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Las lluvias recargan los acuíferos aunque el agua no se embalse

El Laboratorio de Climatología de la UA recuerda que la construcción de pantanos es inviable en buena parte de la provincia por el suelo calizo pero insiste en en que las filtraciones al subsuelo regeneran la tierra y garantizan caudales a los pozos, y que los sedimentos que se depositan en el mar son un mantenimiento natural del litoral

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Apertura de las compuertas del embalse de Guadalest David Revenga

Las lluvias que vienen sucediéndose desde hace ya casi dos semanas están suponiendo una gran recarga de los acuíferos y tendrán un gran aprovechamiento aunque el agua no se embalse. Así lo recuerdan desde el Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante (UA), haciendo hincapié en que las filtraciones que se producen al subsuelo producen un beneficio aún más rápido, al hacer que suba el nivel freático, y que los caudales que llegan al mar no se pierden, sino que siguen el ciclo natural del agua y, además, ayudan a regenerar la costa.

La escasez de embalses operativos en las comarcas de la mitad norte de la provincia, donde estas lluvias están siendo más abundantes, y la limitada capacidad de los existentes hace que gran parte del agua que está cayendo se quede en los cauces de ríos y ramblas, y que allí se filtre al subsuelo o llegue hasta el mar. A eso hay que añadir que en los pantanos de Beniarrés y Guadalest la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) está desembalsando porque se encuentran prácticamente llenos, y también el de Amadorio se encuentra a un volumen muy alto.

Muchos ciudadanos vienen expresando a lo largo de estos días una desazón ante las imágenes de fuentes a rebosar, grandes cascadas donde habitualmente hay como mucho riachuelos y caudales que desembocan en el mar, alertando de que esa agua "se pierde" y apelando a la construcción de más embalses o al aprovechamiento de pantanos históricos cuyo uso es nulo o testimonial, como el de Tibi. El responsable de redes sociales del Laboratorio de Climatología, Samuel Biener, desmiente ese supuesto desperdicio y reitera que "el agua no se tira" y que, además, "es mucho mejor que se almacene en un acuífero que en un embalse".

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Imágenes del pantano de Beniarrés dejando salir el agua Juani Ruz

Biener argumenta que la construcción de nuevos pantanos en la mitad norte de la provincia resulta inviable, porque apenas hay espacios donde la orografía lo permita y, además, "en esta zona predominan los suelos calizos, por lo que el agua se filtra rápidamente y un embalse no sirve de nada". El ejemplo más evidente de ello, señala, es el pantano de Ísber, en la Vall de Laguar, construido en la década de 1940 y que nunca ha llegado a entrar en funcionamiento precisamente porque el agua se filtra rápidamente. Solo en periodos de fuertes lluvias, como ocurre ahora, llega a almacenarse caudal durante unas semanas.

El climatólogo incide en que "un acuífero es algo natural, que no altera el paisaje" y que de él se nutren la vegetación silvestre y los cultivos, así como los pozos de donde se extrae el agua para el abastecimiento humano. Así, reitera que la precipitación que cae en episodios como el que se está produciendo ahora no se pierde, sino que contribuye a acrecentar esa recarga. Este factor es mayor aún si se tiene en cuenta la manera en que está lloviendo, "con tanta persistencia y no de forma torrencial, es decir, de la mejor forma para rellenar los acuíferos".

Cauce del río Serpis a su paso por Muro este domingo, cortando un camino rural. JUANI RUZ

Los acumulados desde que comenzó este episodio de lluvias, el 16 de marzo, sobrepasan ya los 900 litros por metro cuadrado en algunas zonas del este de El Comtat y el oeste de la Marina Alta, el área de mayor precipitación de la provincia, e incluso se acercan a los 1.100 en puntos concretos como la Vall d'Ebo. Buena parte del excepcional caudal de ramblas y ríos está acabando en el mar, como del Girona y el Gorgos, que por la misma razón de los suelos calizos apenas suelen llevar agua en superficie. Biener también lamenta el "falso mito" de que lo que llega al mar se pierde. "El agua sigue su ciclo; no hay que olvidar que los aportes de sedimentos son el mantenimiento natural de las playas, o su regeneración según el caso", y que "muchas de ellas están en la actualidad en regresión" debido a la urbanización del litoral, la desaparición de dunas o la construcción de espigones.

El experto augura que, con estos acumulados de precipitaciones, más lo que aún puede caer en los próximos días, "como no fuera que de repente no cayera ya ni gota, habrá bastante agua durante meses". La situación, añade, se extiende a la mitad sur de la provincia, donde la precipitación está siendo en general menor pero también significativa.

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