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El polvo sahariano ha llegado para quedarse en Alicante impulsado por las gotas frías en el golfo de Cádiz

Elda y Alicante presentan este martes el peor índice de calidad del aire de la provincia por la presencia de partículas PM10

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El polvo sahariano ensucia la ciudad de Alicante HÉCTOR FUENTES

Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante alerta de que el aumento de las situaciones de gota fría sobre el golfo de Cádiz, como sucede esta semana y, por lo tanto, la subida de polvo desde el desierto del Sáhara es un fenómeno que se va a multiplicar por el calentamiento y el cambio climático. Al formarse más gotas fría más posibilidad de que llueva barro. “Estamos ante una consecuencia directa. Invasiones de este tipo ha habido siempre pero ya se están intensificando”, subraya Olcina. "El origen de estas lluvias es la combinación de condiciones de inestabilidad por el paso de un frente y el arrastre de materia en suspensión sahariana en las capas bajas de la atmósfera". De momento, la jornada de hoy va a ser plomiza, con el cielo encapotado y si llueve, que no es probable, caerá barro. Mañana puede llover y la gran precipitación se espera para el jueves y el viernes, sobre todo en la Marina Alta. Hoy, además, calor. La pasada noche la temperatura mínima no bajó de los 19 grados en Alicante, algo que no se recordaba desde mayo de 1944.

Elda y Alicante están este martes entre las poblaciones de España con peor calidad del aire por presencia de partículas PM10 en la atmósfera. En concreto, en Elda la concentración es de 263 ug/m3 y en Alicante, 174 ug/m3. cuando la media aconsejada es de 50 ug/m3.España es hoy el país del mundo con peor índice. 583 ug/m3.

En cuanto a las lluvias de barro, Olcina explica que se producen cuando los flujos de viento tienen un componente sur o suroeste sobre España y afectan muy especialmente al litoral mediterráneo. Las lluvias de barro o de sangre muestran una tendencia creciente en España desde 1990 y, según indica Olcina, representan "una de evidencias de cambio climático porque supone una presencia cada vez más frecuente de flujos del norte de África en el sur de Europa y la cuenca del Mediterráneo".

Las lluvias de barro eran muy comunes en verano. Sin embargo, es un fenómeno meteorológico que puede llegar a producirse en cualquier época del año. Es algo casi único de España debido a su posición. La razón por las que se producen reside en el polvo africano. El desierto del Sáhara está relativamente cerca de la península Ibérica. Ello hace que los vientos desplacen todo ese polvo a nuestro país.

Cuando el polvo en suspensión que hay en el cielo actúa como núcleos de condensación del agua, contribuye a la formación de nubes de lluvia. Acompañado de inestabilidad atmosférica y viento cambiante, se completa la fórmula para estas lluvias de barro. Cuando estas precipitaciones tienen lugar, tanto el cielo como los coches y terrazas quedan teñidos de colores turbios y de lodo.

La llegada de una lengua de polvo en suspensión procedente del desierto del Sáhara, impulsada por los vientos de la borrasca Celia, ha elevado, por otro lado, a la categoría de "extremadamente desfavorable" la calidad del aire en amplias zonas del país, por los altos niveles de concentración de partículas PM10, afectando seriamente a la salud.

Así en diferentes estaciones de control de las provincias de Murcia, Alicante, Almería, Madrid, Albacete, Guadalajara, Segovia, Ávila y Burgos, entre otras, la calidad del aire es "extremadamente desfavorable" por las partículas PM10 en suspensión, según los últimos datos del Índice de Calidad del Aire en España (ICA).

Este empeoramiento conlleva una serie de recomendaciones para la salud como, reducir toda la actividad al aire libre o posponerlas para cuando la calidad del aire sea buena o razonablemente buena, así como el uso de protección adecuada para los trabajos que deban ser realizados al aire libre.

Además, para grupos de riesgo y personas sensibles se recomienda evitar la estancia prolongada al aire libre, seguir el plan de tratamiento médico meticulosamente y acudir a un servicio de urgencias si el estado de salud empeora.

Según los expertos, esta situación es la consecuencia de un "excepcional" episodio de polvo procedente del desierto del Sáhara, un fenómeno que no se producía con esta intensidad desde hacía varias décadas y que se dirige de sur a norte por el este del país impulsado por los vientos generados por la borrasca Celia.

Desde la Agencia estatal de Meteorología (Aemet) han alertado también de esta particular situación favorecida por ese viento cálido de origen africano que ha elevado las temperaturas hasta los 20 grados o más en puntos del sureste peninsular .

Por otra parte, la Dirección General de Energía de Baleares ha aconsejado reducir las actividades prolongadas y enérgicas al aire libre, por la posible elevada concentración de polvo procedente de África. Energía ha activado un aviso ante la posible superación del valor límite diario para la protección de la salud de PM10 para este martes y miércoles, establecido en 50 ug/m3, que afectará a todas las islas. Y lo mismo ha sucedido en Murcia. De momento, en la provincia de Alicante no hay alertas pero sí se aconseja limitar la actividad al aire libre y se recomienda el uso de mascarilla.

Las recomendaciones para la salud, en caso de superación, son reducir las actividades prolongadas y enérgicas al aire libre, especialmente si se experimenta tos, falta de aire o irritación de garganta; y en el caso de los grupos de riesgo y personas sensibles, deben reducir las actividades al aire libre, y realizarlas en el interior o posponerlas para cuando la calidad del aire sea buena o razonablemente buena.

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El polvo sahariano tiñe de amarillo la provincia de Alicante INFORMACIÓN

Crisis climática

Sequías prolongadas, olas de calor, gotas frías que se pueden producir cualquier día del año, lluvias de polvo que lo dejan todo perdido, noches en las que resulta imposible pegar ojo -no todo el mundo puede costearse el aire acondicionado- porque el termómetro no baja de los 25 grados con un 60% de grado de humedad, viento, temporales de levante han puesto contras la cuerdas en los últimos años el confort climático del que presumía la provincia de Alicante, según subraya el climatólogo Jorge Olcina.

La temperatura media sube más de medio grado desde 1980 y ya no llueve ni en la primavera para desesperación del sector agrícola y advertencia para una Administración que, a este paso, no moverá ficha hasta que el agua deje de salir por el grifo.

Jorge Olcina tiene que claro que Alicante vive años de incertidumbre en muchas facetas. También en lo climático. «Percibimos que el clima que vivimos en los últimos años no es el mismo que hace dos o tres décadas. Y comienza a preocuparnos, porque puede afectar a nuestra economía, a nuestra salud, a nuestro territorio. Hay una serie de indicios, comprobados por los datos científicos, que nos señalan que algo está cambiando».

La temperatura media en la provincia ha subido 0,6º desde 1980. Lo han hecho sobre todo las temperaturas mínimas nocturnas, y no por el llamado «efecto urbano», sino por el calor acumulado en las capas bajas desde abril a noviembre, especialmente en el mar Mediterráneo. Hasta las precipitaciones han cambiado sus patrones.

No hay tendencias claras de las cantidades, pero si cambios en su distribución en las estaciones y en la forma de llover. Llueve menos en primavera y más en otoño. Y llueve cada vez más de forma intensa o torrencial. Por tanto, lluvias poco aprovechables y que generan daños económicos. La provincia soporta más lluvias de barro que hace treinta años y eso indica que la llegada de aire sahariano en capas bajas es cada vez más frecuente sobre nuestro territorio. «En definitiva, estamos perdiendo confort climático y estamos sufriendo el carácter extremo de las manifestaciones atmosféricas que forman el relato de nuestro clima», asevera Olcina.

Uno de los efectos que vamos a percibir -de hecho ya lo estamos notando- del calentamiento climático que se registra en nuestro planeta, es la pérdida de confort climático. Es decir, según detalle Jorge Olcina, la pérdida de la regularidad de los fenómenos atmosféricos y sus efectos en los elementos climáticos básicos, temperatura, humedad, precipitación, viento. Esa regularidad es lo que otorga confort a un territorio, la que confiere su valor de clima aprovechable para el desarrollo de actividades económicas y para el bienestar de los seres vivos que viven en dicho territorio.

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