Este jueves se cumplen 43 años de la llegada del primer trasvase de agua del Tajo a Alicante en 1979. Aunque ya se encargó en la República por el ministro socialista Indalecio Prieto que se lo encomendó al ingeniero Lorenzo Pardo, no se aprobaría hasta 1966. Tras 43 años de éxito, que han servido para convertir la provincia en la huerta y la Florida de Europa, hoy el trasvase va camino de ser sustituido por el agua desalada. Decisión polémica, política, ... que el Gobierno vincula al cambio climático y la disminución de las lluvias en un horizonte de 50 años. Lucas Jiménez, presidente del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura desde 2016 y ariete de los agricultores frente al presión del Gobierno, explica en esta entrevista el sentir del sector primario. Considera el trasvase insustituíble y advierte, además, de que "en España se ha implantado la teoría esnob de que se puede prescindir del regadío y la ganadería. Se equivocan".

¿Qué ha supuesto el trasvase Tajo-Segura para Alicante, Murcia y Almería en estos más de 40 años?

Una revolución social y económica en toda regla. Dejamos de ser poblaciones con bolsas sociales condenadas a la emigración pasando a ser receptoras de ella. En concreto, la eclosión poblacional en la provincia de Alicante fue tremenda. Mientras España crecía un 35% durante las décadas de los ochenta, noventa… y la provincia de Murcia a un 77%, Alicante lo hizo un 111% desde la década de la llegada del trasvase hasta 2012. Eso trae consigo el agua. Posibilidades de vida, posibilidades de futuro. A una climatología envidiable, la aportación de caudales le supuso el plus que precisaba para su lanzamiento social y económico. Lo que ocurrió después es de sobra conocido.

Lucas Jiménez preside el Scrats desde 2016 Información

Explíquese

El actual desarrollo agrícola del sureste se produjo debido, con toda seguridad, a la movilización de aquellas aguas que, derivadas del Tajo, comenzaron a llegar en marzo de 1979. Esto convierte al acueducto en pieza clave para entender el rompecabezas de la milagrosa eclosión del sector primario aquí en el levante. Producir con escasez de agua, a un precio prohibitivo y sin apenas garantías de éxito se llama adaptación al cambio. Hasta tal punto es así, que siempre afirmo que la escuela europea de adaptación al cambio climático, en lo que a agricultura concierne, se encuentra en el levante español, en Alicante, Murcia y Almería sobre todo.

"Producir con escasez de agua, a un precio prohibitivo y sin apenas garantías de éxito se llama adaptación al cambio"

¿Cómo se presenta el futuro?

El futuro nos depara una ecuación difícil de resolver para el planeta. Hemos de producir más y mejor, para alimentar más y mejor a una población que, según la ONU, se espera crezca en dos mil millones de personas las próximas décadas. Hemos de alimentarles, además, con menos recursos hídricos y, sin duda, más caros. El camino emprendido por las sociedades levantinas en esa dirección es prodigioso, admirado por terceros países y prácticamente desconocido por nuestros conciudadanos, incluso dentro de nuestras propias fronteras regionales. Desde los hogares, pasando por la agricultura y la industria de investigación y producción vinculada a ella, así como las comunidades de regantes y los propios agricultores, han hecho del uso del agua una virtud orientada al ahorro. Hasta lograr que en esa mezcla de escasez y sobrecoste del recurso, surja un conglomerado de centros de producción agrícola, ganadera y de generación de I+D+I que alimenta a Europa y surte de similares mecanismos de ahorro y control del agua a países con agriculturas incipientes. Gracias al agua del trasvase se produce el 44% del total nacional de la fruta y la hortaliza. Ahí es nada el músculo del Tajo-Segura.

“Gracias al agua del trasvase se produce el 44% del total nacional de las frutas y las hortalizas. Ahí es nada el músculo del Tajo-Segura”

Datos que impactan. ¿Se podrán mantener en el futuro?

Hemos tomado varias cabezas de ventaja al resto de competidores en lo que a conceptos de resiliencia y economía circular ser refiere. Aprovechamos dos veces el agua del trasvase. Me explico. Incluso el agua de abastecimiento del Tajo es convenientemente depurada -con procedimientos de potabilización no usados salvo en estas latitudes-, que permiten un aprovechamiento de casi el cien por cien de las aguas regeneradas en regadío en la cuenca del Segura. Porcentaje muy superior al 10,4 % de reutilización del agua depurada de España, del 2,4 % europeo y del 0,59 % mundial. La necesidad obliga dicen. Pero todo este milagro tiene su origen en las aguas que hoy, hace 43, años comenzaron a llegar del Tajo al Segura.

Lucas Jiménez Información

¿Se podría construir una infraestructura de este tipo hoy en día?

Es bastante complicado, no técnicamente ojo, sino conceptualmente. Piense usted que el concepto mismo de cuenca hidrográfica está siendo cotidianamente secuestrado, untado por la política regionalista. Hasta tal punto han conseguido disolver el concepto, que cuando hablamos de determinados ríos la mente nos refiere a una determinada comunidad autónoma como propietaria del cauce y caudales del mismo. El agua es un bien público cuya competencia es estatal, como en el caso del Tajo que, recordémoslo, atraviesa varias autonomías y dos países. Sin embargo, los prebostes regionales de algunas comunidades autónomas se apropian, al menos en sus discursos políticos, de las aguas de los ríos que atraviesan sus terruños, olvidando el concepto de unidad de cuenca hidrográfica, que sobrepasa lo autonómico y consiguiendo pintar de color autonómico las aguas. Aguas que, sobrantes y una vez satisfechas las demandas de la cuenca, son utilizables por cualquier español en igualdad de condiciones independientemente del espacio autonómico al que pertenezca.

“La vicepresidenta Ribera no ha sido nunca receptiva a nuestras demandas, pese a demostrarle con datos que no hace falta elevar el caudal ecológico”

Lucas Jiménez, segundo por la decha, junto a sus compañeros en la marcha sobre Madrid el 20 de marzo Información

Pinta mal, entonces.

Con estos antecedentes comprenderá que, más allá de posiciones ideológicas, es imposible tratar de modo unitario la confección futura de trasvases. Un trasvase ha de ser considerado de esa forma: la realización de una obra que atravesaría distintas identidades regionales. Prueba de lo que digo es que recientemente ha sido validado en Cortes Generales, con el respaldo de todos los partidos políticos, la realización de un trasvase de los ríos Tinto, Odiel y Piedras. ¿Cómo explicar este milagro? Pues porque opera todo dentro del espacio geográfico de una determinada comunidad autónoma. Resumiendo, la obra es posible, ventajosa incluso, más barata y menos contaminante que la desalación, pero dotar de carácter de proyecto de interés nacional a un trasvase entre cuencas de distintas comunidades autónomas es inviable hoy. O así lo parece. Y desde luego, la voluntad política es nula o tímida por las presiones interterritoriales de los barones de los distintos partidos. Y la fuerza para aunar voluntades, premisa esta "sine qua non" para un proyecto de esta envergadura, no se augura.

“El agua desalada, sin subvención, es inviable para regadío y para abastecimiento. Tal cual”

En abril se van a aprobar los nuevos planes hidrológicos de cuenca. ¿El del Tajo condena el trasvase?

El del Tajo, de mantenerse las pretensiones de la Confederación de caudales constantes y circulantes en el Alto Tajo, condenará a Alicante, Murcia y Almería, en el mejor de los años, a prescindir de la mitad del agua que de media venimos recibiendo para regadío. En un año medianamente malo, a recibir cero metros cúbicos de agua para nuestra agricultura, y en uno extremadamente malo afectaría incluso al abastecimiento, que se vería obligado a consumir agua a raudales desalada, con el incremento de precio que esto supondría en el bolsillo de los hogares y negocios levantinos. En cualquier caso, sería un hachazo terrible al regadío de la cuenca y nos condenaría a depender de ampliaciones cada vez mayores de desaladoras.

¿Hay obsesión en Madrid por cerrar el Tajo-Segura?

Eso parece. Hemos escuchado por boca de funcionarios del ministerio que lo que haya de suceder en el caudal del Alto Tajo excede lo técnico. Hemos demostrado que es viable mantener e incluso minorar los actuales caudales circulantes sin alterar el estado ecológico de las masas de agua y permitiendo mantener el desarrollo económico y social en el levante. ¿Por qué trastocar todo entonces? No le quepa la menor duda. De producirse lo que tememos será por consideraciones políticas regionalistas. Y no le quepa la menor duda, se producirán rebajas en las pretensiones iniciales del Ministerio para la Transición Ecológica en muchas cuencas, pero no así en el Alto Tajo. Ojalá me equivoque.

¿Qué le trasladaría, si no lo ha hecho ya, a la vicepresidenta Teresa Ribera?

He mantenido tres reuniones con la vicepresidenta. Una vicepresidenta, todo hay que decirlo, con gran cintura política. En las dos primeras tratamos exclusivamente problemas vinculados al regadío del trasvase y en la tercera, como miembro de la permanente de Fenacore, la problemática general del regadío español. En todos los casos se le planteó el problema urgente que supondrá alterar el régimen actual de los caudales circulantes en el Tajo, puesto que no está en juego el estado ecológico de las masas de agua. No fue receptiva a esta controversia y eso que le hemos demostrado con datos que no hace falta elevar el caudal ecológico del Tajo.

“Los propios técnicos del Ministerio admiten que lo que sucederá en el Alto Tajo excede de lo técnico”

Lucas Jiménez en la manifestación de Madrid. A su izda, Javier Berenguer (Riegos de Levante) Información

¿Qué opina de la desalación?

Que es un recurso más, a disposición del regadío y de la población. Pero no puede ser el remedio para todos los males. Por varios motivos que resumo en dos: exige un costo energético que no todo el regadío se puede permitir, y ese costo energético triplica al del agua trasvasada por lo que a la postre resulta ser un recurso más contaminante, reduciendo de este modo el efecto de captación de CO2 de nuestros regadíos. El agua desalada, sin subvención, es inviable para regadío y para abastecimiento. Tal cual. Es un recurso inacabable, seguro, pero inservible si no se subvenciona. Mire usted, yo suelo hacer una comparación que explica la dicotomía entre agua desalada y agua trasvasada. Y tiene que ver con el precio. El agua del trasvase sale de coste a un agricultor sobre los 24 céntimos el metro cúbico. El agua desalada -ahora incluso que lleva una fortísima subvención por parte del Estado- sale de coste medio al agricultor sobre los 53 céntimos el metro cúbico. Sin subvención y en normalidad energética sobre los 60 o 70 céntimos el metro cúbico. Mire, se puede equiparar el agua del trasvase a la sanidad pública y la desalada a la privada. Ambas son importantes pero la pública es vital. No todos los agricultores ni todos los cultivos pueden pagar esos precios por metro cúbico. Imposible. Condenar al levante a la desalación es acabar con buena parte del regadío menos especializado, menos profesionalizado, más humilde. Y si pensamos que, por otro lado, se lanzan ataques desaforados e injustos contra la industria agroalimentaria, en un intento por acabar mediante calumnias con ella, lo que está en jaque es en definitiva todo el regadío de Alicante, Almería y Murcia. Esto también se lo planteé a la vicepresidenta en las reuniones y al secretario de Estado en alguna otra ocasión más.

"La hinchada a la que pertenezco es la de la manifestación del 20 de marzo: 500.000 almas reivindicando justicia sin el más mínimo incidente"

¿Hay una mano negra contra la agricultura de regadío del Mediterráneo?

No, no soy conspiranoico. Prueba evidente de ello fue la manifestación del día 20 de marzo en Madrid. Representantes del regadío de todas las cuencas hidrográficas, de la ganadería y de la caza de todo el país. Cientos de miles de personas nos congregamos allí. Todo el mundo rural reivindicándose y cabreado por el ninguneo al que nos acostumbra históricamente la centralidad política. Más de 500.000 almas, -la mayoría jóvenes, hay que resaltarlo-, discurrieron por la capital sin un solo altercado, ni un mínimo arañazo al mobiliario público, reclamando respeto, justicia y futuro. Esa es, sin duda, la hinchada a la que pertenezco. Creo que se ha implantado la teoría esnob que considera que España puede prescindir de su regadío y de su ganadería. Y que puede hacerlo, además, mediante el consumo de productos venidos de fuera de las fronteras de Europa con total garantía sanitaria. Se equivocan. De entre todas las formas de hacer ganadería y agricultura del mundo, la española es de las más respetuosas con las normativas sanitarias y medioambientales. Y, por si fuera poco, está dentro de las fronteras políticas de la Comunidad Económica Europea. Son centros de producción cercanos y fiables, que no precisan de complejidades aduaneras ni están sujetas a vicisitudes geopolíticas. Y eso en pandemia y, por desgracia en tiempos de guerra, ha quedado patente su importancia. Creo que el Gobierno, concretamente el Ministerio para la Transición Ecológica participa de estos cantos de radicalidad ecológica.

“En Alicante y Murcia hemos hecho del uso del agua una virtud admirada en toda Europa, somos una escuela de adaptación al cambio climático”

¿Cuánto se juegan Alicante y Murcia si se quedaran sin el agua del Tajo?

Verá, hay un equilibrio de recursos y costes muy delicado. Durante años y por necesidades del guión impuesto por el Estado, hemos logrado incorporar a nuestras redes de distribución todas las aguas de distinta procedencia combinando los costes de las mismas. Pero el trasvase ha sido siempre el hilo conductor, el esqueleto sobre el que se ha mantenido compacto y en pie el cuerpo del regadío. ¿Qué ocurriría con su final? Es difícil predecir, pero ese equilibrio se vendría abajo. Someter a tensiones a la agricultura, que emplea actualmente a más de ciento seis mil personas, y aporta al PIB nacional la nada desdeñable cifra de 3.013 millones de euroses demencial e impropio de dirigentes con el Estado en la cabeza. Si esa agricultura llena de productos sanitariamente seguros supermercados de España y Europa, todo se vuelve más inverosímil.

¿Hay esperanza o la ideología se impondrá?

La esperanza es lo último que se pierde y de la esperanza es de lo que nos enseñan a vivir desde pequeñitos en el Levante. El partido está aún por concluir y la familia del trasvase no cejaremos en nuestro empeño.