El de constructor de Hogueras y Fallas es un oficio único, necesario para dar forma al arte efímero que adorna las fiestas oficiales de Alicante cada mes de junio (y las de València en marzo). Cuando estalló la pandemia el trabajo se les quedó colgado, con los talleres hasta arriba de piezas terminadas para plantar en las Fallas de 2020, las primeras fiestas del fuego de la Comunidad Valenciana que se suspendieron. Luego llegó la cancelación de actos en cadena, incluidos los de las Hogueras de Alicante; y se repitió la situación en 2021. Con la excepción de las Fallas de septiembre, en las que se quemaron las obras que llevaban año y medio embaladas en unas naves de Ciudad de la Luz.

El tener cero ingresos durante muchos meses se convirtió en una amenaza para la supervivencia del oficio, que apuntaba a un cierre masivo de talleres. Los artistas, como el ave fénix, renacieron, y utilizaron sus conocimientos para explorar otras manifestaciones y crear desde decoraciones para empresas a figuras navideñas con estética fogueril; desde juegos de mesa sobre la plantà a figuras decorativas de cerámica; desde ninots por encargo para cumpleaños a mascarillas anticovid tuneadas.

«El instinto de supervivencia hace que agudicemos nuestro ingenio. La pandemia nos ha puesto al límite, y la capacidad inventiva de los artistas nos ha permitido sobrevivir estirando los presupuestos. El galardón de INFORMACIÓN se agradece porque hemos sufrido mucho, como también otros sectores de las fiestas. Es un homenaje a nuestra profesión que nos llena de satisfacción. Se reconoce lo mal que lo hemos pasado y la importancia que tenemos en las Hogueras porque somos los artífices de los monumentos como tales. Nos enorgullece haber sido valorados, no solo por lo que somos sino por lo que nunca habríamos imaginado que llegaríamos a ser para sobrevivir en la profesión con este cambio de dirección. Reinventarnos nos ha permitido sacar del letargo a los talleres de Hogueras como los hemos conocido», señala el presidente del Gremio de Artistas de Alicante, Joaquín Rubio, que recogió el premio al colectivo de artistas de manos de la Bellea del Foc, Marina Niceto. También dieron oxígeno a los talleres las ayudas oficiales, que «llegaron tarde pero llegaron, y moviéndonos con instituciones como la Diputación Provincial y su campaña de Navidad con un resultado excelente y que ha hecho más llevaderos momentos muy críticos».

Gran parte de las 60 familias que viven de la construcción de Hogueras en Alicante, la mayoría de ellas bajo el paraguas del Gremio, están inmersas en la actualidad en los preparativos de las Fallas de 2021, con una permisividad mayor por parte de las autoridades en cuanto a la plantà y menos restricciones, con lo que «parece que volveremos poco a poco a la rutina de un año convencional. Tenemos bastante esperanza de regresar a una normalidad en nuestra profesión».

Sin embargo, el futuro es una incógnita porque lo que se queme en las Fallas de marzo y en las Hogueras de 2022 en Alicante ya está contratado. «Una vez se reinicie la maquinaria desde cero en 2023 sabremos con qué números nos movemos. Quizá algún artista dirá entonces que hasta ahí llegó si no tiene presupuesto para cubrir el año. Ojalá me equivoque y las comisiones de hogueras y fallas apuesten más por el monumento, incrementen su inversión y podamos sobrevivir», indica el maestro mayor.

Otra inquietud que reina en el colectivo es el encarecimiento del coste de los materiales para construir los monumentos, sobre todo los derivados del petróleo y la madera. «Todo lo que se hará este año está proyectado con los precios de hace dos años porque tanto fallas como hogueras ya están contratadas. Pero para las de 2023 ya veremos cómo salimos adelante con los presupuestos que haya y los precios de los materiales, algo que ahora mismo nos preocupa bastante».