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Homenaje a los que fundaron Benalúa

Alicante Vivo publica un callejero biográfico sobre la sociedad «Los Diez Amigos», que en 1882 diseñó el primer barrio moderno de la ciudad. El libro se presenta mañana junto a la iglesia San Juan Bautista

El edificio de los juzgados fue primero cárcel, y en ella murió el poeta Miguel Hernández. Después se convirtió en reformatorio, historia que también recoge el libro. | PILAR CORTÉS

En 1882 un grupo de diez amigos crearon una sociedad para hacer realidad su sueño de crear un barrio con todos los servicios del momento, en lo que entonces eran las afueras de Alicante. El ayudante de obras Pascual Pardo Gimeno, que firmaba los planos, los reunió y diseñaron una barriada de calles bien definidas, arboladas, con viviendas dotadas de aseo y ventiladas, con plazas, escuelas, iglesia, mercado y un teatro, el Polo, que llegó a competir con el Principal. Así nació el primer barrio moderno de Alicante, Benalúa.

La sociedad «Los Diez Amigos» ideó el nuevo distrito como una urbanización privada pero abierta al paso. En 1896 cedió su gestión al Ayuntamiento, y Benalúa pasó a ser un barrio más de Alicante. Alfredo Campello y Ernesto Martín, de Alicante Vivo, reconstruyen calle por calle la historia del barrio en un homenaje inédito a los fundadores en el «Callejero biográfico del barrio de Benalúa», que se presenta mañana domingo 30 de enero a las 13 horas en la entrada de la iglesia San Juan Bautista, en la calle Foglietti, 37. Como el citado Pardo Jimeno, cuyo apellido aparece erróneamente con «G» en los rótulos de la vía, aunque firmaba con «J» en las actas de la sociedad. El resto de integrantes que también tienen sus calles son los comerciantes Armando Alberola, José Carratalá y Pedro García Andreu; José Carlos Aguilera, marqués de Benalúa; Arcadio Just, doctor en Farmacia; José Soler, catedrático de Física y Química y alcalde de Alicante; el arquitecto José Guardiola; el técnico de Obras Públicas Juan Foglietti; y el abogado Francisco Pérez Medina. Según recuerda Campello, en «Los Diez Amigos» convivían masones, ultraconservadores, monárquicos, republicanos y liberales. Crearon otra sociedad, «Los Nueves», que llevó la primera línea del tranvía al barrio.

Los autores del callejero biográfico aportan datos hasta ahora desconocidos como la existencia de un undécimo miembro de la sociedad, el industrial ilicitano Clemente Miralles de Imperial. «Fue el único que se quedó sin calle, estuvo pocos meses pero fue miembro fundador. Dejó la sociedad antes de que se sortearan las calles, de que se rotularan y de que se instalara la placa fundacional en la plaza de Benalúa», retirada por la República, reconvertida en mesa, hallada en un contenedor de obra, recolocada con la reforma de la plaza y desaparecida. En su lugar hay una copia.

Alfredo Campello y Ernesto Martín, autores del Callejero Biográfico del Barrio de Benalúa. PILAR CORTÉS

El callejero va más allá de los fundadores e incluye 90 personas que dan nombre al barrio. El contenido se extiende a zonas anexas como el Rincón de la Gloria, «porque se vivía muy bien»; Benalúa Sur; Miguel Hernández; Pérez-Cossío (denominado el Cuerno porque se guardaban animales astados); Alipark; Francisco Albert; barrios desaparecidos como las Casitas de Renfe, arrastrado por la riada de 1982; y el de las industrias textiles, derribado en los 80. Están los nuevos juzgados, que fueron una cárcel y en ella murió el poeta Miguel Hernández; el asilo; las harineras y las chimeneas.

«Alfredo y yo somos fanáticos de la historia reciente y nos encanta divulgarla. Teníamos tanta información que queríamos volcarla en un libro», señala Ernesto Martín sobre una obra concebida en el confinamiento. La investigación a partir de registro civiles, archivos y prensa de la época, incluye la leyenda del fantasma del controvertido Prytz en su palacete de la calle Foglietti; la figura del inventor Trino Esplá, padre del músico Óscar Esplá; y la desgracia del contratista que hizo el teatro Polo, José Jover, quien se arruinó a los 2 años de la obra, y perdió a su mujer e hijo. El edificio fue derribado en la década de los 30 tras años de abandono y acogió el grupo escolar.

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