"Empezamos a mirar locales a principios de 2021 y abrimos el negocio en septiembre. Éramos aún poquitos en la zona. Desde noviembre del pasado año se notó la avalancha de aperturas hasta ahora. No hay semana que no haya abierto un local nuevo, y ya es difícil que sigan abriendo más, pero porque ya apenas quedan espacios disponibles". Antonio Garrigós es el presidente de recién constituida Asociación de Comerciantes del PAU 5 de Alicante, una entidad que aún está en tramitación. "Aquí todo ha ido muy rápido. Se ha producido un estallido comercial en menos de un año, pero no parece que vaya a ser una moda pasajera. Aquí la mayoría de residentes vive todo el año", añade Garrigós, familiar de uno de los empresarios que se han lanzado a abrir un local en la avenida Maestro José Garberí Serrano, o en sus adyacentes, desde que estalló la pandemia.

En el nuevo barrio, en el que ya viven unas 8.000 personas según cálculos de la también recién creada Asociación de Vecinos PAU 5-Playa de San Juan, hay un poco de todo y mucho de lo habitual. Entre los locales abiertos hay farmacias, ferreterías, carnicerías, frutería, gimnasios, escuelas de idiomas, salones de belleza... y mucho bar, cafetería y restaurante.

El sector hostelero es el predominante, y con mucha diferencia. "Las expectativas son muy buenas, formidables en esta zona, aunque todo está por consolidar", prosigue Garrigós, que ya reúne las primeras reivindicaciones del barrio.

Se centran en dos, principalmente: la falta de aparcamiento y la escasa conexión del autobús urbano, que actualmente no recorre la principal avenida del barrio, al limitarse a pasar por uno de sus extremos. "Aquí el principal problema es el aparcamiento, dificulta y mucho que venga gente de fuera, porque te puedes pasar un buen rato buscando un hueco. Ya hemos hablado con el Ayuntamiento y estamos buscando alternativas, porque el descampado que se ha habilitado este verano no es una solución", asegura el presidente de la asociación comercial. Se refiere a un solar que el gobierno municipal ha convertido en improvisado aparcamiento provisional para casi 400 vehículos, ubicado entre la avenida de las Naciones y la calle Músico Vicente Spiteri.

Los coches en doble fila se acumulan en la avenida a diario PILAR CORTES

Testigo del inusitado crecimiento del PAU 5 ha sido Mariano Imbernón Mora, que abrió su ferretería cuando el barrio no era más que un proyecto de zona residencial. "Llevo cinco años aquí. Cuando llegué había cuatro negocios abiertos. Ya somos cerca de un centenar de locales, sin actividad apenas hay un par y uno ya está en obras", explica Imbernón, quien también ha visto aumentar el precio de los alquileres al mismo ritmo. "Hay algunos que el coste se ha triplicado", añade.

Según un conocido portal inmobiliario en España, los locales que están disponibles en la zona tienen alquileres que van desde los 650 euros por 45 metros cuadrados hasta los 1.000 euros por 73 metros cuadrados. Eso sí, en anuncios se advierte de que el precio subirá en 2023. Además, todos ellos llevan aparejado el traspaso del local, siempre de hostelería, con unos presupuestos que se sitúan entre los 55.000 euros y los 98.000 euros. "Se llega a pedir 2.000 euros por unos 70 metros cuadrados", apunta el ferretero, quien recuerda que esas prisas por abrir también han llevado aparejados algunos cierres prematuros por incumplimientos urbanísticos, como un local que tuvo que bajar la persiana por ruidos y otros, recientemente, por otras infracciones normativas.

La mayoría de locales abiertos son de hostelería PILAR CORTES

El estallido comercial en el PAU 5 ha ido de la mano del incremento de población de un barrio que sufrió como pocos el estallido de la burbuja urbanística. Las primeras licencias se tramitaron a principios de 2007. Entonces se pidieron permiso de obras para una decena de urbanizaciones, con unos 1.500 vecinos. Pero el ritmo se frenó en seco.

De hecho, hasta 2010, en Urbanismo no tienen constancia de ninguna nueva petición de licencia. La siguiente se dio en 2013. Es decir, a una velocidad que nada tenía que ver con el que se vio antes de la Gran Recesión. A partir de 2016, la velocidad se recuperó a un ritmo fulgurante. De ahí, al inicio de la pandemia, se tramitaron otros 14 permisos, según datos del Ayuntamiento. Hoy todavía siguen construyéndose viviendas, aunque sobre la gran mayoría de los solares ya residen vecinos en viviendas de obra nueva.

Esos residentes también han empezado a agruparse, dando vida a la Asociación de Vecinos PAU 5-Playa de San Juan, que está presidida por José Díaz: "El barrio, en general, está muy bien porque es nuevo, pero aquí no hay ningún tipo de servicio. El autobús urbano es muy deficiente y, por ejemplo, tampoco hay cajeros". Las quejas van más allá: "Las aceras, a priori, eran muy anchas, pero entre las terrazas, la banda de árboles y el carril bici, se han quedado en nada. Hay veces que cuesta transitar por las aceras", prosigue Díaz, uno de los vecinos que acaba de llegar a un barrio aún muy joven, donde piensan empezar a reclamar a las administraciones dotaciones públicas, como bibliotecas o un centro comunitario.

Las primeras viviendas empezaron a construirse en 2007, pero la crisis frenó en seco la expansión de la zona PILAR CORTES

El aparcamiento, tal y como reclaman los comerciantes, es uno de los problemas más acuciantes, derivado en parte de esa expansión más que apresurada. "El aparcamiento está sin asfaltar y genera mucho polvo. Deben acondicionarlo, aunque no es la solución definitiva", agrega. También preocupa la convivencia con el sector hostelero, ante los problemas generados en otros puntos de la ciudad. "Nosotros queremos que haya locales abiertos porque eso da valor añadido. Lo importante es que todos cumplamos las normas para facilitar la convivencia", señala Díaz.