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Los expertos aconsejan ejercicio y encuentros sociales para frenar la fatiga pandémica

Insomnio, cansancio e irritabilidad son los signos del continuo estrés que provoca la incertidumbre de no saber cuándo acabará la pandemia - Los jóvenes de entre 18 y 29 años constituyen el colectivo más vulnerable

La fatiga pandémica es consecuencia del continuo estrés y provoca insomnio e irritabilidad. JUANI RUZ

La pandemia de la covid-19 lo ha cambiado todo. El confinamiento, las restricciones y las medidas de protección han provocado que vivamos en un permanente estado de alerta que, en la mayoría de los casos, ha derivado en estrés. La prolongación en el tiempo de esta situación y la incertidumbre de no saber cuándo acabará son los principales factores de la tan mencionada fatiga pandémica.

Insomnio, cansancio e irritabilidad son las principales señales que nos pueden poner en alerta de que estamos sufriendo fatiga pandémica. La coordinadora del grupo de psicoanálisis del Colegio de Psicólogos de Alicante, Hermina Hernaiz, explica que no es un término que esté clasificado todavía, pero que se entiende como «ese agotamiento que se tiene después de año y medio de cambios drásticos en nuestras vidas». Y es que «estamos todos cansados de tener que llevar mascarilla, de las medidas de protección que debemos cumplir, de las restricciones, de no poder tener reuniones sociales..., pero sobre todo de no poner fecha al fin de la pandemia», insiste.

Hernaiz asegura que la fatiga pandémica es una reacción totalmente fisio-psicológica provocada al estar sometidos durante un largo periodo de tiempo a un estrés casi continuo. «La Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha definido como una falta de motivación que se va desarrollando lentamente» y que se podría explicar con ejemplos como el de personas que «empiezan a mostrar comportamientos de descuidos», tales como no utilizar la mascarilla o dejar de lado poco a poco otro tipo de medidas de protección, lo cual puede ser contraproducente y derivar en contagios.

«A nivel social la gente está irritada e impaciente, se molesta por cosas que no tienen importancia e, incluso, hemos detectado un aumento en el consumo de alcohol y drogas», y todo ello fruto de ese estrés, de esa fatiga pandémica.

Pese a que los expertos pensaron en un primer momento que las personas mayores serían las más afectadas por la pandemia, lo cierto es que con el paso de los meses se ha comprobado que «la gente mayor tiene más experiencia en la vida, y por tanto más mecanismos para hacer frente a esta situación». Sin embargo, quienes más lo están sufriendo son los jóvenes de entre 18 y 29 años, principalmente por el aislamiento social. «Su vida era salir con los amigos, ir a la universidad y todo giraba en torno a encuentros sociales. A todos nos ha cambiado la vida, pero no de forma tan drástica», explica Hernaiz.

Los problemas financieros, la falta de trabajo y la pérdida de seres queridos por el coronavirus también «provoca una angustia terrible», apunta.

Pero a pesar de todo hay que tener en cuenta que la fatiga pandémica no es una enfermedad mental, sino estrés. Por ello, los psicólogos recomiendan realizar actividades físicas para equilibrar los niveles de estrés, retomar los encuentros sociales, siempre con las medidas de protección recomendadas por las autoridades sanitarias e intentar salir de esa pereza y apatía que está generando la pandemia creando una rutina.

Buscar solución a esta situación es importante, ya que el estrés a largo plazo puede provocar un problema de salud mental y después afectar al cuerpo con problemas digestivos, cardiovasculares, hipertensión, diabetes u otras enfermedades.

A nivel mundial la pandemia ha afectado al 80% de las personas, de las cuales el 45% asegura que mucho, según estudios citados por la profesional, quien insiste en que «estamos en un efecto moderado» que puede agravarse si la situación se prolonga en el tiempo.

Sandra Albertos, psicóloga en la Mancomunidad de El Xarpolar, en el interior de la provincia, explica que en el entorno rural la media de edad es de 54 años, por lo que el aislamiento social y la soledad ha provocado que la mencionada fatiga pandémica derive en un aumento de los casos de depresión y ansiedad en personas mayores. «Son personas que sienten que el tiempo se acaba y no están disfrutando, sobre todo de la familia», insiste.

«Muchas personas habían retomado la rutina de salir a la calle y pasar el rato con vecinos o familiares, pero en verano la población de los pueblos se multiplica y han vuelto a aislarse por miedo. Han revivido todo lo que han pasado estos meses», lamenta Albertos.

«Los casos obsesivos-compulsivos han repuntado», en muchas ocasiones por la sobreinformación. Por ello, otra de las recomendaciones es reducir el nivel de información al que estamos expuestos.

Los psicólogos detectan un aumento en el consumo de alcohol y de drogas

Los psicólogos han detectado un aumento en el consumo de alcohol y de drogas ligado a la falta de motivación y al malestar general después de un año y medio de pandemia. Aunque este tipo de sustancias en un primer momento puedan suponer un «alivio», lo cierto es que su consumo no es beneficioso y puede provocar otros problemas.

Los expertos, además, han explicado que ésta podría ser otra de las señales de la, tan mencionada en los últimos tiempos, fatiga pandémica. Las consecuencias que acarrean tanto el alcohol como las drogas hacen que sea una de las señales más graves y peligrosas, aunque también menos frecuentes, han insistido.

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