La crisis sanitaria del covid-19 ha ocasionado una brusca caída de la natalidad en la provincia. Se trata del mayor descenso de nacimientos desde la Guerra Civil. Así lo reflejan los datos y la estimación mensual de nacimientos elaborada por el Instituto Nacional de Estadística. Las previsiones del INE no dejan lugar a dudas y todo apunta a que 2021 va a ser el peor año para la demografía alicantina desde la década de 1940. De hecho, aunque en julio se ha registrado el mayor repunte del índice de natalidad en lo que va de año, sigue siendo un 4,56% inferior al que tuvo lugar el mismo mes de 2020. Una reducción que también tiene su reflejo en el capítulo de nacimientos totales en la provincia. Entre enero y julio de 2020 nacieron 7.655 bebés frente a los 7.306 del mismo periodo en 2021. Son, por tanto, 349 nacimientos menos, siendo la diferencia negativa de 54 de un mes a otro.
El panorama actual es inquietante y, de hecho, hay quienes lo consideran la «mayor debacle demográfica desde la Guerra Civil». Pero la preocupación no acaba aquí porque la situación lleva camino de empeorar. Todos los indicadores apuntan a que entre los próximos meses de octubre y diciembre habrá todavía menos partos. Nueve meses atrás la sociedad se enfrentó a uno de los peores momentos de la pandemia. Un clima de miedo, incertidumbre y restricciones que ha frenado la decisión de muchas parejas de aventurarse a traer nuevos miembros a sus familias. Los datos de natalidad ofrecidos por el INE respecto al año 2021 así lo demuestran. En enero hubo 929 nacimientos; en febrero 950; en marzo 1.094; en abril 970; en mayo 1.106; en junio 1.053 y en julio 1.204. Unas cifras que demuestran que enero fue el punto de inflexión en la caída de la natalidad, tanto en las comarcas alicantinas como en el conjunto de la Comunidad Valenciana y del resto de España, con un porcentaje de crecimiento negativo del 20%. Nueve meses antes se había decretado el estado de alarma por el covid-19. Después de la acentuada caída de diciembre de 2020, el número de partos se ha ido recuperando pero se trata de una subida insuficiente para compensar el gran retroceso experimentado en el inicio de 2021.
Por provincias la reducción porcentual más elevada en la Comunidad Valenciana corresponde a la provincia de Castellón con un 5,6% menos de nacimientos que en los primeros siete meses de 2020. En Alicante ha sido del 4,56% y en Valencia del 4%. En el resto de España la tendencia es similar. Prueba de ello es que hasta julio de 2021 el INE había contabilizado un total de 191.081 nacimientos, también la cifra más baja de la serie estadística nacional que comienza en el año 1941.
En junio pasado este diario ya adelantó que en los cuatro primeros meses de 2021 habían nacido 3.971 niños y niñas en la demarcación alicantina, casi un 9% menos que en el mismo periodo de 2020. Comparado con los mismos meses de 2019, la diferencia rozaba el 11%. Y esa disparidad, además, quedó mitigada por la cifra del mes de marzo, que resultó una anomalía positiva en medio de una serie que no mostraba registros tan bajos desde la década de 1950. Además, en diciembre del año pasado, nueve meses después del estallido de la pandemia, la natalidad fue un 15,3% inferior a la del mismo mes de 2019: 969 nacimientos frente a 1.144. Sin embargo, el verdadero desplome llegó en enero, cuando vinieron al mundo 931 niños y niñas en la provincia. Doce meses antes habían sido 1.217, es decir, una diferencia del 23,5%. Por lo tanto, en contra de lo que muchos comentaban y esperaban al estallar la pandemia, el confinamiento domiciliario de la primavera de 2020 por el covid no ha traído ningún «baby boom», sino todo lo contrario.
Un descalabro demográfico semejante al ocurrido durante la posguerra
Hay que retroceder a febrero de 1998 para encontrar antes de 2020 un mes con menos de mil nacimientos en la provincia de Alicante. Pero el primer precedente de un dato por debajo de los 950 alumbramientos mensuales, como ocurrió en enero de 2021 con 929 bebés, se sitúa nada menos que en agosto de 1954, cuando hubo 811, según los datos históricos que ofrece el INE. Ese verano de hace 67 años registró una natalidad muy baja, también con menos de 950 alumbramientos en junio y julio. Había ocurrido lo mismo entre abril y septiembre de 1953, con entre 861 y 923 nacimientos mensuales a lo largo de todo ese periodo.
Los meses con menos de mil nacimientos en la provincia fueron habituales entre 1949 y 1952. Y cuando sí fueron algo generalizado fue en 1941 y 1942, en plena posguerra. Es decir, la caída de la natalidad que se ha producido en los últimos meses es similar a la registrada en diferentes momentos de hace siete u ocho décadas. Las situaciones no son comparables, pero que se produzcan en la actualidad registros de nacimientos como los de entonces da una idea del impacto social que ha tenido la pandemia de covid-19. Un descalabro que viene a agravar la caída de la natalidad que se inició en 2009 por la crisis económica.
