“En 2022 las Hogueras volverán a ser el polo de atracción de una ciudad que, sin su Fiesta Oficial, está vacía desde hace dos años. ¡Qué largo se nos hace! Pero saldremos de ésta”. Así finalizaba el pasado año mi Tribuna, en el Extra de Hogueras de este diario, titulada “Un espíritu de fuego que sigue vivo”.

Y estamos saliendo, como aventuré. No es definitivo. Sigamos con la cautela y la precaución por bandera. Si fue la Organización Mundial de la Salud (OMS) quien catalogó a la covid-19 como pandemia, todavía no la ha dado por extinguida. Por lo tanto, la prudencia sanitaria es la que debe primar en estas esperadas Hogueras.

Tras este obligado preámbulo nos disponemos a vivir las que van a ser, las de 2019 ya lo fueron, las mejores Hogueras de los 94 años de historia. ¿Por qué? Porque van a ser diferentes, distintas, ansiadas, esperadas, ilusionantes, evocadoras, añoradas... Pongámosles cuantos calificativos similares se nos ocurran porque todos definirán a cuanto vamos a vivir desde la nostálgica Entrada de Bandas hasta la noche de la cremà con el posterior epílogo de los castillos de fuegos artificiales en la playa del Cocó. Sin olvidar los siete disparos de las mascletàs en la Plaza de los Luceros, su sitio. El de las mascletàs.

Que van a ser unas Hogueras diferentes también lo certifican las caras de ilusión que hemos podido ver en los distintos actos previos. Emoción contenida e incontenida en esas miradas. En los gestos que hablan. En algarabía controlada previa a la que se va a vivir en los inminentes días, cuando la primavera deja paso al celebrado solsticio de verano.

Alicante volverá a ser ejemplo de convivencia en estas Hogueras. El carácter abierto, cosmopolita y acogedor de esta ciudad se ofrecerá a los visitantes, siempre con una sonrisa de cortés bienvenida, con el complaciente consejo para disfrutar del completo calendario de actos. Para gozar de los variopintos desfiles y asombrarse de la indumentaria de la Fiesta en la Entrada de Bandas o en la Ofrenda de Flores a la Virgen del Remedio, apreciar la vistosidad del Desfile Folclórico, los más informales pasacalles, las ruidosas despertàs. Emocionarse y temblar, de emoción, cuando llegan las dos de la tarde en la Plaza de los Luceros. Sonreír por las críticas o sorprenderse con el riesgo de los remates de los monumentos adultos, encariñarse de las creaciones infantiles, maravillarse por eternos segundos con la Palmera iluminando el monte Benacantil, o extasiarse con la locura lúdica contenida que supone la cremà.

Dos aspectos más harán distintas a estas Hogueras. Serán, seguro, las más vistas porque lo propiciará la sucesión de días no laborables en el ámbito de la Comunidad Valenciana -23 y 24 de junio-. Tendrán, asimismo, un tinte de auténtica novedad para quienes nacieron en 2019 y que, ahora, con poco más de tres años tendrán sus primeras vivencias en la Fiesta. Ellos, seguro, tomarán el relevo porque lo que nace de la raíz de un pueblo, se convierte en “Gentes... de Fuego”, como el lema de aquella hoguera especial que Pedro Soriano plantó en el distrito Hernán Cortés.

Cuando este 18 de junio veamos que los integrantes de la Federació de les Fogueres de Sant Joan abren la Entrada de Bandas, será el comienzo de estas Hogueras. No será un desfile más. Tendrá tintes históricos: por vez primera una mujer, Toñi Martín-Zarco Marín, lo hará en calidad de presidenta del órgano rector de la Fiesta. Las ovaciones que reciba la Federació irán también para el conjunto de las personas que han sabido resistir durante los dos últimos años. Foguerers y barraquers que se han adaptado a las circunstancias. Han aparcado sus sueños. Han dejado de lado sus anhelos. Han esperado para vencer y la victoria, aunque con las lógicas reservas porque la pandemia sigue ahí presente, llega en forma de las Hogueras 2022.

Las gentes de la Fiesta son agradecidas. Valoran a quienes les han ayudado a combatir la pandemia en el último bienio. Seguro estoy que ese agradecimiento les llegará en estos intensos días a los agentes de las policías local y nacional, Guardia Civil, Protección Civil y Bomberos, aunque a estos últimos con la guasa -digamoslo así- consentida de la noche de la cremà. El mío y el de la Corporación Municipal lo tienen para siempre.

Echo la vista atrás y recuerdo, con pesar, los momentos en los que tuve que firmar los decretos de suspensión de las Hogueras 2020 y 2021. Nunca una sucesión de palabras oficiales destiló tanta amargura. Tanto pesar. Sabía que cercenaba ilusiones. Que ponía un paréntesis en la historia de las Hogueras. Tenía que ser así. Lo aceptaron, con resignación fogueril, los barraquers y foguerers, los artistas de hogueras, los indumentaristas, los pirotécnicos, los integrantes de las bandas de música, los sectores de la hostelería, los de la restauración... y tantos y tantos otros.

También tenemos muy presentes a todas las personas que nos han dejado en estos dos años de pandemia. Gentes de la Fiesta y personas anónimas que disfrutaron de las Hogueras de 2019 y que ahora, desde el cielo, contemplarán cómo la “bola de nieve” de la que hablara Jose María Py al referirse a las Hogueras, sigue creciendo y creciendo.

Hoy, 18 de junio, todo quedó atrás. ¡Vivamos las Hogueras!. Sintámonos orgullosos de lo que somos. Ahondemos en nuestras raíces. Pongamos en valor nuestras tradiciones. Valoremos lo que nos han hurtado en los dos últimos años. Dejemos volar los sentimientos. Añoremos momentos vividos. Dispongámonos a compararlos con los que nos esperan.

Estamos en el Alicante que, sabiendo de dónde viene, se dispone a disfrutar de unas Hogueras que se ha merecido. Porque las ha esperado como sólo las buenas gentes lo sabe hacer: con paciencia, paso a paso, y sabedoras de que en la constancia está el triunfo. Alicante, a diferencia del último bienio, está llena y plena de su Fiesta Oficial.

¡Vivan las Hogueras 2022!