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José Ramón Martínez Riera Presidente de la Asociación nacional de Enfemería Comunitaria y profesor de la UA

"Urge cambiar el modelo sanitario por la continua demanda insatisfecha"

Experto en Salud Pública, el profesor de la UA participa en una guía del Gobierno para dar un vuelco al sistema público de salud

Martínez Riera dirige el Secretariado de Salud de la Universidad de Alicante ALEX DOMINGUEZ

Doctorado en salud pública y presidente de la Asociación nacional de Enfermería Comunitaria, el profesor de la Universidad de Alicante, Martínez Riera, ha participado en la elaboración de una reciente guía que ha lanzado el Ministerio de Sanidad este mes de agosto, para que la totalidad de las autonomías tomen nota y den los primeros pasos hacia un cambio de modelo sanitario que pasa, destaca este experto, por salir de los saturados centros de salud para trabajar “en y con la población”.

Parece todo un hito que desde el Gobierno se promueva dar un giro tan rotundo al sistema de salud. ¿Ve posibilidades reales de cambio? 

Es importante que se apueste por elaborar y divulgar documentos como esta guía, pero lo realmente importante es que se traduzca en hechos reales. Con ello parece que se le da la importancia que realmente tiene en la salud la participación comunitaria. Con otros muchos expertos de las distintas sociedades científicas y junto a la población, que también ha participado, se ha elaborado una guía, pero más allá de la redacción de las estrategias, es necesario que se pongan en funcionamiento. Yo destacaría la implicación directa de la población en el desarrollo de acciones que permitan dar esa respuesta a las necesidades identificadas por la propia población, no tanto por los profesionales.

Pero centrar la salud en la población es como dar la vuelta completa al calcetín

Los profesionales debemos actuar como facilitadores y articular medidas, pero tratando de evitar protagonismos porque una dirección absoluta desvirtuaría la acción necesaria. Es un paso más allá que viene a dar respuesta a lo que aparece en la estrategias del marco de salud comunitaria para modificar el modelo de Atención Primaria, que ha demostrado ser totalmente ineficaz y que está dando los últimos estertores.

Insisto, mucho tendría que cambiar para iniciar semejante revuelo sanitario.

Lamentablemente no siempre se actúa con la suficiente agilidad y hace falta voluntad política para los cambios. Existen muchas resistencias porque parece que hayamos generado una zona de confort, con todos relativamente cómodos, y todos los cambios generan resistencia y cierto miedo para llevarlos acabo. Es posible que ante ese temor no se actúe con eficacia, pero ya es un paso importante.

En realidad es un ambicioso “Plan de Acción de Atención Primaria 2022-2023”, como muestra la ponencia aprobada este mes de agosto, y el Gobierno lo edita como “Recomendaciones para el diseño de estrategias de salud comunitaria en Atención Primaria a nivel autonómico”, así que la intención es clara para este año y el siguiente.

La redacción no resuelve la situación actual, pero contribuye a que se pueda resolver generando un ambiente de forma progresiva, porque lo de ponerlo en marcha no es algo de un día para otro. Conlleva un importante cambio en la percepción de la sociedad y su participación en el proceso de acción comunitaria, su corresponsabilidad. Hay que tener claro que su implicación en la toma de decisiones conlleva esa responsabilidad.

Recuerda al cambio de modelo educativo que pone en el centro al alumno, en este otro caso al paciente, y que le implica directamente en su enseñanza, en este caso en su salud.

Lo que es responsabilidad de todos acaba por no ser responsabilidad de nadie y se trata de identificar a agentes comunitarios que actúan como líderes, referentes profesionales como puedan ser las enfermeras que ya han venido demostrando un papel fundamental.

¿Algún ejemplo?

Ya hay centros de salud en Alicante que son ejemplos de este papal de acción comunitaria sobre la salud, como el de Juan XXIII, donde las enfermeras trabajan con poblaciones con una alta vulnerabilidad.

¿Qué implica dicho cambio en el día a día de un centro de salud?

Impulsar la labor de la Enfermería y empezar a abandonar la idea de que la atención se centra exclusivamente en el centro de salud. Hay que trabajar con la comunidad y no esperar a que la comunidad vaya al centro de salud. Es cierto que hay acciones comunitarias que pueden ser asistenciales frente a la cronicidad de enfermedades, pero hay que potenciar la promoción de la salud.

¿Se refiere a charlas y programas?

Nada más lejos. Se basa en la generación de conductas saludables y previamente hay que ir a la comunidad, escucharles e identificar la necesidades para priorizarlas. A partir de ahí se pueden poner en marcha acciones de trabajo muy importantes que se alejan de los programas de atención que se desarrollan en los despachos y se trata de implementar para la población. Aunque pueden funcionar en un momento determinado son verticales, con poca participación.

Y usted habla de una revolución horizontal

Así es. Las acciones comunitarias son horizontales. Hay que salir el centro de salud para trabajar en y con la comunidad para dar soluciones. Y otro elemento importante es que se rentabilizarían los recursos que lamentablemente no lo están. Queremos hacer acciones de promoción de la salud relacionadas con los mayores, en hogares sociales o del pensionista. Trabajemos en espacios sin esperar que se acuda al centro de salud. Escuelas e institutos también son espacios de intervención comunitaria esenciales. Pero no se trata de ir a dar charlas sino de hablar con los docentes e implicar a los padres y estudiantes para identificar las necesidades y establecer estrategias que modifiquen los actos de conducta. Las charlas de alimentación o sobre sexualidad no consiguen cambios.

¿Cómo rentabilizar esos recursos?

No me refiero solo a los públicos. Existen muchísimos gimnasios y asociaciones de personas afectadas por patologías determinadas que son ejemplos exitosos. No es solo darles soluciones sino trabajar con ellos y sus necesidades y movilizar recursos. Más allá de los líderes formales hay agentes comunitarios, como por ejemplo los conserjes en los colegios, que conocen la realidad organizativa y el tejido de las familias. Son una fuente de información fundamental que pueden actuar como agentes de salud y líderes.

¿Dónde centra en la práctica este cambio que propugnan con el respaldo del Ministerio de Sanidad?

Es un cambio absoluto de paradigma que pasa de la atención a la enfermedad para centrarse en la salud; y del asistencialismo patriarcal a una atención muy participativa y general.

Esto levantará muchas ampollas ¿no le parece?

El corporativismo profesional se aleja de las necesidades de la población y lo que estamos haciendo con el sistema actual es generar una continua demanda insatisfecha. Se asistencialismo provoca una dependencia de los profesionales. Aunque pensemos que lo solucionamos con la tecnología, no da respuesta a todo.

¿Lo veremos hecho realidad?

Antes o después lograremos verlo. En primer lugar hace falta una voluntad política clara y decidida, y esperemos que se de esa implicación directa de todos los agentes y que consigamos mejorar el modelo.

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