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Solo uno de cada cinco centros educativos de la Comunidad tiene una banda ancha suficiente para la enseñanza digital

El uso exclusivo del móvil limita el aprendizaje al convertir al alumno en un sujeto pasivoUn informe concluye que son cautos con las contraseñas en el instituto pero no en Instagram

Aula informática de uno de lo institutos de la provincia. | ISABEL RAMÓN

En la actualidad apenas cuentan con banda ancha suficiente y eficiente uno de cada cinco colegios e institutos en la Comunidad, el 20,46%, para avanzar en la digitalización de la enseñanza que exigen los tiempos actuales. La media nacional asciende al 35%, con Canarias, Baleares, Galicia y La Rioja claramente distanciados con más de un 70%.

Las cifras proceden del cruce de datos entre el Ministerio de Educación y el INE, Instituto Nacional de Estadística, a partir de la información facilitada por las autonomías. Un informe elaborado por expertos vinculados a la Fad, Fundación de la ayuda contra la drogadicción y el BBVA, sobre la obligada transformación digital educativa, concluye a partir de estos datos y de los resultados de su propia encuesta entre docentes de todo el país, que para alcanzar las competencias y nivel necesarios entre todo el alumnado no basta el esfuerzo de los centros escolares si no se implica al resto de la sociedad, Administración incluida.

Entre los aspectos que pueden aportar las administraciones, como es la dotación de portátiles, la Comunidad, con 3,7 alumnos por ordenador, ronda la media nacional que es de 3,4 alumnos por ordenador, pero el déficit de banda ancha está generalizado y solo un tercio de los centros acredita un rango suficiente de media.

Problemas

Los expertos ponen el acento en la necesidad de contar con estas herramientas en el aula ante los problemas detectados, como es el uso casi en exclusividad de los móviles como medio tecnológico entre los jóvenes estudiantes.

Además de que el uso del smartphone convierte a los alumnos «en usuarios pasivos» de internet, frente a las posibilidades de aprendizaje que deben aportar las nuevas tecnologías, los investigadores han detectado un analfabetismo digital también generalizado en cuanto a las medidas de seguridad que se deben mantener en las redes.

«Los estudiantes se muestran cautos con la contraseña en el centro educativo, pero no en Instagram. La alfabetización digital implica trabajar con seguridad y la correspondiente protección de datos», puntualiza Raimon Puigjaner, especialista en los enfoques con impacto social y en negocios inclusivos, coautor del informe junto a la analista y especialista en redes y nuevas tecnologías en el ámbito de la intervención psicosocial, Natalia Silva.

Edades

La edad también importa en este sentido, y los resultados de la encuesta, elaborada en el marco del proyecto Educación Conectada, revelan que a los estudiantes en Bachillerato todavía les cuesta entender que no todo debe subirse a la red, aunque estén en ello.

Sin embargo, entre los de Secundaria, ni entienden ni quieren saber de leyes y prohibiciones, «lo que se une a una falta de formación de los padres», aseveran. El comportamiento del alumnado en la red es considerado, por tanto, como «muy débil» desde el punto de vista del profesorado.

Tras su encuesta al profesorado de las distintas autonomías, los investigadores concluyen por otra parte que más de la mitad de los estudiantes arroja competencias bajas o muy bajas sobre los riesgos que corren en internet.

Implicación

Les falta tanto pensamiento crítico como el respaldo de sus familias al respecto, por lo que los especialistas sopesan la necesidad de implicar al conjunto de la sociedad «para ayudar a los centros educativos a detectar esas necesidades, a partir del impacto de la información digital en el conjunto de la sociedad».

Si todo lo que interesa se resuelve solo a través del móvil, explican, no se puede ver la utilidad de un portátil más allá de que tenga contenidos audiovisuales.

Este error de partida ralentiza el impulso que los ordenadores imprimen sobre «la mejor comprensión de lo que necesito gestionar, de forma más eficiente y con habilidades mejoradas. De ahí que la transformación digital se convierta en una cuestión social que traspasa la esfera educativa», abunda Puigjaner.

Ambos investigadores sostienen que no es responsabilidad de los centros educativos resolver este problema, aunque sí les confieren el rol de llegar a identificarlo para posteriormente poder derivarlo a otras instancias y organizaciones sociales que colaboren en aportar soluciones reales.

Urge un Plan Digital en cada colegio e instituto

Los centros elaboran planes para todo, de contingencia contra el coronavirus, de convivencia contra el acoso escolar, pero los expertos subrayan la urgencia de planes digitales de centro, en función de las características del alumnado en cada uno de ellos. «Se trata de un proceso en el que arrancas y que nunca vas a terminar, pero urge ponerlo en marcha», aprecia Raimon Puigjaner. Este plan del que carecen colegios e institutos debe pivotar sobre la adquisición de la competencia digital, que implica «el uso creativo, crítico y seguro de las tecnologías de la información y la comunicación para alcanzar los objetivos relacionados con el trabajo, la empleabilidad, el aprendizaje, el uso del tiempo libre, la inclusión y la participación en la sociedad».

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