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El alcohol como válvula de escape del covid: un 77% más de jóvenes atendidos por borracheras

- 271 menores fueron asistidos en Urgencias de los hospitales el año pasado por intoxicaciones etílicas - Los expertos creen que las restricciones han aumentado la práctica del botellón

Un grupo de jóvenes consume alcohol en un parque de la provincia. | ANTONIO AMORÓS

El abuso de alcohol entre los jóvenes es un fenómeno que la pandemia no ha logrado frenar pese a que sector del ocio ha sido uno de los más castigados por esta crisis sanitaria. Toque de queda, cierre de pubs… pese a estas limitaciones los jóvenes han seguido bebiendo, y mucho, a tenor de las cifras de menores atendidos en Urgencias de los hospitales de la provincia por intoxicaciones etílicas.

En el año 2021 fueron 274 los menores que necesitaron asistencia médica por haber consumido alcohol en exceso, una cifra que se sitúa por encima de la registrada en 2019, antes del covid, y que supone un aumento del 77% respecto al año 2020, cuando las restricciones por el coronavirus fueron aún mayores que el año pasado.

«El alcohol está sirviendo de válvula de escape y eso puede ser peligroso» ENRIQUE PÉREZ, PSIQUIATRA HOSPITAL GENERAL ALICANTE

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En todas las grandes ciudades se ha visto cómo la práctica del botellón ha ido en aumento durante los últimos meses, volviéndose en ocasiones difícil de manejar por el volumen de jóvenes congregados.

Para algunos especialistas este fenómeno va más allá de una moda que lleva de cabeza a las autoridades y a la Policía. Se ha convertido para los jóvenes en una válvula de escape, en una señal de rebeldía, en medio de tantas restricciones y prohibiciones. «Una parte de la identidad de los jóvenes se crea en espacios de socialización», explica el sociólogo de la Universidad de Alicante Liberto Carratalá. De ahí que el botellón se haya configurado como uno de estos espacios en los que juntarse con los amigos, sobre todo después de que las restricciones impuestas por la pandemia hayan obligado a los jóvenes a meterse en casa y a reducir sus contacto sociales. «Les han limitado en aquello que más les gustaba y eso ha generado tensiones porque los adolescentes tienen necesidad de socializar para construir su identidad y transformarse como personas», añade el sociólogo de la Universidad de Alicante.

«Como no beben a diario no piensan que tienen un problema» NICOLÁS CONDÉS, PSICÓLOGO DE PROYECTO HOMBRE

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Restos de botellón en el parque de la Ereta de Alicante. | RAFA ARJONES

Precisamente este distanciamiento de las amistades, esta falta de socialización, está detrás del aumento de los problemas de salud mental de los jóvenes, y especialmente de los preadolescentes. En estos dos años de pandemia se han disparado los casos de ansiedad, depresión, los intentos de suicidio y los trastornos de la personalidad. Quedarse en casa ha pasado una gran factura a los jóvenes.

El psiquiatra del Hospital General de Alicante, Enrique Pérez, también cree que el botellón se ha disparado en los últimos meses porque se ha convertido en una vía de escape para los adolescentes, pero advierte de los peligros que esta práctica encierra «sobre todo de cara a desarrollar una adicción».

Un tercio de los estudiantes reconoce haber participado en atracones del alcohol en el último mes


Precisamente de adicciones a esta sustancia tienen sobrada experiencia en Proyecto Hombre. El psicólogo de esta entidad, Nicolás Condés, lleva años dando charlas en los institutos de la provincia y ha comprobado cómo ha cambiado la relación de los jóvenes con el alcohol. Cómo se le ha quitado hierro a su consumo, con los peligros que esta banalización conlleva. «La manera de consumir ha cambiado mucho. Antes bebían un par de copas y ahora ven de lo más normal beberse media botella o una botella entera de alcohol. El objetivo último es salir y emborracharse y esta asociación es peligrosa porque no conciben ir de fiesta sin beber al extremo». Hasta las consultas de Proyecto Hombre llegan pocos jóvenes que reconocen abiertamente tener un problema de consumo. «Generalmente vienen por otras causas y cuando hablas con ellos y tiras sale el alcohol». Pocas veces admiten que tienen un problema de consumo. «Ellos creen que el problema viene cuando bebes todos los días y no conciben que si todos los fines de semana bebes tal cantidad de alcohol eso también es un consumo problemático», sostiene Condés, quien también es coordinador de programas en el área de prevención de Proyecto Hombre.

«El botellón tiene una dimensión sociológica. Hay una necesidad de socializar» LIBERTO CARRATALÁ, SOCIÓLOGO DE LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE

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Las cifras

Las cifras de consumo de alcohol entre nuestros jóvenes preocupan, y mucho a los especialistas. La encuesta sobre uso de drogas en enseñanzas secundarias del Ministerio de Sanidad refleja que un 55% de los estudiantes entre los 14 y 18 años en la Comunidad Valenciana reconoce que ha consumido alcohol en el último mes. Casi un 25% se ha emborrachado y un 20% ha participado en botellones en el último mes.

Otro dato preocupante es que un tercio de los estudiantes admite haber participado en el último mes en los conocidos como «Binge drinking» o consumo en atracón. Esta práctica se da cuando un alumno ha tomado cinco o más vasos, cañas o copas de bebidas con alcohol en un intervalo aproximado de dos horas. En todas estas prácticas, la Comunidad Valenciana está por encima de la media nacional en cuanto a frecuencia.

Respecto al perfil, la edad media de inicio en el consumo de alcohol es de 13,8 años, por debajo también de la media nacional, y son las chicas quienes beben con más frecuencia que los chicos. Sanidad destaca cómo de todas las sustancias psicoactivas, el alcohol es, con amplia diferencia, la droga con mayor prevalencia de consumo entre los estudiantes. Esta encuesta del ministerio también refleja cómo la pandemia y las restricciones asociadas a ella ha cambiado el patrón de consumo de alcohol. De los pubs o discotecas se ha pasado a las viviendas particulares de otras personas como lugar preferente para beber.

LA CLAVE: CAUSAS

Frustrados por la falta de socialización

En estos dos años de pandemia ha habido limitaciones de horarios y cierres del ocio nocturno. El botellón es una válvula de escape en la que lograr esa socialización.


LA CIFRA: 13,8

Edad a la que se empieza a beber en la Comunidad

Consumen más alcohol las chicas que los chicos y más de la mitad de los adolescentes reconoce haber consumido alcohol en el último mes.

En relación con los motivos para consumir, los estudiantes declaran principalmente que lo hacen porque les gusta su sabor (71,0%) y por diversión y placer (63,6%), para sentir emociones nuevas (15,2%) sólo un 15% declara hacerlo para olvidar los problemas personales y un 14,6% para superar la timidez y relacionarse mejor. Entre las razones para no beber destacan los efectos negativos para la salud (57,3%) y la pérdida de control (42,5%).

«Las cifras de consumo entre los jóvenes son preocupantes» ENRIQUE CASTILLEJO, PRESIDENTE COLEGIO DE PSICOPEDAGOGOS

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La práctica del botellón se ha visto además amplificada por las redes sociales, «que lo han convertido en un fenómeno masivo». Para la memoria quedan los botellones de este verano con miles de jóvenes convocados a través de las redes sociales y en los que la policía apenas se veía capaz de intervenir para disolverles.

Para el presidente del Colegio de Pedagogos y Psicopedagogos de la Comunidad Valenciana, Enrique Castillejo, esta práctica está adquiriendo dimensiones preocupantes que hacen necesaria una reflexión de cara a prevenir un problema futuro. «Hay muchas cuestiones que intervienen en este fenómeno y no todas se explican por la pandemia y sus limitaciones. Los padres han perdido autoridad y a los centros educativos también se les está desvistiendo de cualquier forma de autoridad». Para Castillejo las cifras de consumo del alcohol entre los adolescentes «son preocupantes» y pide una mayor intervención de las autoridades y un endurecimiento de las leyes para frenar este fenómeno.

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