El testimonio de una alicantina remueve conciencias sobre la responsabilidad de adoptar un animal. Ha sido una usuaria de Twitter quien firma un relato que ha conseguido una enorme repercusión: más de 20.000 interacciones. Un enorme viral que habla de unos hechos que ocurrieron en una protectora de Alicante, cuando una mujer acudió al lugar con la intención de adoptar un gato. 

Ya desde el inicio, las cosas no fueron bien, y la responsable del refugio lo notó. La interesada en acoger un felino comenzó a mostrar ciertas actitudes o palabras que encendieron las alarmas. La autora del hilo da cuenta de ello en los diferentes tuits con el uso de las banderas rojas. La joven utiliza este icono para indicar frases que dijo la mujer, y que consideró como señales evidentes de que no era la persona idónea para llevarse un animal a casa.

Nada más iniciarse la conversación, las alertas empezaron a saltar, tal como explica la empleada de la protectora: "Empieza a hablar y me dice que es para su hija de 6 años, que ella no quería". Aquí va la primera bandera roja que aparece en la publicación. No será la última.

La joven sigue contando lo sucedido y detalla el empeño que tenía la mujer en que el gato fuera "tranquilito" (segunda bandera roja). La charla entre las dos acababa de empezar, pero la trabajadora asegura que en estos momentos ya "tenía clarísimo que no iba a darle un gato". Aun así, le propuso la idea de llevarse un gato más adulto, ya que "los jóvenes por norma general son muy activos, juguetones, rompen cosas...". La autora del hilo reconoce que lo que intentaba era que la señora "entrara en razón".

Pero no hubo manera. Todo esto fue por teléfono, pero por la tarde la mujer se presentó en el refugio con el objetivo de llevarse un gato de allí. La interesada no acudió sola, sino que lo hizo en compañía de su marido y de la niña, a la que le dijo, en referencia a uno de los gatos que había en la protectora: "Se parece al gatito que tenía mamá que era súper bueno y estaba siempre durmiendo, ¿te acuerdas cariño?". Nueva bandera roja por parte de la autora del hilo, que confiesa que en este punto ya estaba desquiciada.

La joven los dejó solos y se puso a fingir que hacía otras cosas para prestar atención lo que decían mientras miraban todos los gatos que había en la protectora y que justo en ese momento, se pusieron a jugar. Al presenciar la imagen, la mujer comentó a su hija: "Ay, si es que están todos igual de locos y son igual de nerviosos... ¿estás segura de que no prefieres un hámster, cielo?" 

La indignación de la chica seguía en aumento y afirma que al escuchar esto, volvió a acercarse para hablar con ellos y recalcarles que el gato lo tienen que querer todos, no solo la niña. "Será un integrante más de la familia", subrayó. Sus intentos por convencer a la mujer parece que cayeron en saco roto, porque nada más terminar su discurso, la señora no cejó en su empeño. "Queremos ese, ¿pero es macho?", una pregunta que tenía como objetivo saber si el gato sería tranquilo: "Me han dicho que los machos castrados con más tranquilos".

La paciencia de la joven ya se encontraba cerca del límite, pero por suerte o por desgracia, el gato era hembra. Eso sí, esto poco importó en el devenir de los hechos. "No importa, nos la llevamos", dijo la mujer, convencida de que el desenlace estaba cerca, pero no. La encargada del refugio le explicó que hay que cumplir un protocolo que asegure la calidad de las adopciones y el futuro de los animales.

La chica estaba convencida de que no se iban a llevar un gato, pero completar este proceso era esencial para que la familia entendiera por qué no podía llevárselo. Por este motivo, empezó a hacer las preguntas necesarias e interesándose en si habían tenido otros animales, los cuidados que requiere o el tipo de casa en el que viven, y fue aquí donde la cosa se torció.

La familia declaró que viven en un quinto, y en este tipo de vivienda, la protectora establece como requisito obligatorio poner protección en las ventanas para evitar que el gato pueda sufrir una caída. Según el testimonio de la joven, la mujer no aceptó esta idea, por lo que se llegó al final deseado por la trabajadora del refugio. "Sin protección, no le puedo dar el gato", fue la respuesta que al fin parecía definitiva, según explica en el hilo, en el que también apunta que la mujer, aún convencida de poder firmar la adopción, llegó a preguntar si podía devolver el gato en caso de que ocurriera algo.

Vista la situación y con la mujer manteniendo fija su postura de llevarse al gato sí o sí, a la responsable del área no le quedó otra que poner una excusa clásica vestida en la mejor amabilidad: "Lo consultaré y le daré hoy una respuesta definitiva". Un 'ya te llamaremos' de manual y una respuesta claramente evasiva que la señora no entendió. Horas después, volvió a ponerse en contacto vía telefónico para comprobar el estado de la adopción. En esta llamada, la interesada habló con otro empleado, pero sus intentos solo le acabaron llevando a una nueva y por fin última negativa.

Antes de conocer el desenlace de los hechos, aún sin saber cómo terminaría la historia, la joven destacó en la parte final de su hilo de tuits que en cualquier caso "la respuesta definitiva va a ser que no", pero mostró cierto temor en que la mujer pudiera presentarse en el refugio y "liarla" de alguna forma. Finalmente, parece que no ocurrió, y el gato (o mejor dicho, la gata) sigue esperando en la protectora una familia que la quiera como algo más que un regalo, ya que como dice la autora de la publicación: "Los animales no son cosas que regalarle a tus hijos. A ver si lo vamos entendiendo".