Las listas de espera para una operación son un problema endémico en el sistema sanitario valenciano que la pandemia no ha hecho más que agravar. Después de dos años de coronavirus siete de los diez hospitales públicos de la provincia de Alicante no han logrado reducir el número de pacientes que esperan una operación a los niveles previos a la pandemia. Sólo Dénia, con 607 pacientes menos que hace dos años; Sant Joan, con 174 enfermos menos esperando y Elche, donde hay una veintena menos de personas en lista de espera, han logrado ponerse al día, según los datos que publica mensualmente la Conselleria de Sanidad.
Actualmente hay en la provincia de Alicante 23.476 personas esperando una operación quirúrgica, el 38% de las 62.381 que aguardan en toda la Comunidad Valenciana. Además, 4.657 pacientes alicantinos llevan en lista de espera más de seis meses, lo que representa el 43% del conjunto de la Comunidad Valenciana. El Hospital General de Alicante es el de mayor tamaño en la provincia de Alicante y por tanto el que más pacientes tiene esperando una intervención, 5.260.
Traumatología es una de las especialidades con más demora, especialmente en el caso de las operaciones más frecuentes, como la de juanetes, las intervenciones de túnel carpiano o las destinadas a implantar prótesis de rodilla. En estos casos, la demora en la provincia puede llegar a superar el año, según han señalado a este diario especialistas de la provincia. En cirugías más complejas se llega a esperar hasta casi dos años para pasar por el quirófano. En Oftalmología también hay retrasos de hasta un año para una operación de cataratas.
Al margen del parón impuesto por la pandemia, con cancelación de consultas y suspensión de operaciones, los sindicatos achacan a la falta de medios, pero sobre todo de recursos humanos, el hecho de que Sanidad sea incapaz de bajar los tiempos de espera.
“Hay una elevada cantidad de operaciones por acometer y pruebas diagnósticas por hacer que Sanidad no logrará sacar adelante sino contrata a más médicos”, sostiene Víctor Pedrera, secretario general del Sindicato Médico en la Comunidad Valenciana. Entre mayo y septiembre, la conselleria va a crear 6.000 puestos estructurales más en los hospitales y centros de salud de la Comundad Valenciana, pero de ellos algo menos de un millar son para médicos, una cifra a todas luces insuficiente, según añade Pedrera. Además, la provincia parte con desventaja, puesto que arrastra un déficit de especialistas en servicios como Traumatología, Cirugía o Anestesia, tres de las áreas más implícitamente relacionadas con las listas de espera. Pero al margen de manos para operar, hacen falta profesiones en otros servicios clave para que el paciente entre al quirófano, como es el caso de Radiología, con una falta acuciante de estos profesionales sobre todo en áreas como la de Torrevieja.
A la falta de médicos, Rosa Atiénzar, responsable de Sanidad en CC OO, añade la de medios. “La Comunidad Valenciana tiene un déficit de 3.000 camas hospitalarias, que provocan que los hospitales estén permanentemente al 80% de su capacidad”. Una saturación que hace inviable en muchas ocasiones que se puedan abrir más quirófanos por las tardes para aligerar la lista de espera. Atiénzar recuerda que la ciudad de Alicante lleva años esperando un tercer hospital, “lo que ayudaría, junto con una mayor contratación de profesionales y una mejora de la organización, a paliar las esperas”.
La responsable de CC OO también pone el acento sobre el hecho de que las cifras ofrecidas por la Conselleria de Sanidad son solo punta del iceberg de la verdadera situación de las listas de espera. “Durante la pandemia se han cancelado muchas consultas con los especialistas y muchas pruebas diagnósticas, por lo que tarde o temprano esos pacientes que se han quedado esperando pasarán a engrosar las listas de espera”.
Hasta el momento, la Conselleria de Sanidad se ha valido de dos fórmulas para tratar de rebajar las demoras: las derivaciones a clínicas privadas a través del Plan de Choque y el denominado autoconcierto, por el que paga horas extra a los equipos quirúrgicos para que operen por las tardes. Sin embargo, el paso de los años ha demostrado que estas dos opciones son insuficientes para reducir la espera.
