Llegas del extranjero en malas condiciones, en situación de desprotección, tu país de llegada te acoge y te lleva a un centro en el que te encuentras la cama en el pasillo. La situación se vive desde antes del verano en el Centro de Recepción de Menores Alacant, de titularidad pública, que pese a que solo tiene 24 plazas cuenta con 35 niños y adolescentes en sus instalaciones.

Los menores, ha indicado un educador del centro que no quiere que se haga público su nombre por temor a las represalias, tienen que dormir en dependencias que habitualmente se destinan a otros usos como la sala común en la que se encuentra la televisión o directamente en la zona de paso, cuando la semana pasada se llegaron a alcanzar los 37 menores acogidos, 13 más de las camas que tiene preparadas la residencia.

El personal del centro, al ser de titularidad pública, está compuesto por funcionarios o interinos. La residencia tiene como objetivo ser la primera acogida de un menor que necesita tutorización. El educador del centro ha indicado que "es usual que en verano suelan aumentar, pero de la mano van las medidas para poder adaptarlo. El problema es que este año esta situación se da desde mayo".

El educador ha apuntado que han ido a protestar y a plantear quejas a la Conselleria de Políticas Inclusivas, pero se han encontrado sin soluciones: "Nos dicen que unos no han hecho el informe, que si no hay plazas y al final tenemos a niños utilizando colchones en el suelo en habitaciones que se utilizan para la televisión y en zonas de paso".

La Conselleria ha señalado que es consciente del problema, pero ha indicado que la situación es de "total normalidad" en los demás centros de acogida de menores y ha justificado el desborde de plazas en el Centro Alacant por el pico a causa de las pateras.

Sin embargo, desde el centro han remarcado que el aumento de la ocupación no va acompañado de una dotación de recursos de una manera correcta: "No hay vestimenta ni calzado para los menores que entran. El planteamiento es que no hay dinero, que no se puede invertir más, pero al menos tendrían que tener ropa para cambiarse".

Diferentes perfiles

El tipo de menores que llegan al Centro Alacant lo hacen por diferentes motivos. En algunos casos, los niños y adolescentes pueden llegar programados porque un ayuntamiento lo haya solicitado a través de los servicios sociales y, en otros, por urgencias, en casos como que la policía haya detenido a los padres, los menores se hayan fugado del domicilio o incluso los menores extranjeros no acompañados (menas).

El trabajador del centro ha indicado que en verano, al ser la costa de la provincia y el mar bastante propicio para llegar en patera, suele darse un pico de menores en la residencia, pero ha señalado que la situación de este curso es excepcional: "En otras ocasiones en seguida ha habido suficientes plazas para poder derivar, pero no ha habido el hacinamiento que hay ahora con 35 menores".

Los niños y adolescentes, además, tienen que continuar también con sus estudios, para lo que también puede suponer un problema el exceso de menores. En el propio centro hay dos unidades escolares, una de Primaria y otra de Secundaria, aunque existe la posibilidad de que asistan a su colegio o instituto habitual si su caso cumple una serie de condiciones.

El educador ha planteado que desde Conselleria se den posibles soluciones como la apertura de nuevas plazas para hacer frente a un "boom" de pateras y ha recordado que en una ocasión anterior se llegó a reabrir un hotel en Santa Pola que se utilizó para acoger a estos menores: "Lo que ocurre es que han reducido plazas en muchos sitios porque no estaban ocupadas en ese momento y ahora no tienen dónde enviarlos", ha denunciado.

La Conselleria, sin embargo, ha justificado que de los 3.900 menores que en la Comunidad Valenciana necesitan acogida, el 61% están con familias, y solo el 39% restante están en residencias.

Desde el centro han señalado que el cierre de plazas en otros centros también afecta a las condiciones del suyo: "Cuando existía el centro de Virtudes iban allí y se les aguantaba tres meses, pero han reducido las plazas a la mitad y ahora vienen con nosotros. Tenemos a 7 procedentes de allí, lo que haría que nos quedásemos con 28 menores, y ese no sería un problema tan grande".

El educador ha lamentado que la burocracia es lenta, lo que no ayuda a paliar el problema: "Si el menor es extranjero, hasta los tres meses no se suele aplicar ninguna medida. Esto se hace porque como muchos utilizan los centros como lugares de paso para llegar a Barcelona o Francia, empiezan a hacer un recorrido de fugas y para evitar la duplicidad de expedientes se les aguanta tres meses", ha señalado el educador del centro.

También hay otros que vienen a causa de que su ayuntamiento les ha derivado a través de los servicios sociales. En esos casos tienen que permanecer 45 días en el centro, algo que según ha señalado el trabajador "no sucede en la práctica, ya que algunos están hasta tres meses pese a estar en guarda provisional".