Las cañoneras instaladas en el castillo de San Fernando hace dos siglos para evitar la invasión de los franceses, y que fueron recuperadas hace poco más de un año, han acabado siendo tomadas por los matorrales ante el abandono del ayuntamiento.

Un paseo por la fortaleza basta para comprobar cómo tras las obras de restauración arquitectónica, que sacaron a la luz el sistema de defensa en la Guerra de la Independencia, el mantenimiento ha brillado por su ausencia en el Bien de Interés Cultural (BIC), que ha sido conquistado por cientos de arbustos y matas.

Arbustos y matas crecen por doquier. HÉCTOR FUENTES

La vicealcaldesa y portavoz de Cs, Mari Carmen Sánchez, en una entrevista a este diario hace unas semanas, sacaba pecho de la actuación realizada: «Poco a poco se van haciendo cosas que jamás se habían hecho, porque antes era un secarral en el que más o menos daba miedo entrar».

Ahora el secarral ha dado paso a los matorrales desde hace meses. Pero es que la fortaleza es una piedra en el zapato del bipartito desde que llegó al Ayuntamiento y han sido continuos los despropósitos acometidos. Primero lo abrió con nocturnidad, de un día para otro, sin ningún aviso de que ya se podía visitar tras finalizar las obras. 

Eso sí, la apertura llegó sin que la iluminación estuviera preparada, dando un aire fantasmagórico a la fortaleza, ya que había zonas en las que las luces estaban estropeadas y no funcionaban. Tras un periodo de reparación, en el bastión se volvió a hacer la luz... hasta que se quedó a oscuras por completo. Los últimos trabajos realizados han dado, de momento, sus frutos, y el castillo no está apagado.

A esto se ha unido que no han sido pocos los días, en especial los fines de semana, en que San Fernando ha permanecido cerrado a cal y canto durante horas hasta que han acudido a abrir la puerta. Entre semana son los propios operarios del servicio de mantenimiento de zonas verdes los que se encargan de abrir el castillo, por la puerta de los leones, y los fines de semana es la Policía Local la responsable.

Y lo último es la pasarela exterior de acceso al castillo desde el Monte Tossal, junto al bar de la rotonda. Debía estar finalizada en abril, pero el bipartito tuvo que modificar el proyecto a mitad de camino, unos cambios que afectaban a la cimentación, micropilotaje, firme de pasarela y zona de acceso al túnel, y que alargaban las obras hasta finales de junio.

Pero las hojas van cayendo del calendario y en julio no han finalizado los trabajos, que permitirán a los visitantes entrar directamente a la fortaleza por el foso.

Zona donde debía estar la pasarela de acceso al foso. HÉCTOR FUENTES

«Puede ser un sitio estupendo para realizar una presentación o un evento congresual porque las vistas que se tienen desde el castillo de San Fernando son muy interesantes», afirmaba la vicealcaldesa en la misma entrevista. Las vistas desde la atalaya son espectaculares, pero mejor no mirar hacia el interior porque la decepción crece a la misma velocidad que los matorrales.  

Entre tanta apatía por el castillo, la concejalía de Limpieza sí que ha limpiado las pintadas que unos vándalos realizaron en el torreón, en la parte de abajo de su forma troncocónica. Ha tardado un año, arrancar los matorrales no sabemos cuánto tiempo llevará.