Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un empleo para dejar atrás la calle

Tres personas sin hogar consiguen alojamiento y trabajo a través de un programa de inserción que ha emprendido Cruz Roja

Los contratos se firmaron días atrás y se prolongarán seis meses. | PINO ALBEROLA

Abandonar la calle a través del empleo. Este es el objetivo de un nuevo programa que acaba de poner en marcha Cruz Roja Alicante. Gracias a esta iniciativa, personas sin hogar son contratadas en empresas para, de esta manera, reconducir su vida y abandonar la espiral de pobreza que les ha llevado a esa situación. El programa ya ha conseguido insertar laboralmente a las tres primeras personas en la provincia de Alicante. A. A. S., quien prefiere guardar el anonimato, es uno de ellos. Con apenas 21 años ya sabe lo que es vivir en la calle, tras salir de un centro de menores y pasar por un piso tutelado «del que fui expulsado». Tras pasar por un exhaustivo proceso de selección y formación ha comenzado a trabajar como mozo de almacén en la empresa de calzado Gioseppo. Sus sueños a partir de este momento son sencillos. «Lo único que deseo es mantener el empleo para sacarme el carné de conducir y alquilar una habitación».

Los tres primeros beneficiarios del programa de ayuda de Cruz Roja posan con varios responsables de la entidad. | PILAR CORTÉS

Este programa nace de la experiencia previa que Cruz Roja tiene de trabajar con personas que viven en la calle, casi 200 en la ciudad de Alicante y poder insertar a estas tres primeras personas «no ha sido algo que haya surgido de la noche a la mañana», como insiste en remarcar Remedios Alarcón, presidenta de la asamblea local de la entidad. «Veíamos que muchas personas realmente querían salir de su situación, pero necesitaban de una mano que les sacara de la calle». La originalidad de este proyecto es que el empleo es el trampolín que intenta hacer posible que las personas dejen el sinhogarismo. «Otros programas lo que hacen es facilitar primero una vivienda y nosotros lo hemos querido hacer al revés», añade Alarcón. Una de las partes más complicadas fue la selección de las personas que entrarían en este programa. «El perfil debía de corresponder a personas de entre 20 y 45 años, que no llevaran más de tres en la calle, sin adicciones y sin patología mental grave». Después de una primera fase de atención psicológica, los candidatos recibieron formación para, por ejemplo, saber hacer sus currículums.

Un empleo para dejar atrás la calle

Tampoco ha sido sencillo encontrar a empresas que estuvieran dispuestas a contratar. «El Ayuntamiento nos ha ayudado mucho porque las empresas aún no están concienciadas». Finalmente han sido tres -Gioseppo, Carmencita y Tescoma- las firmas que se han ofrecido a dar una segunda oportunidad a estas personas que, finalmente y antes de comenzar a trabajar, han hecho un curso práctico. Como mozo de almacén en Tescoma trabaja Joaquín, quien llevaba cinco años en la calle. Antes de esta oportunidad había tenido trabajos esporádicos, «pero trabajar y vivir en la calle es muy complicado». Precisamente para tratar de salvar los obstáculos que impone no tener hogar, durante las primeras semanas Cruz Roja financia la estancia en un hostal. «Nos dimos cuenta que estando en la calle tenían muchas ganas de trabajar, pero sin un sitio donde descansar o ducharse es muy complicado poder mantener el empleo», destaca Tania Sanchís, responsable del programa de personas sin hogar.

Como cocinero en Ciudad de la Luz, y de la mano de la empresa Carmencita, va a trabajar J. J. A., asturiano de nacimiento, donde llegó a regentar cuatro restaurantes. «Vine a Alicante tratando de abrir un negocio, pero todo salió mal». Tras tocar fondo y conocer lo peor de la calle, se siente agradecido por esta nueva oportunidad y sólo quiere estabilidad y retomar su vida.

El compromiso de las empresas es que el contrato se prolongue durante seis meses. «Tenemos mucha confianza en que todo salga bien, porque todos tienen claro que no quieren volver a la calle», sostiene Helena Carrillo, psicóloga de Cruz Roja.

Compartir el artículo

stats