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El cambio climático acelera la proliferación de especies que amenazan el ecosistema en la provincia

El calentamiento global diseña un hábitat favorable para insectos invasores - El incremento de las temperaturas supone riesgos para la vida doméstica

Tareas de fumigación en Urbanova, una zona húmeda proclive a los insectos . | ÁXEL ÁLVAREZ

No solo es la humedad, los largos veranos, el aumento de las temperaturas, la reducción de los meses de invierno o que en octubre, por poner un ejemplo, se produzcan ya en la provincia temperaturas extremas. Todo esto es una cadena, y con el cambio climático, el incremento de nuevas especies que han llegado a nuestro territorio es una realidad.

Y tangible además en la vida doméstica, donde representa algunos riesgos para la forma de vida de las personas. Así, el calentamiento global «ha alterado el patrón de distribución de muchas especies de insectos, y promueve la existencia de hábitats favorables a insectos invasores y prolonga su tiempo de actividad a lo largo de año», explica Gonzalo Moreno del Val, presidente del Colegio de Veterinarios de Alicante (ICOVAL).

Para ilustrar estas líneas, pone como ejemplo la avispa velutina o el mosquito tigre. «Hace años no había grandes problemas en disfrutar de nuestros jardines durante el día, pero ahora la presencia de estos mosquitos puede llegar a ser muy molesta», aclara. Así, el mosquito tigre convive con el tradicional, el primero se ha adaptado bastante bien y está siendo muy eficiente en su reproducción.

Al contrario, la especie que sí supone una amenaza para nuestro ecosistema es la avispa velutina o avispa asiática. «Nuestra profesión tiene mucha relación con el mundo agrícola y conocemos también el aumento de plagas relacionadas con el mundo vegetal. Es el caso de la polilla del olivo o de la voraz polilla del boj, de origen asiático. El caso de la velutina es preocupante por la grave amenaza que supone para las abejas. Las avispas asiáticas cuando es la época de preparar a su reina para el invierno, tienen que alimentarse mucho. Son muy voraces y cuando descubren un nido de abejas, pueden marcarlo con feromonas, para que todo el nido sepa donde está y lo devoran, comienzan a comérselo y hasta que no acaban con él, no paran», señala el presidente de ICOVAL. Un hecho que no han pasado por alto los apicultores, quienes alzan la voz protestando y defendiendo su forma de vida.

El ataque a las abejas «sí es perjudicial al ser fundamentales en nuestro ecosistema. En la polinización de las flores es uno de los insectos más importantes que tenemos. El medioambiente, los ecosistemas; al final, las abejas para fecundar las flores en la polinización, su participación es esencial», recalca este veterinario.

A este agravio le añadimos el daño que supone para las personas alérgicas. Este profesional de la salud lo aclara. «La velutina en su picadura inyecta una mayor cantidad de veneno que la avispa común que tenemos aquí. Hay un porcentaje de la población que tiene hipersensibilidad, que tiene alergia a la picadura de avispa y no todos sabemos si somos o no alérgicos. Si te pica una avispa normal y eres alérgico, lo descubres con mucha molestia pero no peligra tu vida. Pero con la velutina, el problema es que inyecta tal cantidad de veneno que si puede llegar a peligrar tu vida. Puede ser mortal», añade.

Otro aspecto a tener en cuenta son las zoonosis, «sobre todo en el caso de los mosquitos, por su capacidad de transmitir enfermedades tanto a animales como a personas, y de animales a personas».

Pervivencia de los insectos

El aumento de la temperatura del globo terráqueo ha favorecido el aumento de las plagas, «su mayor capacidad de pervivencia y la eficiencia reproductiva de estos insectos. Hay algunas especies que pueden completar varios ciclos reproductivos sin el freno del invierno más frío. A lo mejor antes, completaban un ciclo reproductivo y ahora pueden completar varios».

A parte de las molestas picaduras, el hinchazón o la urticaria, ¿pueden estos insectos ser vectores de nuevas enfermedades? Para esta cuestión, Gonzalo Moreno del Val destaca como caso más representativo en la provincia la aparición hace unos años del «Aedes albopictus o mosquito tigre, totalmente adaptado a vivir en nuestro país, y que puede transmitir enfermedades como el Dengue, Zika, Chikungunya o la Fiebre del Nilo Occidental. Ahora se dan las condiciones para que, en enfermedades como el Dengue, que hasta la fecha siempre habían sido importadas, aparezcan casos autóctonos».

Una realidad que deja entrever la necesidad de trabajar conjuntamente, con el enfoque One Health, por el que abogan varios organismos internacionales como la OMS, la OIE y la FAO, al tener el cambio climático una gran influencia en la salud animal, humana y medioambiental. «Si se produce un desequilibrio en alguno de estos factores, los demás se ven afectados. Si se ve alterada la salud del medio ambiente, se ve alterada la salud de los animales: pérdida de biodiversidad, aparecen nuevos vectores, nuevas enfermedades y se ve afectada la salud de los humanos. Y, muchas de estas enfermedades de animales, podrían ser transmisibles a las personas, con vectores que pueden hacerlo y aparecen insectos que, incluso, son perjudiciales directamente para las personas. Este concepto lo están adoptando las grandes instituciones internacionales e intentando aplicar en muchos países», afirma Moreno del Val.

Vectores de contagio

Hay enfermedades que los animales pueden transmitir de manera directa o indirecta a las personas. Por ello, «hay que llevar más precaución y vigilancia en la desparasitación de las mascotas. El hecho de que haya más vectores y durante más tiempo hace que nos debamos preocupar más sobre la salud de los animales, que también es la salud de tu familia», argumenta.

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