Llamaba la atención. Un enorme cartel, un pupitre, un libro de lectura, un ordenador y su hijo, de doce años. Víctor Granero se plantó a las puertas de la jefatura provincial de Alicante para reclamar lo que lleva luchando mediante escritos y continuas visitas a lo largo del curso para que su hijo «avance en la enseñanza».
«Ha pasado al instituto con toda la Primaria aprobada y sigue con materias de Primaria», lamenta. El dictamen psicopedagógico del menor, autista, del que es conocedor su tutor apunta un 45% de discapacidad pero el padre asegura que su hijo puede ir más allá y no se le está dando toda la enseñanza necesaria. Está convencido de que con mayor tiempo de integración en el aula ordinaria con el resto de compañeros del instituto mejorará su capacidad, además de que reclama otro instituto más cerca de su barrio, en San Gabriel, para que el niño pueda estar entre los conocidos de ir en bici y compartir la calle.
Desde la conselleria informan de que «los especialistas y educadores que trabajan con el alumno están en un continuo acompañamiento pedagógico y continuaran en ello como no puede ser de otra manera», así como que «recibe toda la atención educativa específica y personalizada necesaria», y que a la familia «se la ha atendido en varias ocasiones anteriores para solucionar cualquier duda».
Ayer mismo, a raíz de su plante, fue recibido por el inspector de su centro educativo, la coordinadora de la CIR, la jefa de servicio de la Unidad Educativa de Orientación, la tutora del aula específica donde esta escolarizado el niño y la orientadora del centro. Le dijeron que en función del avance que muestre el menor podrá aumentar su integración, y que el curso próximo podría ser trasladado a otro centro.
