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Luces y sombras de la plaza de Gabriel Miró de Alicante

Las raíces de los ficus crecen gracias al vallado protector que se instaló pero varias farolas han desaparecido. El Ayuntamiento afirma que las están reparando porque las golpearon camiones de reparto y garantiza que se repondrán. Los vecinos critican el estado del entorno

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Así luce la plaza de Gabriel Miró en Alicante

Los árboles monumentales de la plaza de Gabriel Miró de Alicante han adquirido tal frondosidad tras las últimas lluvias que confieren al enclave un aspecto selvático ya que la vegetación incluso tapa el busto del ilustre escritor que le da nombre, en la actualidad impoluto después de que hayan sido limpiados los bigotes y los ojos rojos que le daban un aspecto diabólico.

Además, las raíces de los ficus crecen gracias al vallado protector que el Ayuntamiento colocó a petición de los vecinos para evitar actos vandálicos en los árboles centenarios, medida que empieza a dar resultados pese a que los peticionarios reclamaban algún otro sistema, como un vallado de forja, que frenara de forma más contundente el acceso a quienes se acercaban a realizar pintadas en el tronco o los utilizan como urinario. "Es una alambrada pero constituye una pequeña barrera para que no rompan las raíces aéreas que era lo que acostumbraban a hacer. Están creciendo un poco y volviendo a su estado natural", reconocen desde la asociación del Centro Tradicional.

Son las luces de uno de los espacios más visitados de Alicante, conocida también como plaza de Correos en recuerdo de las oficinas principales de la Sociedad Estatal Correos y Telégrafos que estuvieron ubicadas en la plaza; y que de antiguo fue denominada plaza de las Barcas, porque hasta ella podían llegar las embarcaciones. Por contra, también hay sombras: vecinos y usuarios consideran deficitaria la iluminación nocturna, que achacan a la desaparición de varias farolas en el lateral recayente a la sede del Colegio de Arquitectos; y reclaman mejoras estéticas en los bancos exteriores de piedra y la reposición de elementos desaparecidos ya que consideran que el entorno deja mucho que desear y está muy deteriorado pese a ser una de las plazas más visitadas.

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Recorrido histórico por las podas de Gabriel Miró

Sobre la falta de iluminación, el equipo de gobierno bipartito (PP y Cs) afirma que "la plaza tiene mucha luz desde que se cambió a sistema de led" y admite que faltan farolas pero asegura que están siendo reparadas después de sufrir reiterados golpes por los camiones de reparto. "El hierro está dañado, son de un material especial que se está reparando y se repondrán en su sitio lo antes posible", explican desde la Concejalía de Infraestructuras.

Según explican los vecinos, en el lateral del Colegio de Arquitectos había "seis o siete farolas, y como aparcan los camiones de carga y descarga pese a que hay una señal de prohibido, les van dando golpes, se caen al suelo y las van eliminando. El hueco lo van tapando con cemento. Queda una sola farola". En cuanto al interior, señalan que faltan algunas tulipas y hay algunas luces fundidas. "Por la noche es una pena la oscuridad", aseguran.

La asociación del Centro Tradicional critica la «penosa imagen a vista de residentes y turistas» de la plaza, con jardineras rotas desde hace años que a menudo se utilizan como bancos; parte del muro de piedra que rodea la plaza está caído o desconchado; hay elementos arquitectónicos derribados; alcorques vacíos y grietas en el pavimento. "Han pasado ya años desde que denunciamos la primera vez deterioros como la jardinera rota, pero no ponen nada. Hemos mandado cartas a Infraestructuras, Jardinería, hasta al alcalde. El Ayuntamiento no se preocupa pese a jactarse de tener una plaza centenaria".

En cambio, el bipartito afirma que esta plaza tiene un mantenimiento «continuo, permanente y diario». A finales de 2019 se realizó una intervención en la fuente de la Aguadora, obra del alicantino Vicente Bañuls en 1918, que estuvo en obras por espacio de dos meses.

Los trabajos buscaban subsanar los daños del monumento, como la suciedad ambiental superficial, la formación de costras calcáreas y de sales solubles, el ataque de microorganismos y biodeterioro, las microfisuras y grietas estructurales en la superficie, las pérdidas de material de mortero y de pintura y la pérdida y desadherencia de la capa de pintura que recubre el plato de la emblemática fuente.

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