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Alicante Gastronómica: Las cocinas de los más pobres

Preparan más de 3.000 menús a la semana para personas sintecho, que agradecen tanto la comida caliente como la conversación con los voluntarios - La ONG hace un llamamiento a la colaboración ciudadana en el reparto

Una persona sin hogar recoge el menú de Alicante Gastronómica. Pilar Cortés

«No es solo vivir en la calle. Somos invisibles ante la mayoría excepto para lo malo, pero también hay gente buena que nos ayuda y se para a hablar con nosotros». Juan M., de más de 50 años y que escribe poemas, perdió su trabajo como soldador por la pandemia y sin dinero no se puede costear un alquiler: es una de las personas sin hogar que espera la cena caliente que Alicante Gastronómica Solidaria reparte miércoles, sábados y domingos y los minutos de conversación con los voluntarios que llevan los menús en dos rutas distintas donde viven los sintecho.

Cuando se cumple el primer aniversario de las cocinas de la ONG en Ciudad de la Luz, la actividad no decrece, sino más bien al contrario. Preparan una media de 450 comidas al día, más de 3.000 a la semana, para que las personas que duermen en la calle tengan cena caliente de lunes a domingo. Cuando no salen a repartir, Alicante Gastronómica cocina para otra decena de asociaciones que prestan ayuda a los más pobres.

La entidad inició su labor solidaria en el CDT cuando estalló la pandemia para auxiliar a las familias más vulnerables y ahora se centra en alimentar a quienes viven en la calle, «que realmente lo necesitan porque no tienen posibilidad de cocinarse», apunta Carlos Baño, presidente de Alicante Gastronómica. «Hacen cola aunque haga frío para recoger un plato caliente. Damos de comer sin distinción de raza, color ni religión, todo eso nos da igual», señala. Este miércoles repartieron 220 menús de estofado de carne de pollo y 30 halal con pescado, junto a un brik de leche, café, agua, caldo y granadas, obsequio de los agricultores, que cada semana les envía un millar de kilos de frutas y hortalizas.

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Alicante Gastronómica prepara más de 3.000 menús a la semana para personas sintecho Pilar Cortés

La idea de preparar menús solidarios cuando estalló la crisis sanitaria utilizando la infraestructura de la cancelada feria agroalimentaria fue apoyada desde el minuto uno por Carmencita y su presidente Jesús Navarro, con especial participación en la iniciativa «Última hora» de asistencia a los sintecho; por mercados, supermercados, agricultores y todo tipo de colaboradores hasta superar las 600 empresas «con alma», lo que ha hecho posible que en apenas un año y medio hayan repartido más de 320.000 menús solidarios a personas necesitadas de 30 municipios y que siga vivo un proyecto «que se coló en muchos corazones», dice Baño. En este tiempo han pasado por sus cocinas más de 1.400 «héroes con delantal», aunque ahora se necesitan voluntarios para continuar la cocina y el reparto, de ahí el llamamiento a la colaboración.

Daniel Ortiz apoya la causa solidaria desde el principio. Los miércoles se pasa todo el día cocinando en Ciudad de la Luz y sale a repartir. «Cuando les das la comida y les ves la sonrisa te reconforta poder ayudar», afirma. Fernando Miñana, mayorista y proveedor de frutas y hortalizas, señala que «hacemos un poco de psicólogos. Nos dirigimos de tú a tú a ellos como compañeros y agradecen la atención». Para Gicelia Dos Santos, también voluntaria, es lo mismo el trabajo de alta cocina que el que realiza para los sintecho, «le pongo igual de cariño, amor y dedicación. Me llama más el reto de hablar con ellos que la propia comida, porque hay algunos que no han conversado con nadie en todo el día».

Voluntarios PILAR CORTÉS

Alicante Gastronómica percibe un repunte de las personas sin hogar en Alicante desde la pandemia. Personas a las que la crisis ha empujado por primera vez a la calle, como María Teresa y su hijo de 23 años, que se desplazaron desde Ciudad Real pensando en encontrar trabajo: «pagamos el alquiler de una casa pero se quedaron el dinero y no nos dieron el piso». Y Francisco, de 53 años, soldador que se quedó parado en la pandemia y en la calle, y que se apoya en el sentido del humor «para no dejarme caer». Y un joven colombiano de 23 años con familia en Burgos que llegó con «falsas promesas» de un empleo de camarero que confiesa que se le vino el mundo encima.

El proyecto se amplía: Alumnos en formación que cocinan el pan y procesan el pescado


Con la vuelta a sus trabajos de los cocineros que se quedaron en paro por la pandemia, surgen nuevos apoyos a la causa como los alumnos de los cursos de formación que se imparten en los fogones de Ciudad de la Luz y que tienen un papel básico ahora mismo en la elaboración de los menús. Los de sala y cocina hacen el pan, y los del módulo de pescadería procesan el producto para hacer los guisos. La comida se cocina por la mañana, se calienta en hornos de vapor para que no pierda cualidades y se reparte en contenedores térmicos para que llegue caliente a su destino en las furgonetas del servicio «Última hora».


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