Con la asignatura suspendida pero sin exámenes y sin la necesidad de estudiar este verano para aprobar. Así se encuentran cientos de alumnos este verano en la provincia, tras la retirada de los exámenes de recuperación en la Lomloe, la también conocida como ley Celaá. Una de las consecuencias directas de esta nueva reglamentación se ve en las academias de refuerzo, que están registrando un agosto inusual al apenas tener al 40% de los alumnos que habitualmente acudían a estos centros en verano.

Las academias siguen abiertas, ya que la ley Celaá no implica un cheque en blanco para el alumno con una materia suspendida, sino que el alumno debe de seguir estudiándola con el apoyo de los profesores. Sin embargo, los centros de refuerzo notan el bajón de estudiantes: "Nosotros seguimos abiertos y los alumnos siguen viniendo, aunque no todos", señala Jonás Llorens, profesor en el Centro de Estudios San Marcos de Alicante, que en su academia ofrece repaso a alumnos de todos los cursos de Educación Primaria y ESO.

El funcionamiento del verano, señalan los responsables de varias academias, ha cambiado este verano al no haber exámenes en septiembre: "Los alumnos vienen un par de días solo", indica Llorens, quien también apunta que en años anteriores estos mismos alumnos acudían prácticamente toda la semana.

La tendencia es común en todos los centros. En la Academia Pythagoras señalan que la adaptación al cambio ha sido "complicada", ya que los alumnos desconectan al no tener la obligación de aprobar un examen en septiembre, indica Mar Lozano, profesora en el centro.

Una alumna rellena un cuaderno con ejercicios, este agosto. PILAR CORTES

Lozano indica que la forma de impartir las clases en verano es diferente este año: "En lugar de preparar los exámenes de septiembre como hacíamos hasta ahora, este verano hemos preparado unas fichas de las asignaturas con las que más problemas tienen". Llorens, además, indica que esto se debe a la actitud que llevan los alumnos cuando acuden a la academia, ya que ahora van "a repasar". Sin embargo, señala que tampoco les están regalando el pase al siguiente curso: "Hay muchos alumnos a los que les aprueban la asignatura con la condición de que aprueben el siguiente curso y, algunos que no han obtenido la suficiente nota, acuden a repasar", apunta.

Sin embargo, señalan los formadores, esta desconexión no se da solo en los alumnos, sino también en sus tutores: "Los padres no traen a los alumnos todos los días y, cuando lo hacen, es más con el objetivo de repasar", apunta Llorens. Una sensación que también comparte Lozano, que indica que "los padres también desconectan".

Ambos coinciden en que el funcionamiento ha cambiado y que tienen sus academias al 40% de lo habitual. Pese a que el número de alumnos es aproximadamente el mismo que en otros años, indican, los alumnos acuden solo un par de días a la semana en lugar de los cinco habituales hasta el año pasado, lo que provoca esta sensación de vacío en las academias. Tanto Llorens como Lozano, sin embargo, recalcan que están abiertos y dispuestos a ofrecer repaso a los alumnos que lo necesiten para acudir con la materia reforzada de cara al siguiente curso.

Con la Lomloe, los aprobados y los suspensos dejan de tener un peso vital en el expediente de los estudiantes. Lo que ahora determina si un alumno pasa o no de curso ya no es tener todas las asignaturas aprobadas o el número de suspensos, sino una decisión que se toma en conjunto por el claustro de profesores. En esta decisión, se valora si el estudiante ha adquirido las competencias necesarias para pasar de nivel.

Jonás Llorens, profesor de refuerzo, explica una duda a un alumno. PILAR CORTÉS

Al realizar este cambio en la evaluación continua, han desaparecido las pruebas extraordinarias de recuperación en la ESO y Primaria, que se hacían habitualmente en septiembre. De hecho, en bachillerato la prueba se mantiene y, por este motivo, las academias señalan que sí mantienen a alumnos de este ciclo de estudios.

A petición de varias autonomías, el Ministerio decidió aplicar una moratoria de un año para que todas las comunidades decidieran si apostaban por estos exámenes o no. Sin embargo, a principios de curso, el Consejo de Estado, el órgano consultivo más importante del Gobierno, recomendó al Ministerio de Educación eliminar la moratoria para que en todos los territorios se procediera de la misma manera.

Los técnicos del equipo de la ministra Pilar Alegría consideraron que la observación del Consejo de Estado era de obligado cumplimiento, así que la moratoria de un año desapareció del decreto de evaluación, y se empezó a aplicar en este curso académico. Sin embargo, desde el Ministerio indicaron que pasar con asignaturas suspendidas no sería un cheque en blanco, ya que el alumno tendría que seguir estudiando esas materias, siempre con apoyo de los profesores.

Para muchos alumnos que habrían repetido curso en la ESO esta situación es ahora "excepcional", ya que la mayoría pasa de curso pese a que tenga que seguir reforzando asignaturas del año anterior.

El secretario autonómico de Educación, Miguel Soler, explicaba al inicio del curso que, aunque se interprete que con esta normativa da igual cuántas asignaturas se suspendas, "esto no es así", ya que ahora lo "importante" es la "evaluación continuada y conjunta de los profesores" y evitar que pasar de curso sea "un elemento exclusivamente numérico".

Las academias, sin embargo, indican que notan cierta relajación entre alumnos y sus padres o tutores legales con el cambio, y que apenas dos de cada cinco alumnos de los que acudían en anteriores verano a estudiar las materias que les habían quedado suspensas lo están haciendo durante estos meses de julio y agosto.

Bachillerato, indican los centros de refuerzo, es diferente al tener el peso de la Selectividad, donde el criterio numérico sigue siendo decisivo para poder optar luego a una carrera universitaria en función de la nota de corte obtenida, que pondera tanto el resultado de la prueba de acceso a los estudios superiores como las marcas obtenidas durante los dos cursos de educación posobligatoria.

Los centros de refuerzo señalan además que es la segunda vez que tienen que reinventar su modelo, ya que durante la pandemia y con la llegada de las clases online ya dejaron de realizar parte de las clases presenciales que hacían hasta ese momento.