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Luces de Navidad como «terapia» frente al covid en Alicante

Los sociólogos aseguran que el aumento de iluminación en los balcones desde el estallido de la pandemia es una señal de «sentido de comunidad»

Balcones engalanados por Navidad en diferentes edificios de la ciudad de Alicante, tras la proliferación de iluminación durante los dos últimos años.

Un balcón con luces cálidas fijas. El del vecino de al lado con luces azules parpadeantes. El de arriba con luces multicolor que cambiar de ritmo. El estallido de la pandemia ha provocado importantes cambios en la sociedad española, unos relevantes y otros curiosos, como la proliferación de iluminación en los balcones. En los dos últimos años, aunque con mayor incidencia en este 2021, resulta cada vez más habitual ver balcones iluminados en los edificios, sobre todo en los más nuevos.

Los motivos elegidos para iluminar los balcones alicantinos suelen ser muy variados, aunque imperan las guirnaldas de tonos cálidos, azules y multicolores. | PILAR CORTÉS

Basta con darse un paseo por edificios y sobre todo urbanizaciones de barrios como los PAU, San Blas, Florida o Albufereta, entre otros. Esta «moda» tiene una explicaciones para los expertos. «La pandemia que estamos viviendo ha limitado el contacto con la familia durante mucho tiempo y ha significado la pérdida de familiares cercanos. Es muy posible que estas fiestas se vivan de manera muy especial debido a esta circunstancia y que esto se demuestra también en el engalanamiento del interior y exterior de las viviendas», señala Liberto Carratalá, profesor del Departamento de Sociología I de la Universidad de Alicante, quien apunta a que el «engalanamiento de calles y balcones cumple una función de cohesión social», ya que «mostrar públicamente el adorno, además de contribuir a la generación de un ambiente genuinamente navideño, te define como un miembro de la comunidad implicado en el mantenimiento de las tradiciones».

Luces de Navidad como «terapia» frente al covid

En una línea similar se muestra Esther Medina, profesora también del Departamento de Sociología I de la Universidad de Alicante: «El hecho de que haya más luces en las calles y en el exterior de las casas es muy probable que no solo nos haga sentir mejor, sino sea una manera de comunicar, no solo nuestra alegría de poder continuar compartiendo la vida con nuestras familias, con nuestros amigos y con nuestro propio vecindario, sino también, la de informar de nuestro ánimo de seguir haciéndolo, así como de la esperanza de un futuro mejor». La profesora, que participa en el grupo de investigación de Sociología de la Innovación y del Cambio Social, explica que esta tendencia «parece ser una muestra indiscutible de la capacidad de respuesta de supervivencia y solidaridad que la especie y la sociedad en su conjunto tiene ante situaciones tan adversas y catastróficas, a pesar de las enormes consecuencias de la pandemia y su impacto en la vida de todos y de la sociedad en su conjunto».

Luces de Navidad como «terapia» frente al covid

Ambos investigadores ligan el incremento de la iluminación en los balcones de las viviendas a la tendencia de los ayuntamientos de gastar cada vez más para engalanar las ciudades en Navidad, que deja a la capital alicantina entre las ciudades que más gastan por habitante, al invertir unos 343.000 euros en iluminación navideña, superada en esta tasa por ciudades como Vigo y Málaga. «El uso de la iluminación tiene un fuerte componente emocional y también de marketing. De ahí que el propio Ayuntamiento, que no nos olvidemos que es administrado por personas, promueva acciones que, por un lado, incentiven las actividades al aire libre y, por otro, fomenten el consumo en estas fiestas tan señaladas con el fin de reactivar la actividad económica tan dañada tras la pandemia», según la profesora Esther Medina, de la UA. Por su parte, su compañero de departamento universitario, Liberto Carratalá, añade que «la iluminación que parte de la iniciativa institucional tiene un objetivo eminentemente económico», ya que «crea ambiente y eso ayuda a dinamizar las ventas». Sin embargo, «hay más», añade. En los últimos años «parece que los consistorios han entrado en una carrera por ser el que más potencia lumínica exhibe en sus decoraciones navideñas», según el sociólogo, quien considera que se trata de «una cuestión de estatus, como ocurre en las propias familias».

Luces de Navidad como «terapia» frente al covid

El Ayuntamiento de Alicante, en esta segunda Navidad marcada por la pandemia de covid que estalló en 2020, se adelantó a todas las principales capitales españolas, encendiendo la iluminación navideña el 18 de noviembre, un mes antes de los días grandes, con 870 arcos y guirnaldas dan brillo con dos millones de leds a la ciudad, con el objetivo de «incentivar las compras y atraer nuevos visitantes como reclamo turístico, buscando una vez más lograr impulsar el comercio local con más días para adquirir regalos y los tradicionales objetos navideños de estas fechas tan señaladas».

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