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Alrededores del Castillo de Santa Bárbara: Un entorno poco cuidado para un BIC

El ascenso al Castillo por carretera y la subida a la muralla por la Ereta no ofrecen un buen aspecto

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Mal estado del parque de La Ereta

Alrededores de un hito patrimonial. Mientras el bipartito de Alicante prepara el pase de la gestión del Castillo a manos privadas «para mejorar la oferta del Bien de Interés Cultural», su entorno deja bastante que desear.

Las espectaculares vistas de Alicante desde cualquier punto del Benacantil y la monumentalidad del Castillo en la cima del monte quedan empañadas por un entorno poco cuidado para un Bien de Interés Cultural, cuya nueva gestión privada arrancará con catas de vinos y visitas guiadas. La empresa adjudicataria, Esatur, se hará cargo del servicio de dinamización y de las actividades a realizar en la fortaleza a partir del 24 de enero por al menos dos años. Pero, más allá del hito patrimonial visitado al año por más de 400.000 personas (que el Ayuntamiento de la ciudad quiere duplicar con la externalización de las actividades), hay margen de mejora en los alrededores del monumento, desde el parque de la Ereta a los accesos, bien por la carretera, bien por los senderos que se dirigen a la muralla y que permiten el ascenso a pie.

En la subida por carretera al Castillo hay varios puntos con desprendimientos y vallas. | ALEX DOMÍNGUEZ

Una de las deficiencias que más llama la atención es el mal estado del vial por el que suben los nuevos microbuses pero también decenas de turistas que mantienen la costumbre de acceder a pie a la fortaleza pese al nuevo servicio de transporte. A la falta de aceras en uno de los márgenes, que lleva a muchos peatones a deambular por la calzada, se suma el deterioro del firme con grietas y hundimientos. La mayoría se fija en la existencia de al menos dos puntos en los que se han producido desprendimientos de piedras en los muros situados junto a la carretera. Detrás está el vacío, que el Ayuntamiento ha señalizado con vallas para impedir caídas pero llevan en este estado cerca de dos años.

Uno de los puntos peligrosos está próximo al acceso al parque de la Ereta, un espacio verde que sufre especialmente los embates del botellón pues numerosos grupos acostumbran a reunirse allí.

Proliferan las pintadas; y la fuente ornamental de chorros de agua lleva tiempo sin funcionar, según denuncian vecinos del Casco Antiguo. Desde el Ayuntamiento de Alicante señalan que es algo puntual y que la han parado para solucionar una avería. La jardinería en cambio presenta un aspecto cuidado con trabajadores de mantenimiento en tareas buena parte de la mañana.

Pintadas en el parque de la Ereta, donde la fuente ornamental de chorros ayer no funcionaba. | ALEX DOMÍNGUEZ

Los grafitis también ensucian la piedra de algunos puntos de la muralla. En el sendero que sube desde el parque de La Ereta, donde las vistas de la Cara del Moro impactan, llega un momento en que el ascenso (o bajada) se termina abruptamente a causa de unas vallas que impiden el paso. Los numerosos turistas que acceden a la privilegiada zona optan por dar la vuelta (algunos saltan las vallas); o bien atajan por debajo de un arco por el que salen a una zona de matorral en la que quedan restos de botellón y una vegetación muy descuidada. A través de unos peldaños de piedra blanca se retorna al sendero, un punto que también ha estado vallado hasta hace pocos días y donde queda el pilón de una antigua fuente. Se trata de la muralla oeste del Castillo de Santa Bárbara, restaurada en 2019 para evitar desprendimientos. La intervención costó 100.000 euros y duró dos meses para devolver la construcción a su estado original. La reparación de los desperfectos permitió recuperar este acceso a la fortaleza, que no se puede disfrutar en su totalidad por las vallas que cortan el paso y que intentan evitar que grupos de personas suban a la muralla a beber.

Los vecinos del Casco Antiguo pidieron el cierre de las puertas del parque de la Ereta al desmadrase el botellón, con el barrio de Santa Cruz en pie de guerra también por actos vandálicos de jóvenes que se suben a la muralla, a la nueva pasarela y al parque, y lanzan botellas de cristal contra sus casas. Consultado el bipartito por las pintadas y las vallas, este diario no obtuvo respuesta.

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