La provincia exige agua con argumentos. Un informe del Instituto Interuniversitario de Geografía de la Universidad de Alicante revela que el consumo de agua potable per cápita en la provincia de Alicante ha descendido un 43% en los últimos 20 años, al pasar de los 200 litros por habitante y día que se utilizaban en 2000, a los 115 litros con el que Agua de Alicante. Varios son los factores fundamentales que explican el descenso, ente ellos, la incorporación de dispositivos de ahorro y la fabricación de electrodomésticos mucho más eficientes, la caída de la ocupación de las viviendas por la crisis económica de los últimos diez años (los turistas españoles han salido menos de vacaciones a su segunda residencia, y las ventas cayeron en picado en 2020), y la buena gestión de los recursos por las empresas distribuidoras reduciendo las fugas, aspecto en lo que destacan mercantiles como Hidraqua. A nivel global la caída está en torno al 15%.
A las causas de la reducción del consumo de agua se suma, además, el ya estructural descenso de los aportes del trasvase Tajo-Segura, que, de momento, no se pueden suplir con agua desalada. De hecho, ayer mismo finalizó el envío de los 12,5 hm3 que quedaban pendientes del trasvase, el canal se ha quedado vacío y ya no llegarán nuevos recursos hasta mediados o finales del mes de octubre, condicionados, además, a la decisión que tome cada mes la vicepresidenta Teresa Ribera, ya que, según la reserva acumulada en los embalses de Entrepeñas y Buendía, el Gobierno solo estará obligado por ley a enviar 20 hm3, coyuntura que se mantendrá, según los técnicos, hasta la próxima primavera. En el periodo analizado, los últimos 20 años, la provincia ha perdido un 40% del suelo fértil, al pasar de las 180.000 hectáreas en producción en el año 2000, a las 130.000 actuales (2020). Alicante es la segunda provincia española tras Almería (70%) donde el problema de la erosión es mayor.
Un ejemplo de aprovechamiento integral lo ofrece la estación depuradora de aguas residuales de Monte Orgegia (Alicante), que se ha convertido en una instalación clave para el tratamiento de las aguas residuales del municipio. La depuradora facilita alrededor de 1,2 millones de metros cúbicos para el riego de zonas verdes y baldeo de calles, lo que supone rebajar presión sobre los recursos hídricos que se utilizan directamente para el abastecimiento a la población.
Por cada 100 m3 de agua que se inyectan a la red provincial se controlan y registran más de 93 m3. Es decir, un rendimiento de más del 93%, de los más elevados de España, sin duda. Según Antonio Rico, director del Instituto Interuniversitario de Geografía, Aguas de Alicante es una mercantil modélica como empresa mixta, con presencia del Ayuntamiento de Alicante e Hidraqua, que es un ejemplo de éxito a escala internacional. En Alicante, el consumo de agua está en los 115 litros por habitante y día. Cifra que contrasta con los 142 litros de media en España. En los hogares, el ciclo de caída de consumo comenzó a partir de 2004.
La falta de agua y la erosión provocan que las comarcas hayan perdido un 40% de su suelo fértil en lo que va de siglo
De la necesidad nace la virtud. Los ciudadanos de la provincia de Alicante tan sólo disponen para su consumo de 408 m3 de agua por habitante y año -incluidos todos los usos-, lo que representa un 85% menos que la media de España -2.829 m3 por habitante y año- y un 87% en relación con la UE, donde cada habitante cuenta con 3.100 m3 al año, según refleja un informe del Instituto de Geografía de la Universidad de Alicante sobre los recursos hídricos de la provincia. En lo últimos años, y debido a la falta de agua y el aumento de la población flotante, los recursos habían caído en torno a 300 m3 por habitante, relegando a la provincia al último puesto por detrás de Murcia y Almería.
La provincia utiliza al año, por otro lado, un total de 250 hm3 de agua que se extrae de las bolsas subterráneas y que se consideran recursos no renovables -caudal que no se puede recuperar-. Una cantidad que representa, por ejemplo, tres veces la que se recibiría cada año por el trasvase Júcar-Vinalopó, sólo para regadío. La Comunidad Valenciana cuenta con unos recursos medios de 739 m3 por habitante/año; Valencia 910 m3 y Castellón, 1.066 m3, impensables en Alicante. Según los catedráticos Antonio Gil Olcina y Antonio Rico, «sin lugar a dudas Alicante es la provincia peor dotada de España porque a Murcia llega más agua del Tajo».
Tajo-Segura
Por otra parte, y en cuanto a las nuevas reglas de explotación del Tajo-Segura y su nuevo régimen, la principal modificación respecto a las anteriores reglas se da cuando la situación de los embalses de cabecera (Entrepeñas-Buendía) se encuentran en nivel 2. Es decir, cuando las existencias conjuntas de ambos embalses sean inferiores a 1.300 hectómetros cúbicos y las aportaciones conjuntas registradas en los últimos doce meses sean inferiores a 1.400 hectómetros cúbicos.
Hasta agosto, cuando esa era la situación, se autorizaba un trasvase de 38 hm3, pero desde este mes, el órgano competente autoriza un trasvase mensual de 27 hm3, hasta un máximo anual de 650 hm3 en cada año hidrológico. De este volumen, 600 hm3 se destinan al Segura y 50 hm3 al Guadiana.
El Gobierno sostiene que la modificación busca «evitar situaciones de excepcionalidad y trasvase cero» en las cuencas receptoras de modo que en situación de normalidad hídrica, conocida como nivel 2, el máximo mensual a trasvasar se reduce de 38 a 27 hectómetros cúbicos de agua.
Mientras, en nivel 1 se autorizará un caudal máximo a trasvasar de 60 hm3 en nivel 3 denominado como de situación hidrológica excepcional, el órgano competente podrá autorizar discrecionalmente y de forma motivada hasta 20 hm3, situación actual.
El Observatorio de la Sostenibilidad destaca la calidad del agua del grifo
Las familias de la provincia gastan al año 85 euros de media en comprar botellas
El gasto de las familias alicantinas en agua embotellada creció un 12% en el periodo 2015-20 según un informe del Observatorio de la Sostenibilidad. Según el informe, las familias de la provincia destinaron una media de 85 euros al año en agua mineral, un 12% más que en 2015, cifra que supone en 0,28% del gasto familiar total. Si bien el agua embotellada no tiene un peso significativo en el gasto familiar (62 euros en la media nacional), sí resulta relevante para valorar el estado del agua en España. En principio, el mayor gasto en agua mineral implica menos consumo de agua corriente para beber. Este consumo tiene mayor impacto ambiental por la captación, el embotellado, el transporte de las mercancías, y posteriormente la gestión de los residuos de las botellas, existencia de micro plásticos, y finalmente la deposición o gestión final de los residuos plásticos o vidrio que se utiliza. Teniendo en cuenta el poco peso de esta partida en la economía familiar, se puede inferir que la calidad del agua en nuestro país es bastante aceptable, pues el nivel de este gasto se ha mantenido prácticamente sin cambios entre 2015 y 2019, año en el que gasto en agua embotellada de las familias españolas fue de 62 euros, y desde 2015 creció un 8,5%.
