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Los regantes anuncian un invierno «caliente» por los recortes al trasvase del Tajo

El Sindicato Central se suma a las movilizaciones anunciadas por la Federación Nacional en las calles a partir del próximo 15 de enero

Marcha de protesta en tractores el pasado mayo en Elche. | MATÍAS SEGARRA

La Federación Nacional de Comunidades de Regantes, -500.000 agricultores y más de dos millones de hectáreas-, ha comenzado a organizar lo que avanza como un «invierno caliente» con movilizaciones para protestar contra la amenaza de no tener suficiente agua para regar durante los próximos años. Todo ello motivado por los nuevos planes hidrológicos, que serán aprobados la próxima primavera sin tener en cuenta, según denuncia Fenacore, la valoración del regadío, un sector que concentrar al 70% de los usuarios del agua. Protestas a las que se sumará, como miembro que es de Fenacore, el Sindicato Central de Regantes del Tajo-Segura, el más afectado por la política del Ministerio para la Transición Ecológica, que, en base a los datos que maneja sobre la disminución de las lluvias en los próximos 50 años, apuesta por la desalación y la reutilización de agua depurada como alternativa a los recortes del trasvase.

Fenacore advierte de que la planificación hidrológica está desenfocada al anteponer el «extremismo ecologista» a la satisfacción de las necesidades básicas como el agua, de las que depende la producción de alimentos. Estos planes atentan, según los regantes, contra el regadío, tal y como han hecho saber por carta al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, trasladándole el malestar del campo por la discriminación que sufre el regadío en la agenda política. De momento, no ha habido ningún tipo de reacción desde Presidencia, y la vicepresidenta, Teresa Ribera, no cede.

Los regantes sostienen que si el precio de la luz o la crisis energética es un problema de primer orden en España, la posible falta de agua para regar debería preocuparnos en la misma o mayor medida, porque de ella depende el sector agrícola y ganadero. Sobre todo, añaden, porque las infraestructuras hidráulicas son las grandes olvidadas en la agenda del Gobierno.

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