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El Pleno de Alicante ajusta el Presupuesto un mes después de aprobarlo para retener fondos europeos pese al "no" de Vox

La Corporación respalda la petición a la Generalitat de que la Santa Faz sea reconocida de Interés Turístico autonómico y aplaude que la Universidad de Alicante recupere Medicina

El concejal Manuel Villar ha ejercido de "dos" de Barcala durante el pleno ante al ausencia de la vicealcaldesa, de viaje en Miami JOSE NAVARRO

El Pleno de Alicante ha dado luz verde a la primera modificación del Presupuesto de 2022, aprobado hace justo un mes, para retener los fondos europeos llegados para implantar la zona de bajas emisiones, que persigue limitar el tráfico de la zona centro de Alicante. Ese objetivo, el de buscar una ciudad más sostenible desde la perspectiva ambiental, ha sido el esgrimido por Vox para votar en contra. "No podemos votar a favor de una medida que restringirá derechos de los alicantinos, atacando al pequeño comercio y a la hostelería del centro", ha defendido el portavoz ultra, Mario Ortolá.

El resto de formaciones políticas, desde los socios del bipartito a los tres grupos de la izquierda municipal, ha respaldado el ajuste presupuestario por 7,2 millones de euros, que destinará 6,4 millones a obras contempladas en la Zona de Bajas Emisiones, que debe entrar en marcha a finales del próximo 2023. Se trata de la reurbanización del Paseo de los Mártires de la Libertad (540.839 euros), la tercera fase de la Explanada en el fondo de saco de la calle Bilbao (789.720 euros), la implantación de este plan en el anillo de la Gran Vía (282.200 euros), la regeneración del espacio peatonal en aceras y del alumbrado urbano en el eje Gadea-Soto-Marvá (635.266 euros) y la reurbanización de las avenidas de Ramón y Cajal y Eusebio Sempere (310.727 euros), además de la puesta en marcha del carril bus de la avenida de Aguilera (295.916 euros), la digitalización de los medios de pago y la red de ventas y distribución de los títulos de viaje (400.751 euros), así como la subvención al transporte urbano en superficie (1,4 millones de euros).

Con unanimidad o mayoría abrumadora también ha salido adelante la propuesta del equipo de gobierno para pedir a la Generalitat Valenciana que la Santa Faz sea declarada de Interés Turístico de la Comunidad Valenciana. Para lograr ese propósito, según el bipartito, hacía falta un pronunciamiento del Pleno. Ese visto bueno de la Corporación llegó, sin fracturas, al final de la sesión plenaria. De hecho, se cambió el orden de las propuestas que habían entrado por la vía de urgencia para cerrar el pleno con la unidad de los grupos en favor de que la Peregrina obtenga un título que en el Ayuntamiento se da por hecho que será el paso previo para conseguir el reconocimiento de Interés Turístico Nacional, aunque para llegar ahí deberán pasar al menos cinco años. La declaración institucional, que no gustó a todos por el peso religioso que contenía la propuesta, se aprobó por unanimidad. "La Santa Faz es un símbolo", dijo la socialista Trini Amorós, mientras que Adrián Santos Pérez (Ciudadanos) defendió que se trata de "una de las mayores tradiciones de la ciudad de Alicante".

Una unidad similar, poco habitual en el pleno de Alicante, se vio ante la propuesta socialista de respaldar el regreso de Medicina a la Universidad de Alicante. Y, de nuevo, por el fondo de la propuesta. De hecho, los ultras de Vox votaron en contra para evitar que el mérito recayese en la figura del presidente de la Generalitat, Ximo Puig: "Al socialista Sanguino [encargado de defender la iniciativa] le ha faltado pedir un aplauso para Puig. Han venido a limpiar la cara. Casi piden una medalla para él". Ante esa queja, el portavoz de Compromís, Natxo Bellido, apuntó: "Yo si le daría un aplauso al Botànic por cerrar una herida abierta". Los populares votaron a favor pese a que en el debate se recordó que fue el entonces presidente de la Generalitat Eduardo Zaplana el que decidió llevarse la carrera a la Universidad Miguel Hernández de Elche.

Ahí, prácticamente, se quedó la unidad política en el pleno de Alicante. En el resto de propuestas, salvo una para implantar medidas para garantizar la accesibilidad a personas con discapacidad auditiva y en otra a favor de un plan de reforestación para duplicar la masa verde del municipio, se volvió a exhibir la política de bloques. Hubo una última excepción, de hecho fue el único punto en el que Vox se alió con la izquierda: la declaración institucional para que el comercio local forme parte del Patronato de Turismo de Alicante. Pese a la negativa del bipartito, la iniciativa de Unidas Podemos, que en su día ya defendió Vox, salió adelante. Eso sí, no es de obligado cumplimiento.

La izquierda y la derecha votó separada en asuntos que salieron adelante como la petición a la Generalitat para que reduzca los impuestos especiales a los hidrocarburos, con la aplicación de un IVA reducido o como la propuesta para instar al Consell a simplificar los trámites para obtener o renovar los títulos de familia numerosa. También hubo división de bloques, aunque en estos casos en iniciativas que fueron rechazadas, como para proponer al Gobierno de España que impulse la reforma legislativa para abolir la prostitución o que efectúe la conversión de la Sareb (la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria) en un instrumento para garantizar el derecho a la vivienda. En estos dos puntos, desde la bipartito se reprochó a la izquierda que llevase al Pleno de Alicante competencias que están en manos de gobiernos donde participan formaciones como el PSOE o Unidas Podemos. También hubo puyas entre los mismos grupos de la izquierda municipal, con Compromís atacando por la gestión del "banco malo" o la coalición morada reivindicando la autoría de la propuestas de la reforestación. Esos ataques se quedaron en las palabras: la izquierda votó unida. Tampoco salió adelante la propuesta de Compromís para que Alicante se hermane con la ciudad ucraniana de Mariúpol, asediada por el ejército ruso con motivo de la invasión de Ucrania. "¿A dónde mandamos el acuerdo? ¿Al alcalde que estará en un búnker?", se preguntó la popular Mari Carmen de España.

La última iniciativa que fue rechazada en el pleno no era nueva. De hecho, protagonizó la anterior sesión plenaria. Un mes después, el PSOE y Compromís pretendían presionar al bipartito de Alicante para que agilice los trámites para la construcción de un centro de salud mental en Alicante, con el centro de rehabilitación e integración social proyectado en el PAU 1 tras el acuerdo entre los vecinos y la fundación que impulsa la iniciativa y con la residencia a la espera de un solar para su ubicación. Al igual que hace un mes, se volvió a elevar el tono en el debate para acabar siendo rechazada con los votos en contra del bipartito y la calculada abstención de Vox.

La bronca en el pleno no se limitó tampoco al debate sobre el proyecto de salud mental. También llegó cuando, en un punto que nada tenía que ver con la tasa turística, el alcalde tomó la palabra para evidenciar las contradicciones de los socialistas, lo que aprovechó para airear la división interna del grupo municipal. Esa intervención no gustó a los socialistas, que mostraron su disconformidad con el apunte del alcalde. "Qué innecesario", señalaron. Pese a trifulcas puntuales, no fue un pleno bronco, y eso que se habló de pasada de asuntos controvertidos como la ordenanza de la mendicidad, que el bipartito volvió a defender ("La aplauden muchos alicantinos"), y la comisión sobre las oposiciones bajo sospecha de la Policía Local. En este momento, que fue en una pregunta "in voce" de Xavier López de Unidas Podemos, el alcalde no confirmó su intención de acudir al órgano creado para investigar, pese al veto del secretario general del Ayuntamiento, aunque tomó la palabra para atacar a la izquierda: "Quieren organizar un circo, y para eso tienen la comisión".

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