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El elevado precio del alquiler obliga a los jóvenes a compartir vivienda

Chicos y chicas de entre 18 y 35 años coinciden en que «se te va más de medio sueldo» arrendando y que los requisitos para optar a ayudas son en ocasiones «inalcanzables» - Las parejas lo tienen más fácil para independizarse al compartir gastos

Un joven mira el escaparate de una inmobiliaria. JUANI RUZ

Independizarse cada vez es más difícil y los jóvenes que se atreven a dar el paso se ven obligados a compartir piso por el elevado coste de los alquileres. En esta situación se encuentra chicos y chicas de entre 18 y 35 años, quienes coinciden en que «se te va más de medio sueldo» arrendando y que, por si fuera poco, los requisitos para optar a ayudas son en ocasiones «inaccesibles». Las parejas, al compartir gastos, lo tienen más fácil a la hora de abandonar la vivienda familiar.

«Compartía casa cuando estudiaba», pero al terminar la carrera y empezar a trabajar como fisioterapeuta, Lidia Sánchez quiso «continuar teniendo cierta independencia y decidí buscar otro piso». Al final ha acabado viviendo con otras dos personas en su misma situación, porque «no cobramos suficiente para asumir un alquiler de en torno a 600 euros», que es lo que «suelen costar en la zona de San Vicente del Raspeig, que es donde yo vivo».

Entre risas, la joven asegura que «yo siempre digo que la vida está hecha para tener pareja», porque en ese caso «compartes gastos y todo es mucho más fácil». En cuanto a las ayudas, «es difícil cumplir todos los requisitos» y los trámites, en la mayoría de ocasiones, «son complejos».

Igual opina Gustavo Hernán Arenas, auxiliar de enfermería, quien asegura haber tramitado recientemente la solicitud de ayudas y «estuve a punto de desistir». Pese a ser joven y estar familiarizado con las nuevas tecnologías, asegura que el hecho de que «no se pueda tramitar de forma presencial lo dificulta mucho». «Tardé dos horas y media, me tuve que descargarme dos programas, hacer lo de la firma digital, se me cerraba la sesión por exceso de tiempo y me pidieron un montón de documentación..., empadronamiento, contrato de alquiler, la renta...» y al final consiguió solicitarlas, aunque «no sé cuándo me contestarán».

Dos jóvenes que comparten piso preparan la comida. Juani Ruz

El hecho que solo se puedan tramitar las ayudas de forma online «hará que mucha gente no las tramite porque no sepa hacerlo», e insiste en que «yo estuve a punto de tirar la toalla».

Gustavo también habla de los requisitos que piden los propietarios de las viviendas, que pasan por exigir, como mínimo, las dos últimas nóminas y un contrato de trabajo indefinido o, en su defecto, un aval bancario. Además, si el contrato se realiza a través de una inmobiliaria «has de pagar tres mensualidades», ya que «una es la comisión de la inmobiliaria, otra corresponde al mes de fianza y la otra es un adelanto del primer mes», con las dificultades que ello conlleva, ya que sumado al elevado precio de los alquileres «mucha gente no puede permitírselo».

290€ por una habitación

Los jóvenes están pagando hasta 290 euros por alquilar una habitación en un piso en el que vive más gente y comparten estancias. 

200€ de diferencia según la zona

Dentro de la provincia de Alicante la diferencia de precio por viviendas de similares características pueden ser de en torno a 200 euros dependiendo del municipio.

3-4 compañeros por vivienda

Esa es la cantidad de personas que comparte habitualmente piso para que los gastos no sean excesivos y puedan hacer otras cosas. 

En Valencia, donde vive este joven, «un piso de 300 euros es muy difícil de encontrar y si lo encuentras está cayéndose». Para conseguir una vivienda que «esté en buenas condiciones estamos hablando a partir de 500, 600, 800 e incluso 1.000 euros. Aquí son carísimas».

Del precio también habla Jordi Sanjorge, un joven que es comercial y por trabajo estuvo viviendo en las Islas Baleares, donde llegó a pagar hasta 290 euros por una habitación en una casa compartida por cuatro personas y 550 euros por un piso de apenas 30 metros cuadrados. En la actualidad reside en la provincia, concretamente en Elche, donde asegura los alquileres son más asequibles. «Estoy pagando 400 euros por un piso de 100 metros cuadrados en una zona céntrica», explica.

Arrendar un piso en las grandes urbes no cuesta lo mismo que en municipios más pequeños o en zonas periféricas. Y ésta es precisamente otra de las opciones a las que se acogen muchos jóvenes, como es el caso de Jose Llácer, ingeniero químico que empezó a vivir en un pueblo de la provincia de Castellón con su pareja porque los dos tenían trabajo allí. Pese a que con el tiempo terminó trabajando en la capital, siguen viviendo a 20 minutos en coche porque «tuvimos mucha suerte y los propietarios del piso son del mismo pueblo que mi pareja y nos dejaron muy buen precio».

Otro chico buscan una vivienda de alquiler a través de internet. | JUANI RUZ

El caso de Iñaki Serrano, comercial, es parecido, ya que su casero es su jefe. Tras una mala experiencia con los anteriores inquilinos decidió arrendarle la vivienda a él a un precio por debajo del mercado. «Nos hacemos un favor mutuo. Yo le cuido la casa y él me cobra un precio que me permite vivir solo».

René García y Concha Ferrándiz, técnico en emergencias sanitarias y técnico en animación sociocultural respectivamente, son una pareja de jóvenes cuyo periplo hasta llegar a la vivienda que hoy en día ocupan no ha estado exento de trabas. Primero fue él el que se trasladó a la Marina Alta por trabajo hace seis años. «Viví un tiempo solo en un bungalow en la zona de Pedreguer, que era más barata, y luego Concha encontró trabajo aquí y nos fuimos a una casa algo más grande en otro pueblo». Al trabajar los dos y compartir gastos pudieron trasladarse a Dénia, aunque «era todo más caro», pero la llegada de su primer hijo y tras quedarse ella sin trabajo les obligó a replantearse volver a Alcoy, su ciudad natal.

En el interior de la provincia aseguran que los precios son más asequibles, lo cual sumado a que Concha finalmente encontró trabajo en Alcoy les ayudó a tomar la decisión. «Son sobre 200 euros menos que en Dénia», una diferencia que, según destaca la pareja, «es importante».

Aunque a los dos les gustaría comprar una vivienda, Concha explica que entre el alquiler y los demás gastos «es casi imposible ahorrar» para hacer frente a la entrada de un piso. Tampoco pueden optar a ayudas de alquiler porque «al tener dos sueldos ya de entrada incumplimos los ingresos máximo, uno de los principales requisitos».

Comprar una vivienda también es el objetivo de Nacho (funcionario). Vive con su pareja por la zona de Valencia y, al igual que el resto de jóvenes, asegura que los precios de las viviendas son elevados, pero no solo de alquiler, sino también las que están a la venta, pues para adquirir una «tienes que tener mucho dinero ahorrado», sobre todo si quieres que «no sea muy antigua» y esté en buenas condiciones.

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