La mesa redonda titulada «Cómo la investigación en IA impulsa el avance de la salud y el bienestar», que estuvo moderada por Manuel Bonilla, presidente de Encuentros NOW e investigador en el área de Empresa y Salud, contó con la participación de Nuria Oliver, directora de ELLIS Alicante; Ana Freire, doctora en Informática y directora del área de tecnología de la UPF Barcelona School of Management; Juan M. García-Gómez, catedrático de la UPV en Física Aplicada y líder de investigación en IA y Oncología; y Daniel Ruiz, doctor ingeniero en Informática y profesor en el departamento de Tecnología Informática y Computación de la UA.

En ella, Nuria Oliver indicó que la IA «nos va a permitir conseguir una medicina de precisión, personalizada, predictiva y preventiva», destacando que son tres las dimensiones que inciden directamente en la salud y el bienestar de las personas: el entorno y comportamiento, el fenotipo y el genotipo. «Estamos digitalizando cada una de ellas y esto es lo que nos va a permitir lograr esa nueva medicina», subrayó. A continuación, consideró que la generación de datos en cada una de ellas, el análisis con técnicas de IA y la utilización de modelos de Inteligencia Artificial «posibilitará predecir enfermedades y ofrecer el mejor tratamiento posible».

Ana Freire, por su lado, explicó el proyecto «Suicide prevenTion sOcial Platforms (STOP)» de ámbito internacional en el que un grupo de investigadores, psicólogos y psiquiatras han desarrollado unos algoritmos de Inteligencia Artificial que, mediante el análisis de textos, imágenes y actividades en redes sociales detectan patrones de comportamiento suicida con un 85 % de precisión.

Debido a la protección de datos existente en Europa, se descargan los mensajes e imágenes de forma anónima y tras estudiarlos lanzan campañas de publicidad y de ayuda que han llegado a alcanzar a más de 660.000 personas, propiciando el aumento en más de un 60% el número de llamadas al teléfono de la esperanza provenientes de redes sociales. «Hay una necesidad de ayuda en las redes sociales brutal y la tecnología se puede usar y poner al servicio de las personas», aseguró.

Juan M. García-Gómez explicó que el sector oncológico también está utilizando la IA en busca de una medicina de precisión que permita a los profesionales saber los perfiles de las personas con cáncer y saber, en función de sus peculiaridades, cuáles son las posibilidades de responder mejor o peor a un tratamiento.

«Para ello se trabaja con datos de perfil molecular, se ‘ponen’ en algoritmos de alineamientos, con métodos más o menos complejos, y se observa que si tienen un marcador molecular u otro tienen diferentes opciones de responder mejor o peor a un tratamiento».

En su intervención, Daniel Ruiz mostró varios ejemplos de cómo han implementado la Inteligencia Artificial en proyectos con enfoques diferentes: diagnosticar una enfermedad, predecir riesgos en cardiopatías congénitas, en el tratamiento en embarazos ectópicos o, en el caso de la fisioterapia, registrando movimientos durante la rehabilitación para mostrar al pacientes cuáles están bien hechos y cuáles no.

En cuanto a los retos de futuro en la aplicación de la IA en el sector de la salud y bienestar, todos coincidieron en impulsar la formación en IA y fomentar la colaboración entre los diferentes expertos, teniendo en cuenta el componente ético y de privacidad. Asimismo, ahondaron en la necesidad imperante de reforzar la financiación y la confianza de los profesionales sanitarios.