en el extranjero en programas internacionales para tener mejores oportunidades laborales - Las carencias en el aprendizaje por la pandemia motiva a los padres a enviar fuera a sus hijos adolescentes

Un grupo de once alicantinos que el miércoles volaron a Canadá para realizar el año académico. | INFORMACIÓN

Un total de 2.500 alumnos a partir de 14 años saldrán este curso 2021-2022 de la provincia para estudiar en Europa, Estados Unidos y Canadá mediante programas Erasmus y otros no becados. La cifra se incrementa ya que los jóvenes no esperan a acabar sus carreras y se van a formarse al extranjero ya en Secundaria para tener más oportunidades laborales. El Bachillerato Internacional está de moda, como los estudios de FP y los máster en sistemas educativos distintos al español.

Jóvenes se despiden de sus familias y con las maletas cargadas en el aeropuerto. | INFORMACIÓN

Los sindicatos y el Consell de la Joventut perciben este auge ante la precariedad laboral en la provincia, enfocada en sectores de servicios y en el «monocultivo turístico hostelero», pero estas entidades recalcan que muchas familias no se pueden permitir económicamente enviar a sus hijos fuera, lo que puede abrir una brecha mayor en el colectivo. Aparte las becas no cubren gran parte de los gastos. Según el último informe de UGT por el Día Internacional de la Juventud (12 de agosto), la tasa de paro en menores de 25 años ha aumentado en 7 puntos este año y se sitúa en el 45,60%; y la modalidad contractual temporal supone el 90,58% para la juventud alicantina entre 19y 29 años. El 21% de los contratos no llega a la semana.

Elisa García Ramón se va el miércoles a estudiar a EE UU con 16 años recién cumplidos. | JOSE NAVARRO

En este segundo año de pandemia crece el número de estudiantes que a edades muy tempranas se deciden a completar un año académico en el extranjero dado que el sistema español convalida esos cursos, abandonando por primera vez el nido familiar. Elisa García Ramón, con 16 años recién cumplidos, vuela el miércoles a EE UU a cursar 1º de Bachiller, «grado 11 o junior». Explica que querría haberse marchado ya a hacer allí 4º de la ESO pero el covid se lo impidió y ha iniciado los trámites este año, desplazándose con sus padres a Madrid a por el visado. Se marcha al estado de Nueva York, a Rochester, donde vivirá con una familia y otros tres estudiantes internacionales. «Cuando estaba en 2º de la ESO vi que había gente que se iba pero me dio miedo y lo veía lejos. Fui pensándolo, una de mis mejores amigas dio el paso y empecé a mirarlo». Ahora, «un montón de amigas y una prima se van. Estudiar en Estados Unidos te abre muchas puertas. Mi tía se fue de joven y le ha ayudado mucho. Echaré de menos a mi familia y a mis amigos, la comida... Pero es una experiencia que solo se presenta una vez en la vida. Lo he pensado muchas veces y cuando vuelva quiero hacer Bachillerato Internacional. Te sirve para todo». Si en Norteamérica no cambia de opinión, quiere estudiar Derecho.

2.500 alumnos a partir de 14 años salen a estudiar a Europa, EE UU y Canadá | INFORMACIÓN

El encierro a causa del covid convirtió las redes sociales en el canal a través del que influencers y jóvenes que estudian en el extranjero contaron sus experiencias, despertando en otros el gusanillo por una salida de estudios que muchos ni conocían. En parte le ocurrió a Ana Cánovas, nacida en Alicante hace 15 años, que esta misma semana ha volado a Otawa (Canadá) a cursar 4º de la ESO. Con ella viajaron otros 10 estudiantes de la provincia, de edades similares. Éste es solo uno de los destinos que gestiona la agencia académica pionera en Alicante, que envía este curso a una treintena larga de alumnos también a EE UU, Australia y Europa. «Me voy a aprender el idioma a Canadá porque hay menos españoles. Me han dado una oportunidad brutal y no la voy a desaprovechar», explicaba la joven, que echará de menos las tardes con sus amigas y a su familia. «Mi madre dice que será una experiencia chula para mí, aunque tampoco tiene ganas de que me vaya, pero mi mente tiene que estar en Canadá, si no me amargo». Para una adaptación más fácil, ha optado por un instituto con piscina dado que practica natación, e irá a una familia con niños pequeños, que acogerá a otra estudiante internacional de Georgia. «Irá al mismo centro que yo y podremos coger el autobús juntas». A su vuelta quiere hacer el bachillerato de Ciencias y ser pediatra o bien odontóloga.

Carlos Marhuenda, de 16 años y de Elche, ya se confesaba nostálgico antes de coger el vuelo a Canadá a la vez que contento por la experiencia. Cursará 1º de Bachillerato y le tira la ingeniería. «Mis padres están tranquilos, dicen que voy a estar aprendiendo un año, que me va a ayudar a madurar. Me voy para tener más posibilidades», dice este joven, al que la pandemia frenó en seco su plan de estudiar 4º de la ESO y aprender inglés en Sudáfrica para hacer el Bachillerato Internacional.

¿Cuánto cuesta un curso académico en el extranjero? La media es de 14.000 euros a 25.000 euros, con opciones de hasta 70.000 euros en Suiza. Estados Unidos estaría a partir de 16.500 euros, según datos de Class Spain, pionera en este tipo de programas en la provincia. Su directora, Fanny Terol, explica que el coste incluye el alojamiento en familia con pensión completa (o internados); matrícula escolar, seguro médico y traslados. «Cada vez tenemos más clientes de año académico y se está notando en este curso poscovid. Muchas familias piensan que es una opción estupenda para recuperar lo perdido y perfeccionar el idioma porque al volver se convalida. Está creciendo la demanda y la querencia de los padres para que sus hijos cursen el año escolar fuera porque durante el covid los niños han tenido bastantes carencias académicas». Esta agencia prepara cursos en Secundaria, Bachillerato, e incluso Primaria, y trabaja con ‘high schools’. «Los estudiantes vuelven con el curso convalidado, consolidan el idioma y las ventajas para los adolescentes son increíbles. Les abre la mente y les ayuda a orientarse sobre cuál va a ser su profesión. Los sistemas académicos de estos países incluyen asignaturas muy prácticas, enseñar a debatir, a hablar en público, a trabajar en equipo, cosas que en España se aprenden en un máster».

Parte importante de los estudiantes de movilidad pertenecen al programa Erasmus+, que permite al alumnado a partir de 14 años estancias en el extranjero de hasta 12 meses para cursar parte de la ESO o Bachillerato, informa la Conselleria de Educación. El alumnado de FP también puede estudiar parte de los módulos del ciclo fuera. Aunque aún no están establecidas las convalidaciones directas, hay becas para hacer prácticas en empresas de otros países. Existe un programa internacional de centros de FP con financiación europea, que ha aprobado un proyecto de la Universidad de Alicante para inclusión de estudiantes con discapacidad en prácticas formativas. Aparte, alumnado y profesores de 18 centros de FP de la provincia han recibido la acreditación para participar en estas movilidades.

El presidente del Consell de la Joventut, Álvar López de Medina, critica que desde los sectores públicos se elogie a la gente que se va fuera. «Aquí entra el factor de clase porque no todo el mundo se lo puede permitir», señala, a la vez que critica la baja calidad de la docencia, «que enlaza con la precariedad juvenil y los sueldos extremadamente bajos».

Los sindicatos destacan la gran cantidad de gente joven formada, con carreras universitarias y máster que se tienen que conformar con trabajos precarios y una gran incertidumbre personal para acceder a la vivienda y tener un proyecto de vida, señala Francisco García, secretaria general de CC OO. María Garcés, responsable de Juventud del sindicato, apunta que «se nos obliga a irnos a trabajar de camareros en Londres y con ese sueldo estudiar. Falta presupuesto para investigación, la calidad de la ciencia en España es precaria, se siguen fomentando contratos de becario y practicas no remuneradas. No tenemos futuro aquí». Yaissel Sánchez, secretaria provincial de UGT, reclama que se fortalezcan los programas de prácticas de universidades y centros de formación. «Ayudaría a que cuando salgan al mercado laboral la falta de experiencia no sea impedimento para conseguir un contrato de larga duración», afirma.

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