Cada año más de 200 personas mayores de 65 años son diagnosticadas de insuficiencia cardiaca en la provincia de Alicante. Una enfermedad que no hace más que aumentar debido al paulatino envejecimiento de la población.
Investigadores del ISABIAL, jugueteros y profesores de la UMH se han unido para crear el primer sistema de rehabilitación para que estos pacientes comiencen a hacer ejercicio desde su habitación en el hospital. Un sistema que utiliza la realidad virtual para motivar y ayudar psicológicamente a estos enfermos, que generalmente son mayores y están asustados tras haber sufrido la crisis cardiaca.
“La movilización de estos pacientes es importante. No deben permanecer mucho tiempo encamados”, explican Vicente Climent y María García, coordinador y cardióloga de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca del Hospital General de Alicante Doctor Balmis. El problema es que en los hospitales actuales no existe capacidad de poder poner a estos enfermos a hacer ejercicio, ya que por lo general son personas de edad avanzada, con riesgo cardiaco alto y que necesitan estar monitorizadas.
“De ahí que hayamos diseñado un sistema fácil de llevar hasta la habitación de los pacientes para que puedan hacer ejercicio una vez estén estabilizados de la enfermedad”, explica José Manuel Sarabia, profesor del grado de Ciencias del Deporte de la UMH.
El sistema es sencillo, consiste en un pedalier y unas gafas de realidad virtual, que permiten que el paciente se sumerja en distintos paisajes como bosques o senderos junto al mar. “El aspecto psicológico es importante en estos pacientes que están ingresados. La realidad virtual te saca del hospital y te lleva a otros ámbitos que te estimulan más”, sostienen Vicente Climent y María García.
Además, el sistema va midiendo la frecuencia cardiaca del paciente para ir ajustando la intensidad del ejercicio a su estado de salud. “Esto no es un juego al uso, hay una recogida de información para estructurar el ejercicio a medida del paciente. Serán entrenamientos individualizados”, añade Sarabia.
A través de las gafas, los enfermos también pueden ver a un avatar, al que los responsables del proyecto han bautizado como Cori, que estimula al paciente y le ofrece educación sanitaria sobre la insuficiencia cardiaca, como por ejemplo los hábitos de alimentación que deben seguir.
En estos momentos los investigadores están terminando de validar el prototipo y después del verano esperan poder empezar a probarlo en enfermos.
Aiju, el Instituto Tecnológico de Producto Infantil y Ocio les ha ayudado con el desarrollo del prototipo, que además están en vías de patentar, “ya que no existe nada parecido para la rehabilitación de pacientes con insuficiencia cardiaca a través de la realidad virtual y mucho menos desde el hospital”, sostiene Vicente Climent. Además, el prototipo ha tenido que pasar el visto bueno de la Agencia Española del Medicamento, ya que se trata de un producto sanitario.
El proyecto arrancó con una beca del Instituto de Investigación Sanitaria y Biomédica de Alicante (ISABIAL) y también ha recibido una ayuda del Instituto Valenciano de Innovación. Ahora los responsables están tratando de captar fondos para extender el proyecto a otros hospitales y en una segunda fase poder hacer un sistema de entrenamiento para que los pacientes continúen con la rehabilitación cardiaca en sus domicilios. La investigación ha contado también con la participación de Enrique Roche, del instituto de Bioingeniería de la UMH y Carlos Blasco, en la parte de gestión de la financiación.
Según un artículo del instituto de investigación Carlos III, la Insuficiencia Cardíaca (IC) es un síndrome complejo, con una alta prevalencia en la población, situándose en torno al 10% en mayores de 70 años, y esta continúa aumentando. Su incidencia en mayores de 65 años es del 1% al año. En países desarrollados es la primera causa de hospitalización en mayores de 65 años, suponiendo el 5% del total de ingresos, y su porcentaje se incrementa cada año. Unas cifras que alcanzan valores de epidemia.
Aunque la supervivencia ha mejorado en los últimos años, continúa teniendo un mal pronóstico con una mortalidad aproximada del 50% a los cinco años del diagnóstico. Debido a su elevada prevalencia y a su alta tasa de ingresos-reingresos supone un problema de salud pública por su elevada carga asistencial. En conjunto se estima que los costes directos de la Insuficiencia Cardiaca suponen entre un 1% y un 2% del presupuesto sanitario de los países desarrollados.
