La temperatura del agua del mar frente a las costas de Alicante sigue situándose entre los 27 y 28 grados centígrados según las zonas del litoral. Son valores que están entre 1 y 2 grados centígrados por encima de lo que sería normal para principios del mes de septiembre. El catedrático de Análisis Geográfico Regional y director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, Jorge Olcina Cantos, señala al respecto que "debemos estar muy vigilantes semanalmente a la evolución del tiempo atmosférico para prevenir la posibilidad de que se forme una DANA y tenerlo en cuenta. Es un año singular debido al calor acumulado durante todo el verano pero tampoco hay que alarmar a la gente innecesariamente porque para los próximos días no hay señales de riegos de gota fría".

Un mar cálido tiene dos efectos climáticos directos. Por un lado prolongará las noches tropicales en la línea de costa. Por eso continúan sucediéndose las noches soporíferas, con temperaturas por encima de los 20 o 22 grados en toda la franja costera. Y por otro lado también es un mar muy potencialmente inestable. "Eso no quiere decir que vaya a producirse una gota fría directamente. Pero sí que hay que estar muy vigilantes porque, en caso de darse todas las condiciones para que se forme una DANA, nos encontramos ante un mar que puede transferir mucha energía formando nubes muy cargadas de agua y generando lluvias abundantes", explica Olcina al analizar las consecuencias que tiene estar a principios de septiembre con un mar más cálido de lo habitual en estas fechas.

No obstante, la causa primera que origina los fenómenos de lluvia siempre tiene un componente atmosférico. El mar es la causa segunda y aporta el contenido de humedad a esa posible gota fría. "Por lo tanto no hay que ser alarmistas porque no se sabe realmente si habrá DANA o no. Al menos en los próximos días no hay señales de riesgo", puntualiza el responsable del Laboratorio de Climatología de la UA añadiendo que incluso ha habido años muy cálidos -aunque no tanto como el actual- en los que el agua del mar también estuvo muy caliente pero luego no se desencadenó una gota fría. Se refiere concretamente a los años 2003 y 2017.

"No hay que emitir mensajes que generen preocupación en la opinión pública porque de momento nada nos lleva a pensar en un escenario de precipitaciones torrenciales", insiste en destacar el experto. En su opinión, simplemente hay que comprobar cada semana la evolución del tiempo atmosférico para predecir, con la máxima antelación y precisión, cualquier riesgo meteorológico que pueda tener su origen en las actuales condiciones con un mar dos grados centígrados más caliente de lo normal.