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Los regantes de Elche reciben los primeros aportes del Júcar que sustituyen a los acuíferos

La SAT San Enrique dispondrá hasta diciembre de 0,5 hectómetros que permitirán el riego de 500 hectáreas a 600 comuneros, que dejarán de extraer agua de los sobreexplotados pozos hasta 2027

El agua del Júcar llega al embalse de la SAT San Enrique, lo que beneficiará a 600 comuneros que riegan 500 hectáreas. | ANTONIO AMORÓS

Los regantes de Elche han comenzado a recibir los primeros envíos de agua del trasvase Júcar-Vinalopó después de que la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) autorizara un volumen de 18,8 hectómetros cúbicos del que son beneficiarios los usuarios integrados en la Junta Central de Regantes del Vinalopó-Alacantí y Consorcio de la Marina Baixa. En concreto, los 600 comuneros de la SAT San Enrique de Elche recibirán 500.000 metros cúbicos de agua trasvasada (0,5 hectómetros) hasta el 31 de diciembre, fecha hasta la que se ha autorizado el trasvase, para regar 500 hectáreas.

Ángel Urbina, en primer término, observa la llegada de agua. | ANTONIO AMORÓS

Este envío de agua permitirá a los regantes paralizar las extracciones del acuífero de la Sierra de Crevillent, de la cual son usuarios esos comuneros, y que es el aporte con el que estaban regando. La sobreexplotación de los pozos es un grave problema. El objetivo final que se persigue con el trasvase es, precisamente, evitar la sobreexplotación de los acuíferos, declarados así en 2020, y para ello había un plan establecido, que acaba en 2027, para progresivamente parar de extraer agua de los pozos subterráneos para permitir que se recuperen. Sin embargo, la Confederación Hidrográfica del Tajo ha aprobado finalmente prohibir extraer 86 hm3 de los 95 hm3 actuales de agua subterránea para regadío de los seis acuíferos de la provincia entre 2023 y 2027. Un caudal que deberá ser sustituido por la agua del trasvase del Júcar. Para lograrlo hace falta que el Ministerio para la Transición Ecológica acuerde un convenio a largo plazo con los usuarios del Vinalopó y l’Alacantí para que ese agua se sustituya por la del trasvase del Júcar. «Lo que estamos negociando es intercambiar el agua de los pozos por la del Júcar-Vinalopó, litro por litro; es decir, por cada litro de acuífero que cerramos, que nos den un litro del trasvase», señala el presidente de la SAT San Enrique y portavoz de la Junta Central, Ángel Urbina.

Es el primer gran envío de agua desde que oficialmente acabaran las obras del trasvase en 2012 de una infraestructura que costó 400 millones y por la que hasta ahora habían circulado sólo 36 hm cúbicos en diez años. La cantidad autorizada multiplica por cinco el volumen suministrado el año pasado y busca aliviar la sobreexplotación de acuíferos y mantener el regadío de las comarcas del Alto, Medio y Baix Vinalopó, respetando el caudal ecológico del Júcar. Sin embargo, la tarifa establecida de riego del agua bombeada, de 0,295 euros por metro cúbico, es elevada. Así, la Junta Central de usuarios negocia con el Gobierno la firma de un convenio para que se siga trasvasando agua del Júcar, que no sólo sea de larga duración, mínimo dos años, sino que también rebaje el precio. «El agua del trasvase siempre ha llegado intermitentemente y pretendemos que sea continua, y también más barata», señala Urbina. Los regantes ya tienen un acercamiento con el Ministerio y negocian la horquilla en la que se moverá el precio del agua trasvasada. El acuerdo deberá cerrarse antes del 31 de diciembre para que el nuevo aporte de agua llegue en mayo de 2023.

Mantener los cultivos

El agua del trasvase permitirá mantener los cultivos del norte de Elche, donde hay cítricos, hortalizas y muchos invernaderos. Los usuarios de la SAT San Enrique almacenarán en sus dos embalses, el de San Enrique y el Ingeniero José Ramón García Antón «de uso exclusivo de la SAT San Enrique», matiza Urbina, el agua que no usen para regar. El Júcar-Vinalopó es un «proyecto medioambiental», recuerda Urbina, porque evitará la sobreexplotación de los acuíferos. La idea es parar los pozos, en parte, y sustituirlo por el agua del Júcar a través del trasvase. «Hay que vincular totalmente la parada de los pozos con el trasvase», indica el portavoz de la Junta Central.

Precisamente, los profesores e investigadores Antonio Gil Olcina y Antonio Rico, expertos en agua, preparan un libro que trasladará la historia de los 602 años del Júcar-Vinalopó, del que hay referencias desde el 27 de mayo de 1420.

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