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Las diez tecnologías emergentes que pueden cambiar la sociedad

El libro «España a ciencia cierta», coordinado por el catedrático de Química Inorgánica Javier García y en el que participan 12 expertos, identifica los avances que puede mejorar la competitividad de la economía

Un momento de la presentación del libro, en la tarde de ayer. | INFORMACIÓN

Que España debe cambiar el modelo productivo es un mantra que nos persigue desde hace años, sin que jamás llegue a materializarse. Sin embargo, la llegada de los fondos europeos derivados de la pandemia es la oportunidad de transformar la economía española, de hacerla más justa y más competitiva.

A modo de hoja de ruta para este objetivo nace el libro «España a ciencia cierta», coordinado por el catedrático de Química Inorgánica y director del Laboratorio de Nanotecnología Molecular de la Universidad de Alicante (UA), Javier García, titular además de la Cátedra de Ciencia y Sociedad de la Fundación Rafael del Pino, donde se ha presentado este trabajo en la tarde del miércoles. La obra es una radiografía de las fortalezas y las oportunidades del sistema productivo español y en la misma se han identificado las diez tecnologías emergentes que tienen un mayor potencial para mejorar la competitividad de la economía. Estas son: telemedicina, fotónica, nuevos procesos para la generación de hidrógeno, neurociencias, matemáticas para el procesamiento de datos, realidad aumentada, test rápidos, supercomputación, agricultura de precisión y nanomedicina.

Para buscar el germen de esta obra hay que retrotraerse a 2019, cuando García coordinó a un grupo de 12 expertos para identificar las tecnologías emergentes con un mayor potencial. Entre ellos figuran, entre otros, Andrés Pedreño (catedrático de Economía Aplicada); María Blasco (directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas); la ingeniera en Telecomunicaciones Nuria Oliver; el matemático del CSIC Manuel de León; o Pablo Artal (catedrático de Óptica en la Universidad de Murcia).

Javier García ha señalado a Efe que cada una de las tecnologías seleccionadas en esta obra tiene la capacidad de mejorar significativamente la competitividad de las empresas y hacerlas avanzar hacia una economía circular, más sostenible y resiliente; pero también más centrada en las personas, su salud y bienestar.

El catedrático ha incidido sin embargo en que para alcanzar todo el potencial de estas tecnologías emergentes es necesario aplicarlas en su conjunto, ya que se apoyan y complementan entre sí, y ha subrayado además la importancia de un trabajo de estas características en un momento marcado por la optimización de los fondos europeos y la creación de empleo de calidad. No obstante, se corre el riesgo de que estos fondos se gasten en lo que no corresponde, «en rotondas digitales», como ya ha ocurrido en otras ocasiones.

«Si utilizamos los fondos para comprar las tecnologías que desarrollan otros jamás saldremos de la posición de dependencia y debilidad que caracteriza a nuestra economía; si los usamos para desarrollar las tecnologías que aquí se describen, podremos construir la economía del conocimiento que nos permita salir de la espiral de desempleo, precarización y baja competitividad que caracteriza nuestro sistema productivo», ha manifestado.

A su juicio, es urgente pasar del «Pacto por la Ciencia» a un Plan por la Ciencia. «A estas alturas nadie discute que la ciencia es importante para el futuro de nuestro país; llegar a un consenso sobre este punto es tarea fácil, lo difícil es construir un plan compartido e inspirador que mueva a la acción», ha adelantado el catedrático, que preside la Academia Joven de España.

El informe que realizaron los científicos, plasmado ahora en esta obra, no identifica tecnologías «prometedoras» sino innovaciones que están ya al alcance de la mano y disponibles para generar nuevas oportunidades y en las que España tiene la posibilidad y los medios necesarios para encontrar sus propios desarrollos y ventajas competitivas. En este sentido, García quiere que esta obra «no se quede en un informe académico», sino que sea una hoja de ruta hacia ese cambio productivo.

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