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El alto precio de la luz y de las materias primas dispara hasta un 50% los costes empresariales

La industria se verá obligada a repercutir los incrementos en sus productos tras quedarse sin margen de beneficios - Comercio y hostelería advierten de que está en riesgo su viabilidad

El almacén de una empresa metalúrgica situada en la comarca de la Foia de Castalla.

La escalada interminable de los precios de la luz y las materias primas está empezando a tener consecuencias más que preocupantes para la economía de la provincia, toda vez que los costes para las empresas de los sectores más representativos se han disparado hasta un 50%. La industria, que hasta ahora había asumido estos incrementos, se verá obligada a repercutirlos en sus productos tras quedarse sin margen de beneficios. El comercio y la hostelería, por su parte, comienzan a verse asfixiados, hasta el punto de advertir que se está poniendo en riesgo su viabilidad. Y todo ello mientras el precio de la luz no para de batir récords históricos durante este mes de agosto, y el IPC alcanza, fruto de estos encarecimientos, su tasa más alta en los últimos nueve años.

Terraza de un bar de Benidorm, sector que ha sufrido un aumento de los costes del 40%. | DAVID REVENGA

El precio medio diario de la electricidad en el mercado mayorista batirá este martes un nuevo máximo histórico, alcanzando los 130,53 euros por megavatio hora, después de que el lunes también registrara el precio más alto de toda la serie. En concreto, el precio será un 4,9% superior al del lunes y un 210,7% más alto respecto al mismo día del año pasado. Respecto a hace una semana, el precio también se ha desbocado un 30,8%. De hecho, a lo largo de agosto y en plena ola de calor, el precio ha ido marcando un nuevo récord tras otro, provocando que la media del mes alcance los 106 euros por megavatio hora. Esta cifra propicia que se haya convertido en el mes más caro de la historia tras el de julio, que ya marcó un nuevo récord con un precio de 92,4 euros.

Este encarecimiento ya está teniendo su reflejo en el Índice de Precios al Consumo (IPC), que en agosto subió un 0,4% en relación al mes anterior y situó su tasa interanual en el 3,3%, cuatro décimas por encima de la de julio, según los datos avanzados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Con el dato de agosto, el IPC interanual encadena su octava tasa positiva consecutiva y alcanza su nivel más alto en nueve años.

Pero el de la energía no es el único precio que se ha ido incrementando en los últimos tiempos. Las materias primas también andan disparadas, con encarecimientos que, dependiendo del producto, van del 60% al 100%, lo que ha acabado por formar lo que se podría denominar una tormenta perfecta.

Y eso lo están sufriendo de manera virulenta los sectores económicos más representativos de la provincia de Alicante. La industria, sin ir más lejos, ha visto cómo sus costes de producción se han disparado hasta un 50%, en lo que está suponiendo un duro zarpazo para los márgenes de beneficios empresariales.

La del metal es la industria que más está sufriendo, teniendo en cuenta que se trata de un sector de consumo energético intensivo. Según explica Luis Rodríguez, secretario general de la Federación de Empresas del Metal de la Provincia de Alicante (Fempa), «todas aquellas empresas electrointensivas, sobre todo las fundiciones, han visto cómo sus costes de producción se han incrementado entre un 15% y un 25% por los precios de la luz. Pero si a ello le añadimos lo que está ocurriendo con las materias primas nos vamos ya a porcentajes del 50%, lo que supone una auténtica locura».

Rodríguez explica que hasta el momento las empresas han estado asumiendo estos incrementos a costa de reducir sus márgenes de beneficios, «pero eso no puede prolongarse de manera indefinida y hay algunas que incluso ya han empezado a entrar en pérdidas. Los costes son ahora mismo inasumibles, y más en un momento en que se van a tener que empezar a devolver los préstamos ICO que se solicitaron en el peor momento de la pandemia».

Para el representante del metal, el Gobierno tiene que intervenir para amortiguar el impacto de la factura eléctrica. «La rebaja de impuestos -señala- es insuficiente. Lo que hay que atacar es el mecanismo de composición de los precios y cambiar el actual marco regulatorio, de manera que los precios no dependan del tramo final de producción, que siempre es el más caro. Insisto en que hay que regular, porque está en juego la competitividad no solo de la industria, sino también de los propios hogares».

Por su parte, el presidente de la Asociación de Empresarios Textiles de la Comunidad Valenciana (Ateval), Pepe Serna, explica que «el aumento de los precios de la luz afecta más o menos dependiendo de si las empresas tienen contratos de precio cerrado o no. También depende de cada subsector, dado que las hilaturas son las que más consumen electricidad y las de acabados las que gastan mayor cantidad de gas».

También Serna considera que el Gobierno puede hacer más. «Del total de la factura -explica-, el 35% es lo que corresponde realmente a la generación de energía. El 15% son costes de distribución, el 25% la penalización por la emisión de CO2 y el 20% impuestos. Así que hay margen para adoptar algún tipo de medida».

El presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), José Antonio Pastor, señala que «lo más grave es el momento en que se están produciendo estos encarecimientos. Justo cuando se tiene que recuperar la demanda y el dinamismo en los mercados, asistimos a una tormenta perfecta en forma de repunte de los precios de la luz, las materias primas y el transporte marítimo, algo que preocupa especialmente a nuestro sector por el riesgo de desabastecimientos».

Para Pastor, al igual que ha ocurrido en el caso de la electricidad, los organismos de la competencia nacionales y de la UE también deberían intervenir en el caso de las materias primas.

Marián Cano, presidenta de la Federación de Industrias del Calzado Español (Fice), señala que «el nuestro no es un sector intensivo en consumo de energía, pero estos incrementos, así como los de las materias primas, suponen una traba importante en el camino de la recuperación».

Los costes energéticos para la hostelería y el comercio se han incrementado un 40%, lo cual es un duro golpe para dos de los sectores que más se han visto afectados por la pandemia de coronavirus debido a las restricciones. El presidente de la Federación de Comercio de la Pequeña y Mediana empresa de la Provincia de Alicante (Facpyme), Carlos Baño, explica que «las franjas horarias de la nueva tarifa coinciden con el horario comercial, y además la inmensa mayor parte de los establecimientos no se han podido beneficiar de la rebaja del IVA al tener una potencia contratada de más de 10kw, que es la necesaria para mantenerlos bien iluminados o climatizarlos en pleno verano». Así, Baño no duda a la hora de señala que el incremento de los costes «amenaza la viabilidad de infinidad de comercios», por lo que reclama una factura justa y rebajas de impuestos.

Por último, la secretaria general de la Asociación Empresarial Hotelera de Benidorm, Costa Blanca y Comunidad Valenciana (Hosbec), Nuria Montes, señala que el impacto del encarecimiento de la electricidad «va a ser brutal», poniendo como ejemplo que el coste de la factura anual de un hotel va a pasar de 41.000 euros a más de 120.000. A ello hay que añadir otros incrementos en suministros y mercaderías.

Tarifas de récord en el transporte marítimo

El coste del envío de un contenedor desde China se ha multiplicado por cinco en menos de un año

El colapso del tráfico portuario mundial por la falta de contenedores ha disparado el coste de las exportaciones a máximos históricos. Las empresas están pagando 5.000 dólares por el envío de un contenedor de cuarenta pies desde València, principal puerto de mercancías de la Comunidad, al puerto chino de Shanghái, según explica un intermediario. En el caso de las importaciones es mucho más caro. El transporte de un contenedor de cuarenta pies de Shanghái a València cuesta 12.400 dólares, casi cinco veces más que en noviembre cuando valía 2.675 dólares. La situación se ha producido por la falta de contenedores y las empresas valencianas están dispuestas a pagar el sobrecoste. Por otro lado, el cierre temporal a mediados de agosto del puerto chino de Ningbo por un caso de coronavirus no ha tenido finalmente consecuencias en el tráfico de València. La interrupción de la actividad portuaria en Ningbo había provocado la alarma en el comercio exterior valenciano, que está muy golpeado por el caos portuario de los últimos meses por la pandemia y el cierre temporal del Canal de Suez.

El coste del transporte marítimo comenzó a encarecerse a principios de diciembre por la falta de contenedores debido a la interrupción del tráfico normal de buques procedentes de Asia por la covid. La conocida como «crisis de los contenedores» es consecuencia de la rotura del flujo comercial durante la pandemia. China inundó Estados Unidos y Europa con contenedores cargados de mercancía tras reactivar la actividad industrial en la pasada primavera. En condiciones normales, los contenedores viajan cargados en una dirección y vuelven al continente de origen llenos con otra mercancía. Ese esquema se rompió por la parada obligada de las fábricas en el resto del mundo por la covid y las navieras han disparado desde entonces el precio de los fletes. El encarecimiento se está agravando mes a mes. Fuentes del sector explicaron que ahora los precios se publican cada quince días ante el repunte constante del coste. Estas fuentes ponen como ejemplo que tras la última actualización el transporte de un contenedor desde China a València cuesta 200 dólares más que a mediados de agosto y se acerca a la barrera de los 13.000 dólares.

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