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Las ONG recurren a la ayuda privada ante el aumento de la demanda de comida

Supermercados y restaurantes abastecen a las asociaciones y les permiten atender el incremento de las peticiones de asistencia - Comedores sociales se nutren también de las capturas ilegales de pescado interceptadas por el Seprona

Frutas y hortalizas esperan a ser repartidas en el Banco de Alimentos. | PILAR CORTÉS

«No te puedes quedar parado esperando que la comida caiga del cielo. Tienes que moverte, y mucho». Estas palabras de Antonio Moya, responsable del comedor social del alicantino barrio de San Gabriel, resumen la situación por la que atraviesan las entidades que reparten alimentos o preparan comida para personas sin recursos.

Voluntarios del comedor social de San Gabriel cocinan varios platos y, a la derecha. | JOSE NAVARRO/INFORMACIÓN PINOALBEROLA

La pandemia ha disparado la petición de ayudas por parte de familias que se han quedado en la cuneta de la pobreza sin que este aumento haya venido acompañado de más recursos por parte de las administraciones. La iniciativa privada es la que está manteniendo a flote a estas entidades y les está permitiendo responder a la gran demanda. En el caso del Banco de Alimentos el sector de la hostelería ha arrimado el hombro, y lo sigue haciendo, durante toda la pandemia. «Bares y restaurantes nos han hecho llegar todos los alimentos que les iban a caducar debido a las restricciones o al descenso de clientes que han tenido estos meses», señala Juan Vicente Peral, director del Banco de Alimentos de Alicante. A esta entidad han llegado estos días 1,2 millones de kilos de productos de primera necesidad no perecederos que envía la Unión Europea. Pese a la crisis del coronavirus, la cantidad de alimentos no se ha incrementado. Hasta abril no volverá a entrar un cargamento de comida. «Habrá unos meses difíciles que afrontaremos gracias a la campaña de la gran recogida de alimentos que hacemos todos los años y a la iniciativa privada». El Banco de Alimentos de Alicante da de comer en estos momentos a 44.000 personas. Antes de la pandemia eran 35.000.

En una situación similar se encuentra el comedor social del barrio de San Gabriel, donde salen adelante gracias a la colaboración de cadenas de supermercados que se suma a la aportación del Banco de Alimentos. «Nos envían productos próximos a caducar y nosotros los congelamos gracias a las cámaras que tenemos y así podemos prolongar su vida». Hasta este comedor llegan también alimentos de asociaciones y de particulares que muchas veces tienen más ganas de colaborar que opciones de hacerlo. «Nos mandan bocadillos ya hechos y otros alimentos que les han sobrado de cualquier evento. Generalmente sólo nos podemos quedar con la fruta, porque no podemos garantizar que el resto de la comida esté en condiciones de ser servida. Hay que ser muy escrupuloso», señala Moya. Este comedor también se nutre de las capturas ilegales, que por tamaño no pasan la inspección del Seprona. «Nos avisan de las lonjas y vamos a recoger el pescado, así podemos ofrecer producto fresco a las familias que vienen al comedor». Estas ayudas privadas no quitan para que los miembros de esta asociación «tengamos que poner muchas veces dinero de nuestro bolsillo para adquirir algún producto necesario para cocinar ese día». En este comedor daban de comer a unas 150 personas antes de la pandemia, una cifra que con la crisis sanitaria se duplicó. «Llegamos a preparar hasta 300 menús precocinados para que la gente se los llevara a casa».

Capturas ilegales que les donan en la lonja

La asociación Alicante Gastronómica Solidaria también se ha implicado a fondo en esta pandemia, sirviendo más de 310.000 menús a familias desfavorecidas. La iniciativa privada, en este caso, también ha permitido a esta asociación cumplir con sus objetivos. Un ejemplo ha sido la última edición de la feria Alicante Gastronómica, donde se han puesto en marcha distintas iniciativas con el objetivo de recaudar fondos, como por ejemplo menús solidarios. Desde que estalló la pandemia, explica Carlos Baño, presidente de Alicante Gastronómica Solidaria, con esta entidad han colaborado más de 500 empresas alicantinas y 1.500 personas.

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