Traumatólogo y especialista en el tratamiento del dolor crónico. El doctor Martínez es de origen francés y cuenta con una dilatada trayectoria internacional, además del reconocimiento de numerosos premios. Ahora, da su visión de dos años de pandemia desde diferentes perspectivas, también su campo de trabajo.
La gestión de la pandemia ha sido muy diversa. ¿Han existido medidas preventivas acertadas?
A toro pasado uno puede ser muy listo siempre. Primero hay que ser consciente que la situación era muy novedosa y muy difícil de gestionar por parte de todos. Eso debería ser una lección a aprender. Deberíamos hacer planes adecuados para futuras pandemias, para futuras alertas sanitarias que puedan surgir y actuar de forma unitaria, contundente y más eficaz.
¿Tomaría como referencia algún ejemplo concreto?
Puede ser más o menos polémico, pero estoy absolutamente de acuerdo con las medidas de confinamiento que se hicieron al principio. Ayudaron a frenar mucho la primera ecuación de la pandemia. La mascarilla, tanto en exteriores como en interiores, creo que es una medida todavía necesaria, hay que ser precavidos. Se puede hacer una economía sostenible al mismo tiempo que estamos aplicando medidas de precaución, especialmente vacunarse.
Durante estos dos años, ¿las personas han demostrado que se puede confiar en su responsabilidad individual?
Por mucho que se diga, estoy orgulloso de cómo ha actuado la población en general y sobre todo en España. Creo que se ha comportado de forma ejemplar, salvo excepciones. Deberíamos de orientarnos de manera más positiva. Han aceptado un confinamiento y la inmensa mayoría lo ha cumplido a rajatabla. Cuando nos hemos tenido que vacunar hemos acudido todos, somos de los países con mayor índice de vacunación. Por lo tanto, podemos estar orgullosos de tener un país que se ha comportado como debería comportarse.
Comenta esa comunicación entre profesionales, lo que no ha sucedido a nivel político entre países o entre comunidades autónomas.
Eso se ha dejado en evidencia. La coordinación internacional, la independencia de cada país según su situación política interna para tomar unas medidas u otras, eso es bastante criticable porque el virus es igual en un lado y en el otro. En España especialmente, se tendría que haber escuchado mucho a la entidad científica. No se ha sabido separar muchas veces lo que es la política interna con el interés general.
Como traumatólogo, ¿qué le parece que sus compañeros de especialidad refuercen el servicio de Urgencias haciendo tests y firmando bajas?
Estoy orgulloso de formar parte de ese colectivo de profesionales, de ser sanitario porque ha demostrado la vocación de la que disponemos y la capacidad de sacrificio que existe en el colectivo. Así que a todos aquellos ahora mismo que les toca afrontar esto y que están saliendo de sus disciplinas para apoyar otra nueva situación de emergencia, mi más grande admiración y orgullo de lo que están haciendo.
Y como especialista en el tratamiento del dolor, ¿ha tenido un nuevo perfil de pacientes a raíz de las secuelas del covid?
El paciente con dolor crónico se ha quedado atrás en esta pandemia. No ha recibido un diagnóstico adecuado ni un tratamiento adecuado. El índice de pacientes con dolor crónico que están descompensados sin un tratamiento adecuado se ha incrementado y los centros privados como los nuestros han tenido que amortiguar esta situación. Por otra parte, el propio covid ha creado el síndrome de covid persistente, que va asociado a distintos tipos de fatiga crónica, dolor de tipo neuropático, dolor de índole crónico.
«La mascarilla, tanto en exteriores como en interiores, creo que es una medida todavía necesaria, hay que ser precavidos»
¿Y cómo se están tratando estos síntomas?
Estamos aplicando protocolos similares a dolores similares y estamos viendo que no en todos los pacientes son muy eficaces, por lo tanto estamos diseñando nuevos algoritmos, nuevas formas de abordaje y estamos en una fase de desarrollo en este tipo de tratamientos para el paciente con covid persistente. Estamos todavía en una fase de desarrollo e investigación sobre ello. Hay pacientes que ya están viendo mejoría y hay otros en los que los dolores siguen siendo resistentes.
Siempre se ha confiado en el personal sanitario. ¿Por qué ahora existe una reacción más reacia a la opinión de profesionales como usted?
El grado en el que se confía en el personal sanitario y científico de un país va directamente proporcional con el grado de educación de un país y ha evidenciado que, no solo en España, en todos los países, se tiene que incidir y se tiene que mejorar la educación de la población, en cuanto a los temas sanitarios, en cuanto a la cultura científica.
La variante ómicron ha dejado la creencia de una disminución de la virulencia del virus. ¿Se puede tratar como una gripe común?
La experiencia reciente nos dice que debemos ser muy precavidos, que antes de tomar decisiones y banalizar situaciones hemos de llegar realmente a las evidencias y a la certeza. Parece que ómicron es algo más leve en evolución que las variantes anteriores. Tenemos que ser honestos y saber que todavía sabemos poco sobre este virus
«El paciente con dolor crónico se ha quedado atrás. Los centros privados han tenido que amortiguar esta situación»
Ahora ya se está hablando de Deltacron. ¿A qué se atiene ahora la población?
Deltacron es una variante que no ha sido demostrada. Hay que esperar un poco más para poder saber si eso existe o no. Parece que las informaciones que vamos obteniendo es que ha sido más un error técnico de laboratorio.
En este sentido, ¿hay fecha para el fin de la pandemia tal y como lo entendemos?
El riesgo de equivocarse es alto, pero si siguen las tendencias como las que estamos viendo, yo creo que para Semana Santa esto puede estar ya, por lo menos, controlado y pasado a una fase endémica. Creo que 2022 será el fin de la pandemia. Empezaremos con la endemia.
