El grupo de Fernando Maestre trabaja en un mapa de distribución global de bosques en zonas áridas del planeta que describe las condiciones en las que sobrevive; y realiza estudios similares sobre distribución de plantas herbáceas y matorrales utilizando inteligencia artificial. Son las investigaciones punteras de este experto en cambio climático, uno de los más influyentes del mundo. Forma parte de «The Reuters Hot List», que le sitúa en el puesto 147 de un total de mil científicos analizados; tiene el premio Jaume I de la Generalitat Valenciana en la categoría de Protección del Medio Ambiente; el Humboldt; la Distinción 2020 de la Sociedad de Ecología Americana por sus investigaciones sobre el impacto del cambio climático en las zonas áridas; y ahora el «Importante» de INFORMACIÓN.

«Ha sido una grata sorpresa y una gran alegría. Todo reconocimiento es importante pero este para mí, a nivel personal, es muy especial porque INFORMACIÓN es la referencia informativa de mi tierra», señala sobre el galardón que recogió el pasado martes en el ADDA en la 37 edición de los «Importantes» de manos de Amparo Navarro, rectora de la Universidad de Alicante. Maestre considera que «da visibilidad a la investigación sobre cambio climático que se hace en Alicante. Somos un grupo puntero a nivel internacional y mucha gente de la provincia lo desconoce. El premio a conocer a las personas que reciben el galardón, pero sobre todo temas importantes para la sociedad alicantina», recalca Maestre, quien va más allá al considerar que es un reconocimiento no solo a su trabajo sino a la relevancia y necesidad de toda investigación sobre los impactos del cambio climático en sistemas áridos para hallar mecanismos con los que anticiparse a sus efectos negativos. «Si comprendemos la consecuencia de estos impactos sobre los ecosistemas, podremos gestionar mejor los recursos naturales, anticiparnos a lo que está venir y establecer medidas de mitigación que sean efectivas».

Otra de las investigaciones en las que está inmerso tiene que ver con la repoblación vegetal, que se realiza casi exclusivamente con árboles, lo que hace necesario determinados niveles de precipitación que en un futuro pueden no darse. «Analizamos lugares que no van a poder mantener la cubierta arbórea en un futuro, para que la gente vea la importancia de las condiciones ambientales para el crecimiento de los árboles. Cuando se plantan es para que vivan 20 ó 30 años, pero cuando transcurra ese tiempo todo será distinto a ahora. Han de elegirse lugares con las condiciones adecuadas para que la vegetación pueda desarrollarse». En este sentido, cita el trabajo de grupos pioneros como la fundación CEAM (Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo), que lleva décadas investigando especies forestales alternativas, sobre todo arbustos, para que sean utilizadas en restauración vegetal, y que considera que se deben usar cada vez más porque son resistentes a las condiciones climáticas que habrá en el futuro. Cita especies típicas mediterráneas como el esparto, muy resistente a la sequía y a la falta de precipitaciones, «que se deben usar más en la provincia porque el clima se está africanizando».

Maestre es contundente: el cambio climático está aquí. « La evidencia científica sobre el cambio climático y sus impactos es clara, ya no podemos hablar ni de negacionismo ni de retardismo. Nos tenemos que poner manos a la obra ya para acelerar los procesos de transición hacia la descarbonización de nuestra economía que están en marcha con el fin de minimizar el calentamiento global y por ende los impactos negativos que ya está teniendo y va a tener sobre todos los sectores de nuestra economía y nuestra sociedad». El investigador destaca el peso de la ciencia a la hora de tomar decisiones, de ahí la importancia de los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) que recopila toda la información científica sobre los cambios en el clima y sus efectos en los ecosistemas naturales, con recomendaciones para los gobiernos. «Lamentablemente la velocidad a la que cambiamos nuestro modelo productivo no es la que debiera, en aspectos clave como la descarbonización del transporte o de la generación de energía. Se debe al coste social y político de las medidas a tomar y a los intereses económicos tan grandes que giran en torno a industrias fundamentales como las relacionadas con la generación de energía o la producción de hidrocarburos para el transporte».