“La recuperación no se está trasladando a quienes más sufren”. Con estas palabras ha resumido este jueves el obispo de la diócesis Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, la situación en la que se encuentran las personas que en la provincia de Alicante viven bajo el umbral de la pobreza. Lo ha hecho durante la presentación de la memoria de Cáritas del año pasado, en la que se constata que las cifras de pobreza y necesidad en la provincia siguen siendo muy elevadas pese a que lo más duro de la pandemia ha pasado.

En todo 2021 fueron 53.844 las personas atendidas por la entidad diocesana. “Las cifras son muy similares a las del año anterior, lo que es muy preocupante porque entonces estábamos en pleno covid, con el confinamiento incluido”, ha señalado Francisco Javier Ruvira, secretario general de Cáritas Diocesana.

Que se mantengan unas cifras tan elevadas de pobreza es sinónimo, para Munilla, de que la situación se está cronificando para muchas de las personas a las que ayuda Cáritas. “Uno puede pensar que los datos sobre el resurgir económico tienen su traslado inmediato a nuestros a los que más sufren, y eso no es así”.

De las casi 54.000 personas atendidas por Cáritas el año pasado, casi el 59% son españolas, siguiendo la tendencia que se produjo en la anterior crisis económica. Un 24,6% de los beneficiarios han sido además menores de edad.

De todos los factores que llevan a que una persona quede en exclusión, el de la vivienda es en estos momentos el más grave. Ocho de cada diez personas que acude a pedir ayuda a Cáritas tiene problemas para acceder a una vivienda digna y mantenerla y un 15% viven en habitaciones en pisos compartidos.

Un joven pide en una de las calles más céntricas de la ciudad HECTOR FUENTES

La falta de un techo bajo el que vivir no es además propia exclusivamente de personas desempleadas. “Detectamos que muchas personas con trabajo tampoco pueden acceder a la vivienda. Es el fenómeno de los trabajadores pobres, que hace unos años nos parecía algo impensable en España”, sostiene Ruvira. En este sentido, el responsable de Cáritas hace un llamamiento para que el Gobierno “actúe ante un problema que es urgente y sobre el que se pueden hacer más coas de las que se están haciendo”.

Preocupa a Cáritas que en la Comunidad Valenciana más del 20% de la población (1 de cada 5 habitantes) vive en estos momentos en una situación de exclusión social. “Esto revela que, de forma generalizada, tenemos una estructura social y económica muy débil y poco resistente a las crisis, comparada con otras zonas de España o de Europa. Cada crisis económica y social supone un aumento de la vulnerabilidad de un amplio porcentaje de la población ya que los avances, ayudas o mejorías no llegan a todo el mundo ni al mismo tiempo” ha explicado el secretario de Cáritas.

La entidad diocesana advierte también de la aparición de nuevas brechas, como la digital, que se ha convertido en un nuevo factor de exclusión. “Para acceder a muchos de los trámites de la administración no sólo hace falta un ordenador, móvil o tableta, también una conexión a internet y alguien que te enseñe. Con la pandemia las administraciones y los bancos han aprovechado para dar ese salto digital, que es positivo, pero cuando no sabes manejar esta tecnología se convierte en una brecha”.

Por su parte, el obispo Munilla también ha destacado la desintegración de la familia” como otra de las causas que generan pobreza. “Al romperse las familias, las necesidades se duplican, sobre todo de vivienda”. En este sentido el obispo ha puesto el foco en la importancia de “la apuesta de la Diócesis por intentar ayudar a las familias no solo desde Cáritas sino también desde los Centros de Orientación Familiar, los COF, menos conocidos pero donde se está haciendo un importante trabajo de atender a los matrimonios con problemas ya que entendemos que las rupturas familiares y la desestructuración familiar es una causa muy fuerte de generación de pobreza”.

Por su parte, Víctor Mellado, director de Cáritas destaca la fragilidad en la que han quedado muchas familias en la provincia que no habían logrado recuperarse de la anterior crisis económica. Destaca así mismo el aumento de los casos de acompañamiento a mujeres que sufren violencia de género, "un problema que nos preocupa mucho".