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Hasta que el cuerpo aguante

Cerca de 10.300 mayores de 65 años siguen trabajando a los que se unen aquellos que dedican el tiempo libre a actividades físicas o sociales | Los expertos recalcan los beneficios del "envejecimiento activo"

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Cerca de 10.300 mayores de 65 años siguen trabajando a los que se unen aquellos que dedican el tiempo libre a actividades físicas o sociales Pilar Cortes

¿Tener más de 65 años es ser mayor? La respuesta es no. Llegar a la edad de jubilación cae a veces como una losa en aquellos que han trabajado toda la vida; pero además, no es el fin para los que necesitan seguir a la faena para poder alcanzar los años necesarios para retirarse o para los que aún se encuentran con fuerzas para seguir con sus empleos. Los 70 son los nuevos 60… y así sucesivamente hasta la vejez más tardía. Es lo que se conoce como el “envejecimiento activo”, un fenómeno extendido que hace que la edad no sea una barrera, sino una simple fecha en el DNI.

En la provincia hay 378.557 personas mayores de 65 años, el 20% de la población total, 1.881.762 personas. De ellas, según los datos de afiliaciones a la Seguridad Social, cerca de 10.300 están aún en activo. Eso significa que aún ejercen algún tipo de actividad laboral. Pero aquellos que permanecen activos con todo tipo de actividades son muchos más, desde el deporte, al voluntariado, pasando por actividades físicas como el baile o acudiendo a clase a la universidad.

En el primer grupo, las razones para seguir al pie del cañón trabajando más allá de los 65 años pueden ser varias. Una porque "aún no tienen los años cotizados y no se pueden jubilar", explicó desde UGT su secretaria general Yaissel Sánchez. A ellos se unen aquellos que aún se sienten con fuerzas y alargan el retiro hasta los 67 o incluso los 70, permitido en algunas profesiones: "Quieren seguir activos y tener vías para aportar". Por ejemplo, los médicos o profesores que pueden ejercer la actividad privada después de jubilarse en la esfera pública. Aunque si bien es cierto que, según algunas fuentes, están bajando los sanitarios que, tras una dura pandemia, quieran seguir más allá de los 65 años.

Manolo Limiñana en su puesto del Mercado Central de Alicante. PILAR CORTES

Entre aquellos que siguen en primera línea de trabajo aunque hayan pasado la barrera de la jubilación está Manolo Limiñana. A punto de cumplir 80 años sigue trabajando en su pescadería del Mercado Central de Alicante, desde hace unos años junto a sus sobrinos. Pero se sigue levantando en algunas ocasiones a las 5 de la madrugada para ir al puerto a por el pescado, y ayudado por uno de sus familiares, cargan el género para luego venderlo en su puesto. Sigue haciendo cuentas y "está hecho una máquina", apunta su sobrino. Lleva "desde los 8 años dedicado a esto. Antes era muy diferente y estábamos aquí toda la familia", indicó el pescadero. Ha decidido "terminar ya este año" aunque afirma que "es estupendo realizar una actividad todos los días". Porque además, seguir en el que siempre ha sido su oficio "me entretiene y vendo a estar con mis amigos". Así apuntó que "gracias a dios aún puedo moverme".

"Llevo desde los 8 años dedicado a esto. Antes era muy diferente y estábamos aquí toda la familia"

Manolo Limiñana - Pescadero

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado la década de 2021 a 2030 como la del envejecimiento saludable. “Es una evidencia que el mundo está envejeciendo” y a las personas mayores de 65 años “se les considera viejas”, explicó Alfonso Soler, bioquímico y doctor en Sociología, presidente de la Asociación Gerontológica del Mediterráneo. Pero no es así porque “se pueden considerar ancianos pero funcionalmente no lo son”. “Las personas mayores de antes no son como las de ahora”, indicó. Un argumento que también apoya la responsable de UGT: "Ahora no es como años atrás. Hay quien se siente muy activo, en asociaciones, en actos, con voluntariado...". Ha habido "un vuelco para bien porque además la sociedad lo permite" y "se llega a la vejez de una forma más saludable y se aporta la experiencia propia".

Porque “la edad cronológica ha dejado de ser un instrumento útil para medir la vejez”. Es decir, la que marca qué años se tiene por la fecha de nacimiento. Y cada vez es más habitual que a partir de los 65 años se tenga una vida activa. Incluso se ha acuñado un nombre para ello: la Gerontolescencia; es decir, un término para recoger el espíritu de esas personas que, pasados los 65 años, siguen en plenitud vital y laboral.

César Pórcel con su embarcación en Alicante. PILAR CORTES

Ejemplos de personas que han superado esa edad o incluso los 80 y que no sienten que ya no puedan tener una vida activa hay muchos. Entre ellos, el de César Pórcel, un vecino de Alicante que va a cumplir 70 años y quien sigue saliendo a remar prácticamente todos los días. “Empecé en los años 80” y es una tradición familiar. Pórcel era funcionario pero el remo siempre ha sido su pasión. “Me aporta satisfacción personal” a parte de que “físicamente me ha mantenido” y le aporta otros valores como el sacrificio o el compañerismo.

“Animo a la gente a que no deje de tener actividad, la que quiera, porque aporta muchos beneficios”.

César Portel - Deportista

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Este vecino sale casi todos los días, unos cinco a la semana, a remar al menos dos horas: “hay días que de mañana y tarde”. Está jubilado y “es una motivación”. Así, rema con personas de entre 40 y 50 “y me mantengo a su nivel”, además de que “se sorprenden porque no se creen la edad que tengo”. También comparte afición con su hijo. “Mientras el cuerpo aguante y me lo permita” piensa seguir haciendo esta actividad porque “me aporta calidad de vida”. Porque reconoce que “si no tuviera esta actividad saldría muy poco de casa”. Por ello “animo a la gente a que no deje de tener actividad, la que quiera, porque aporta muchos beneficios”.

Y eso es precisamente lo que destacan los expertos. El beneficio es triple y además cada parte se complementa. Soler indicó que “hacer actividades se nota en tres campos: el físico, el psicológico y el social”. Y explicó que “las personas de 65 años están estereotipadas como un colectivo homogéneo y no es así. Lo que a mi me puede motivar, a otro no”. Por eso propone que cada persona busque aquello que le vaya mejor.

Juego de petanca en la arena de Benidorm. David Revenga

Así, la actividad física “es buena para la salud, produce bienestar” pero también evita el envejecimiento: “Envejecemos porque nos oxidamos y el ejercicio lo regula”. Y, ¿qué hay de la parte social? Pues al jubilarse “pierdes roles” como el que después “nadie se acuerde de ti” algo que puede “causar un trauma” que se puede evitar “reinventándose en actividades sociales”. Según Soler, el “aislamiento es el enemigo número 1 de la salud social” que repercute a la vez en la física y la psicológica. Por todo ello aboga a que las administraciones públicas se impliquen y se permita a los mayores a participar en la ciudad o en el entorno.

En esa participación en la sociedad entra la del voluntariado. Es el caso de Elcira Contreras, de 78 años, voluntaria de Cruz Roja desde hace más de 20 años y desde hace dos en Alicante. Es chilena y muy activa socialmente: “Para mi es una gracia divina tener la actitud que tengo, la fortaleza y las ganas de ayudar y cooperar en cualquier circunstancia”. En el trabajo como voluntaria “es donde más he crecido como persona” ya que “ayudar a la gente me da mucha satisfacción”. Para Contreras fue un bálsamo: “Cuando me fui quedando sola busqué algo que hacer para llenar mi tiempo” y “estoy contenta de que la gente me tenga en cuenta”.

Elcira Contreras, voluntaria de Cruz Roja. PILAR CORTES

A ella también “me dicen que no aparento la edad que tengo” ya que “estoy bien físicamente y me cuido”. Porque además de no parar en el voluntariado, “me recorro a pie todo Alicante”. Y también acuña las mismas palabras, estará “hasta que el cuerpo aguante, como el refrán”. 

“Para mi es una gracia divina tener la actitud que tengo, la fortaleza y las ganas de ayudar y cooperar en cualquier circunstancia”

Elcira Contreras - Voluntaria Cruz Roja

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Con todo, Soler tiene algo muy claro: se tiene que promover las actividades y la formación continua en las personas mayores" y es importante " la participación social para empoderar" a este colectivo de mayores. Y añade que existe otro pilar para ello: la Universidad Permanente, como la que existe en la UA. "Cumple las tres 'patas', la física (ir a la universidad), la mental (aprender y estudiar) y la social (relacionarse). Porque las personas "tienen derecho a tener todas esas partes". Así que la sociedad tiene que comenzar a darse cuenta que cumplir 65 o tener 80 años no es sinónimo de no poder hacer actividades o relacionarse, sino de lo contrario.

Un grupo hace gimnasia en la playa de Benidorm. David Revenga

¿Cuáles son las actividades que más realizan el colectivo de mayores de 65 años? Pues entre ellas están las deportivas, como ir al gimnasio; las de ocio o "se han involucrado en las asociaciones de vecinos para hacer actividades", indicó Yaissel Sánchez (UGT). Por su parte, el presidente de la Asociación Gerontológica del Mediterráneo añadió que una de las actividades más frecuentes es la de caminar, que además "es muy buena". Pero "caminar no es pasear, sino hacerlo a cierto ritmo" para que genere beneficios. De hecho existen grupos de personas mayores de 65, incluso con componentes de más de 80 años, que programan salidas semanales, ya sean por la ciudad o a la montaña. En ese espacio de movimiento entra también el baile, otra de las actividades muy generalizadas. Todo para "no estar tantas horas sentados delante de la televisión". Aunque esa televisión es la que a veces también les orienta: "Ven programas de cocina y les anima a dar clase". Y también hay un cierto "boom" con actividades como el yoga o el Taichi. "Hay un segmento que ya son activos y otros que poco a poco se van haciendo", añadió Soler.

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