El investigador de las Hogueras Juan Carlos Vizcaíno dio su visión sobre la actual situación de la Fiesta alicantina y de su futuro en el ciclo "Alicante, una provincia de fiestas", organizado por el Instituto de Cultura Juan Gil Albert, tomando como punto de partida las repercusiones que sobre las mismas ha dispuesto la incidencia del covid-19.

Vizcaíno ya avisó de la crisis del modelo de las celebraciones en 2019 y propone captar socios entre quienes acuden asiduamente a los racós en Hogueras sin que estén obligados a participar en nada el resto del año, como ya se hace en las Fallas de València.

¿Cómo valora el impacto que ha tenido el covid en las fiestas?

Lo sucedido por el covid ya no tiene vuelta atrás pero creo que las Hogueras de 2019 ya partían de una situación de crisis. En junio de 2019 ya dije que son una pompa de jabón, vas al centro y es maravilloso; vas a los barrios y en algunas zonas hay cierto grado de crisis. Era una fiesta muy polarizada y el covid lo ha agudizado. En Alicante hay miedo sobre lo que pueda suceder en 2023, una sensación mayoritaria agudizada por la subida de costes de los materiales de los monumentos, la iluminación y otras parcelas. La situación económica tendrá sus efectos.

Vizcaíno, durante el ciclo sobre fiestas organizado por el Gil Albert Héctor Fuentes

¿Qué cree que pasará en las Hogueras del año que viene?

Vaticino que habrá varias Hogueras Especiales menos, se quedarán en cinco o seis. No pasa nada porque también hay monumentos buenos más pequeños. Lo que me da miedo es que algunas comisiones que han estado en precario desaparezcan y no es descartable. Todas las hogueras no tienen por qué ser Especiales pero sí contar con un peso social que dé una seguridad, porque hay distritos de 20 personas y 10 niños. Así no se puede seguir, una situación como la actual te lleva por delante. Ha habido otras fiestas que han sabido adaptarse mejor a la situación como el mundo fallero de Vàlencia.

¿Dónde está la diferencia?

Mientras aquí se han suspendido dos años de Hogueras, ellos han tenido dos años de Fallas. Estar en Hogueras es muy caro y además se trabaja mucho. Somos pocos y se quiere hacer de todo, por lo tanto hay que pagar bastante. Muchas comisiones alicantinas están mal, partiendo de que ya lo estaban en 2019. En València en 2020 se habían perdido 10.700 festeros de 100.000, un 11% y parece que se ha recuperado esa cifra; además solo ha desaparecido una falla de 400. El mundo fallero está potente porque son muchos y pagan poco, el problema está en Alicante y ahora se agudiza. Las comisiones han estado tres años con cuotas bajas o sin cobrar cuotas al no haber fiestas. A ver quién aguanta con los precios subidos en la iluminación, en los materiales. Se va a notar porque partíamos de una situación de crisis y con el covid se agudiza.

¿Qué se puede hacer?

En Alicante hay que cambiar el modelo de fiesta y se puede hacer en un proceso de tres o cuatro años con el consenso general. La clave es que se pague poco ser foguerer y captar nuevos socios entre los que cogen mesas en los racós en Hogueras. Conozco a gente en Alicante que paga y se limita a pasar la semana de Fallas en València. La gente no quiere implicación, hay que ponérselo fácil. Tenemos que cambiar el chip como ya han hecho algunos distritos (Sagrada Familia, Polígono de San Blas), sobre todo el nicho de comisiones modestas de barrios que muchas están en las últimas, para captar nuevos foguerers y duplicar el censo. Somos siete mil y pico, el 2% de la población, pero hay gente que paga 200 euros por una mesa en Hogueras. Hay que conseguir que paguen 300 euros, es decir, poco más, se les da de alta y que luego participen en lo que quieran pero que estén dentro para tener gente en la Fiesta. Somos los mismos que hace 25 años con 55.000 habitantes más, va creciendo la ciudad y las Hogueras tienen cada vez menos presencia social. València y Villena tienen la lección aprendida pero las Hogueras de Alicante, donde históricamente las comisiones ejercían de gestores de sus barrios, se han quedado desfasadas, y aparte es caro.

16

Fallas de artistas alicantinos 2022

¿Cuánto cuesta ser fallero?

Por una semana en Fallas puedes participar desde 180 euros, es barato y entra mucha gente. En Villena son 35.000 habitantes y hay 10.000 festeros de Moros y Cristianos, la mayor densidad entre las fiestas de la Comunidad. Pagan entre 250 euros y 300 euros al año. Las Hogueras son caras porque aparte de pagar tienes que estar muy implicado. No se fomenta la participación discreta como hacen otras fiestas. Hay comisiones en las que hay que pagar mil euros al año, 900, y hay que estar muy implicado. Esa mentalidad ha de cambiar.

35

Actividad en las hogueras Rambla, Los Ángeles, Plaza Lo Morant, Carolinas Bajas y La Marina Rafa Arjones / Alex Domínguez

¿Falta sentimiento colectivo?

Para las comisiones modestas es muy complicado plantar, hay que ayudarles y que haya un compromiso colectivo. Además da la impresión de que somos un círculo cerrado, tenemos que abrirnos. Muchas comisiones no se atreven dan miedo al salto porque no hay ese sentimiento colectivo y tenemos una oportunidad de replantearlo. De lo contrario, se va a quedar en una fiesta solo del centro de Alicante y de cuatro barrios potentes, y el resto de la ciudad va a estar desierto. En Hogueras algunos barrios están desolados, sin alma festera. Se te cae el alma a los pies.

11

Encendido oficial de las luces de Hogueras Alex Domínguez

¿Se podría haber aprovechado el parón de dos años para equilibrar la Fiesta?

Entiendo que este año había que volver como fuera, sin poner pegas. Pero sí que hay que plantearse reestructurar esa proliferación de macrorracós en el centro porque es una sanferminización de las Hogueras. Si hubiera un referéndum la mayoría votaría que no a esos recintos. Se puede hacer una fiesta razonable sin tantas molestias. Habría que replanteárselo, aparte de que si viviera en el centro no sería foguerer porque estaría angustiado. Desequilibra los barrios porque la juventud se quiere ir al centro en lugar de luchar porque se queden en las comisiones. De un año para otro sí que habría que planificar algunas medidas y límites.

¿Cree que las Hogueras son demasiado largas?

En los últimos años se ha dilatado la Fiesta en el tiempo. No entiendo por qué el pregón, que hasta hace poco era a mitad de junio casi con los monumentos ya en la calles, se cambió a principios de mes sin ambiente de fiesta en la calle como no sea por copiar a València. Soy partidario de comprimir el estado de fiesta porque la fiesta es una excepcionalidad, aparte de que sería más intenso. Cuanto más comprimes una fiesta en una semana más se disfruta. Tampoco me gusta la elección de la Bellea del Foc en noviembre. Con este cambio de ejercicio veo a las comisiones con bastantes nervios. Se queman las hogueras, empiezan las presentaciones en septiembre...Son cambios poco meditados pero lo que se aprueba, aprobado está.

¿Qué hacer para que la gente se enganche?

Es difícil porque los barrios han mutado demográficamente. Son muy distintos, residenciales que de por sí no quieren hogueras o con mucha inmigración, a la que no se ha sabido captar. Hay gente que se va de Alicante en Hogueras pero también es cierto que existe un nicho de 30.000 o 40.000 personas que cogen mesas de racó en junio donde se puede “pescar” a unas 7.000 dispuestas a pagar pero que el resto del año se desentienden. Tener ese peso social da seguridad económica y en Alicante no se ha querido asumir por tradición o costumbre. Esto lo hacen como hemos comentado otras fiestas que nos rodean. Das de alta a esas personas pero no les obligas a nada.

Te puede interesar:

¿Cómo se afronta esa vuelta de las Hogueras?

Estoy observando mucha ilusión entre la juventud que hay en Hogueras, con ganas de recuperar esos años perdidos, y en la gente de la ciudad que disfruta de la Fiesta pero en los foguerers de edad hay frialdad. No tenemos ilusión, vamos como en piloto automático. Después del parón, sientes un poco que la Fiesta es prescindible. Entre los veteranos, que somos los que estamos más implicados, gente significada en las Hogueras, hay sensación de frialdad. Hay desazón al no haberse atrevido (la ciudad) a hacer Hogueras. Es dura esa incertidumbre. Entiendo que quienes hayan tenido un poco de responsabilidad les haya afectado.