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Antonio Ríos Psicólogo experto en adolescentes

"El colegueo y el buenrollismo han hecho mucho daño en el colegio y en la familia"

El especialista afirma que para educar a los jóvenes la clave es ejercer el binomio amor-autoridad

Antonio Ríos ha publicado un libro para ayudar a los padres con hijos adolescentes Jose Navarro

Antonio Ríos lleva años formando a los padres para enfrentarse a esa etapa que todos temen, la adolescencia de sus hijos. Ahora lo hace con una herramienta más, su primer libro. “La adolescencia se termina”, es el título de este “manual de supervivencia”, que será presentado el viernes, 3 de junio, a las 19.30 horas en el aula de cultura de la Fundación Mediterráneo. La entrada es libre con presentación

Con ese título, “La adolescencia se termina”, le va a dar una alegría a más de un padre.

Dura cinco años y medio, pero se termina. Es un libro divulgativo para padres y madres. No es científico en el sentido de referencias bibliográficas, artículos o investigaciones. Es un libro para padres y madres que tengan hijos preadolescentes y adolescentes, para saber qué hacer y cómo gestionar esta etapa. Está dividido en 12 capítulos. Los dos primeros se centran en saber qué les pasa, qué ocurre, por qué cambian tanto. Porque esos cambios tiene una explicación psicológica y emocional. Hablo de cómo ellos lo viven y a partir del segundo empiezo a sugerir cosas a los padres, por ejemplo, a no entrar al cuerpo a cuerpo con ellos. Está dirigido a que los padres aprendan a situarse ante este ciclo evolutivo. Está hecho muy a mi estilo, se me lee como se me oye.

¿Qué actitud tomar en estos cinco años?

La actitud fundamental ante tus hijos a cualquier edad es que tu eres el padre o madre. Ni soy colega ni amigo ni nadie igual a ti. Soy tu padre y madre y tengo una función que hacer en tu vida. La función principal es que yo soy el que más te quiere y el que más te tengo que amargar la vida, en el sentido de que te tengo que educar. Es la cara y la cruz. Hay una cara afectiva, que es la del amor, y la otra que es la de la autoridad. Lo que más educa es el binomio amor-autoridad. Para el adolescente es igual, solo que la autoridad no puede ser la misma que para un niño de 4 u 8 años. Lo más importante es que los padres se tranquilicen y sepan aplicar ese binomio. Cuando expresas el amor a un niño pequeño también es diferente que a uno de 14. Pero un adolescente de 14 ó 15 años también necesita sentirse amado, sentir que es importante, pero no lo hagas como cuando era niño. No le toques, no le beses, no le preguntes continuamente cómo está y qué ha hecho.

Antonio Ríos publica su primer libro de ayuda para padres de adolescentes Jose Navarro

¿Qué pasa con la autoridad? ¿Se ha perdido?

Exacto. Estamos en dos décadas en las que el colegueo y el buenrollismo han sido nefastos en colegios y en familias y no me canso de decirlo. Pero la primera actitud ante la adolescencia es que los padres se tranquilicen, que no tengan miedo, porque es una etapa que todos van a pasar.

Y es sano que la pasen...

Exacto, si no se pasa es un problema. Es una etapa inexorable. También es aconsejable que los padres se formen, que lean, pero que no cojan miedo. Y hay que situarse, tienes que seguir siendo el que más le quieres, pero también el que más debe educarlo. Y luego está la autoridad, que ha cambiado y hoy no se ejerce diciendo “porque yo lo digo”.

¿Cómo imponer entonces esa autoridad a un adolescente?

Hay que negociar más. La autoridad además se pierde cuando nos desprestigiamos, cuando lo que digo y hago no concuerda o cuando actúas arbitrariamente. Si a tu hijo le dices que si tiene los deberes hechos se puede marchar, luego no puedes dar marcha atrás. Cuando tiene hechos los deberes se marcha. Hoy la autoridad es por el prestigio y no por el poder. Y el prestigio hoy está asociado a que haya concordancia entre lo que digo y lo que hago y que no haya arbitrariedad. Si de pronto te pongo una norma y te la quito porque a mí me viene mejor, la pierdes.

"El amor en la adolescencia está asociado a que le escuches, le atiendas, a que le prestes atención"

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¿Cómo se demuestra el amor a un adolescente?

A los adolescentes no les gusta que les toques, ni que les beses. No porque no lo necesiten, sino porque es de niños… El amor en la adolescencia está asociado a que le escuches, le atiendas, a que le prestes atención. Y a que valores lo que diga y sobre todo a que no le humilles, no le desprecies, no le descalifiques, no le cuestiones, ni infravalores su opinión, su punto de vista, su criterio, por inmaduro que sea. No desprecies a los amigos, ni la música que le gusta. No descalifiques lo que le gusta, las cosas que dice… No significa que estés de acuerdo con la música que le gusta. Le puede gustar el reggaeton, pues qué le vamos a hacer. Incluso le aconsejo a los padres que busquen en internet algo de información del grupo que le gusta y se hagan un poco cómplices de ellos. Así es como se siente queridos.

Entonces, nada de contacto físico para demostrarles nuestro amor.

Exacto, tampoco haciendo cosas con ellos. No van a ir a ningún sitio contigo. No esperes que vayan contigo a viajes o que se sienten en el sofá a hablar. Hay muchos padres que me dicen que sus hijos se pasan todo el día en su habitación y a eso precisamente dedico un capítulo del libro. Su habitación es su reino y no esperes que de ahí salgan a hablar contigo. No esperes que actúen como cuando tenían 7 u 8 años que salían de su curto a jugar contigo y a contarte cosas. Sin embargo vendrán a hablar contigo. Lo hará cuando él quiera y será a la hora más inoportuna, en el lugar más inapropiado y cuando tú estés más cansado y en peores condiciones: cuando estés haciendo la cena o al final del día, a las 12 de la noche. Es una compulsión, es comunicación afectiva, “necesito hablar contigo ahora”. Por ejemplo el coche es un lugar en el que cuentan cosas, porque no les puedes miras y les prestas menos atención. Y si se sientan en la cocina, lo hacen en un lateral, no te miran de frente, porque se sienten intimidados por su propia inseguridad.

"A los adolescentes no les gusta que les toques, ni que les beses, no porque no lo necesiten, sino porque es de niños…"

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¿Por qué tenemos la sensación de que la adolescencia cada vez llega antes?

No creo que llegue antes, porque la puerta de entrada es la pubertad, que es el cambio hormonal y eso es fisiológico. Lo que sí llega antes son conductas en chavales pequeños, de entre 8-10 años, donde no hay un buen ejercicio de la autoridad. Ha mucha permisividad y sobreprotección y se hacen tiranos. Un niño sobreprotegido se convierte en un preadolescente o adolescente tirano, porque le han consentido todo y con 10-11 años te manda y te ordena. Pero eso no aparece de pronto, es la consecuencia de un proceso educativo en el que el ejercicio de la autoridad no se ha hecho bien. Hay que educar la frustración y eso hay que hacerlo desde que son pequeños. No pueden tenerlo todo y conseguirlo todo y eso hay que enseñarlo desde pequeños, hay que enseñarles que la vida lleva una dosis pequeña de sufrimiento.

Antonio Ríos, en su consulta de Alicante. Jose Navarro

Ese será uno de los grandes problemas, me imagino que a los padres les cuesta ver sufrir a sus hijos.

Eso es. Y los adolescentes juegan con esa baza. Hay chicos que les dicen a los padres “es que yo no soy feliz” y los padres se quedan asustados. Y yo digo siempre lo mismo, “¿y tú eres feliz todos los días? ¿A que no?, pues cuanto antes se lo enseñes a tu hijo, mejor”. Hay días mejores y peores y otros más felices y otros menos. Llevamos unas décadas en las que no queremos que los hijos sufran, queremos que sean felices siempre, que no tengan dificultades y no los estamos preparando para la vida. Niños superprotegidos llegan a 9-10 años y son tiranos. Eso no es adolescencia, es una conducta tiránica favorecida por una sobreprotección y porque le han dado todo y se lo han consentido todo.

¿Cómo han cambiado las pantallas la adolescencia?

Mucho. Contar con internet y las redes sociales desde hace 15 años ha sido un antes y un después, porque les han enseñado a relacionarse a través de ellos. Siempre les digo a los padres que sus hijos han aprendido a relacionarse por Whatsapp y no cara a cara. Son nativos digitales y se han dinamizado a través de redes y no por grupos, como antes. Esto conlleva que no tengan un aprendizaje de habilidades sociales. Ha subido mucho el postureo, la imagen, tener muchos likes…. tu valor está asociado a los likes que tienes.

¿Qué jóvenes saldrán de este modo de relacionarse?

Viven en un mundo ficticio y no se están realizando un buen aprendizaje de habilidades sociales, de las relaciones sociales, porque el aprendizaje social se tiene que hacer cara a cara. Son adolescentes más frustrados, porque como no seas de una característica determinada no tienes seguidores. Juega con el sesgo del cuerpo perfecto, el maquillaje perfecto, con todo la repercusión que ello tiene. Nos se educa en la realidad.

"La adolescencia no se está adelantando. Lo que sí llegan antes son conductas en chavales pequeños, de entre 8-10 años, donde no hay un buen ejercicio de la autoridad"

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¿Está notando en su consulta el aumento de problemas derivados de la pandemia?

Yo no lo veo tanto, lo ven más los psiquiatras. Tengo compañeros psiquiatras que dicen que están como nunca. Mucho trastorno de la alimentación, ansiedad, trastornos del sueño, hay trastornos del animo, desilusión, apatía...

¿Cómo puede ser que en pleno siglo XXI haya este aumento de violencia machista entre parejas de adolescentes?

Entra dentro de la crisis de valores que sufrimos y que es brutal. Y uno de los valores que más está en crisis es el respeto. Estos 20-25 años de educar en el colegueo, en el buenrollismo, en edulcorar la vida…. En esa permisividad absoluta de todo vale y todo está permitido. No ha habido límites claros. La violencia de hijos a padres es también una consecuencia de una educación sin limites en las que puedes hacer y decir lo que quieres.

¿Quizá se ha confundido poner límites con ser un padre de la época de Franco?

Eso es. Y siempre digo que padres e hijos no somos iguales. Lo somos en dignidad, derechos y deberes. En los demás no. No es lo mismo un padre o una madre que un hijo o un profesor que un alumno. Un profesor sabe más que el alumno y el padre tiene más experiencia en la vida que el hijo de 13 o 15 años. Quienes saben cómo manejar la vida somos los adultos y los padres tenemos que ser los entrenadores de la vida. Hay que prepararles para la vida y esa misión es de los padres y ellos deben obedecer a los entrenadores. Muchos casos de violencia es porque no ha habido límites claros en los que se evidencia que tú eres el adulto y tú el menor, tú aprendes y yo te enseño. También es cierto que hoy en día llegas a casa cansado y al final dejas, permites y pierdes en rol. Entras en la permisividad y esa figura de referencia se va deteriorando.

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