Altas temperaturas y una elevada humedad. La combinación climática que sufrimos estos días es como una especie de cóctel Molotov para nuestro organismo. “El hipotálamo es nuestro termostato interno que, ante un aumento de las temperaturas, se encarga de activar el mecanismo del sudor para evacuar el calor y también de redistribuir la sangre”, explica el neurólogo del Hospital de Sant Joan Carlos Martín.

El problema llega, como ocurre en estos días, cuando la temperatura supera los 40 grados y hay entre un 60% y un 70% de humedad. “En estas condiciones el hipotálamo no puede regular bien la temperatura corporal, por lo que se desentiende de otras funciones que no son tan importantes y se centra en esto”. De ahí que en días de intenso calor como los que estamos atravesando esta semana aparezcan problemas para prestar atención, concentrarse, memorizar y también que estemos más cansados de lo habitual.

Este sobre esfuerzo de nuestro cerebro se traslada a las noches, lo que provoca que no podamos dormir bien. Cuando el cerebro es incapaz de dominar la situación llega lo que se conoce como el golpe de calor, “que en el cerebro provoca una serie de alteraciones, entre ellas la degradación de proteínas y en último caso la inflación que puede provocar la muerte de la persona”.

Una niña se refresca en una fuente de Elche para mitigar las altas temperaturas ANTONIO AMOROS

Carlos Martín diferencia entre dos tipos de pacientes que sufren golpes de calor. Por un lado están los activos, que son gente joven que sufre esta reacción por hacer ejercicio o actividades intensas a pleno sol y los pasivos, como es el caso de los ancianos, que pasan mucho tiempo sin beber agua. Martín recuerda que el golpe de calor no llega de repente, “generalmente hay una serie de síntomas que le preceden, como es el caso de los calambres o los dolores de cabeza”. Es importante identificar estos síntomas para poder reaccionar a tiempo.

Por otro lado, las altas temperaturas disparan los casos de insomnio. Andrea Aliaga, residente de Neurofisiología en el Hospital General de Alicante Doctor Balmis explica que “el calor y el aumento de horas de luz hacen que se fabrique menos melatonina”, la hormona que regula el sueño. De esta manera, aumentan los casos de insomnio, que también se ven influidos “por la vasodilatación que sufrimos con este calor y que nos impide conciliar el sueño y mantenerlo”.

En este sentido, la neumóloga y experta en Medicina del Sueño de la Unidad del Sueño de la Clínica Vistahermosa, Elia Gómez, explica la importancia de la temperatura corporal a la hora de conciliar el sueño. “Lo que favorece que durmamos es que la temperatura central baje y para eso la temperatura periférica también tiene que bajar”. Si hay calor y humedad “nos impide bajar esa temperatura central, el inicio del sueño se ve retrasado”. Con temperaturas por encima de los 21 ó 23 grados y mucha humedad, lo que ocurre estos días, “la fase de sueño profundo y REM se ven disminuidas, lo que hace que no descansemos, ya que en esas fases reconstruimos nuestro cuerpo y es donde nos regeneramos y afianzamos la memoria”, señala Gómez.

"El golpe de calor no llega de repente, generalmente hay una serie de síntomas que le preceden, como es el caso de los calambres o los dolores de cabeza"

Carlos Martín - Neurólogo

Según explican los analistas de Meteored, cuando la temperatura es elevada, la humedad es el elemento que aumenta la impresión de calor haciendo que la sensación térmica exceda al valor de la temperatura del aire; esto es debido a que una humedad alta dificulta o incluso inhibe el proceso de transpiración corporal.

Por el contrario, si la humedad es baja se facilita la evaporación del sudor corporal, por lo que nuestro cuerpo perderá calor más fácilmente y la sensación térmica será menor que la temperatura del aire. Una cosa es la temperatura que mide el termómetro o del aire y otra, a veces muy distinta, es la temperatura aparente que a nosotros nos parece que hace: la sensación de calor o de frío que sentimos los humanos.

"Por encima de 21 ó 23 grados y mucha humedad la fase de sueño profundo y REM se ven disminuidas"

Elia Gómez - Neumóloga experta en Medicina del Sueño

“Cuando la temperatura es alta y la humedad también, la sensación de calor está por encima de lo que marca un termómetro”, recuerda Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante. Por eso cuando no hay humedad, por ejemplo con el poniente, “como no sudamos porque no hay humedad parece que haya un poco menos de temperatura de la que marca el termómetro”.  

"Cuando la temperatura es alta y la humedad también, la sensación de calor está por encima de lo que marca un termómetro"

Jorge Olcina - Director del Laboratorio de Climatología de la UA

Vicente Giner, responsable de Medicina Interna del Hospital Virgen de los Lirios de Alcoy explica que “el cuerpo necesita de una temperatura estable para que todos los órganos funcionen adecuadamente”. Nuestro organismo posee mecanismos de termorregulación que nos ayudan a defendernos de estas altas temperaturas, por ejemplo activando nuestro cerebro el mecanismo de la sed. Sin embargo, añade Giner, en las personas mayores estos mecanismos se atrofian, “por lo que sudan menos y peor y no tienen sensación de sed, así que se deshidratan con más facilidad”. El calor también ejerce un factor de desestabilización de enfermedades previas que tiene el anciano.