"Una plaza que no contemple nada para niños está destinada al fracaso y a convertirse en lo que un día fueron espacios como la plaza de Calvo Sotelo, la calle San Francisco o el parque de Canalejas, hoy tan vivos pero antaño tan denigrados". Esta opinión de la exalcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, es "personal", como se encarga de recalcar ella misma a través de sus redes sociales, aunque no difiere mucho del sentimiento general al ver la Plaza Nueva, que encara la recta final de la reurbanización, ya solo pendiente de completar los espacios verdes y de colocar las luminarias.

Castedo, en sus redes sociales, también se ha sumado al debate originado tras retirarse las vallas y observarse el resultado prácticamente definitivo de la plaza, ya que los dos principales focos de críticas no cambiarán en las próximas semanas: la estructura de hormigón que monopoliza buena parte de la plaza y la ausencia total de juegos infantiles, y eso que antes de la obra había algún espacio para los más pequeños de la casa. "Siempre he pensado, y así lo manifesté públicamente en cientos de ocasiones, que los niños son los únicos seres capaces de llevar a los demás donde les dé la real gana. Creo que darle una vuelta al tema podría evitar futuros problemas", ha señalado Castedo en un mensaje que insiste, de principio a fin, es una opinión "personal".

Esa valoración de la exalcaldesa no dista mucho de la que se palpa en la plaza estos días. Del "no nos gusta, nos parece horrible" al "esperábamos algo más, a ver si la vegetación mejora la imagen", pasando también por el "han puesto mucho banco sin respaldo y la gente mayor necesita descansar la espalda" a "el diseño es demasiado pobre". Aunque también hay ciudadanos, los menos, que aplauden haber cambiado al acuario, tras años arrastrando problemas constantes que llevaron a su cierre: "Bien, nos gusta, mejor que lo que había antes...".

Como comprobó este diario este lunes, la obra de reurbanización de la plaza Nueva está generando más rechazo que buena acogida. Todavía, es cierto, la actuación no está terminada, ya que falta acabar las zonas verdes (incluir algún árbol y sobre todo las plantas arbustivas) y también las luminarias. Sin embargo, la imagen actual, que urbanísticamente será la que ya es, no acaba de gustar a los ciudadanos.

Y es que el proyecto, que está a punto de terminar de ejecutarse tras iniciarse en abril y parar por Hogueras, ha cambiado el histórico acuario, que estuvo más de dos décadas en pie, por una ágora para, según el Ayuntamiento, como lugar de encuentro para dinamizar el barrio. También ha servido para retirar los pocos juegos infantiles que había. Ya no hay ningún aliciente para los más pequeños: ni juegos ni tampoco acuario. Tampoco se van a plantar tantos árboles en el entorno como figuraban en el proyecto aprobado por el Ayuntamiento, ya que los cuatro proyectados en la calle Navas no se plantarán al descubrirse una canalización de gas.

De igual forma, no hay ni rastro de los que se iban a colocar en el tramo de la calle Pirula Arderius más próximo a la plaza (hasta cinco) y hay menos de los previstos (cuatro frente a siete) en el tramo más cercano a la Montañeta. En total, según los alcorques ya colocados en las calles reurbanizadas, doce árboles menos de los previstos.

Se han mantenido, eso sí, los ejemplares más simbólicos de la plazael olivo y los ficus, cuya presencia reivindicaron los vecinos y comerciantes de la zona, que también consiguieron conservar la pérgola. Este proyecto, con un presupuesto de 578.800 euros, ha supuesto el punto final al acuario que se inauguró en 1998, durante el mandato de Díaz Alperi y en el que fallecieron decenas de peces en los últimos años.

Críticas de la oposición

La portavoz adjunta del grupo municipal del PSOE, Trini Amorós, ha subrayado que "la decepción de los vecinos de la plaza Nueva se debe a que Barcala es incapaz de invertir tan solo una hora con los vecinos afectados por cualquier remodelación de su entorno y escuchar las demandas y necesidades que tienen y que podrían cubrirse con esa intervención en esa zona concreta de la ciudad". Amorós suma a la decepción "la frustración de lo que podía haber sido y no es, respecto a las expectativas vecinales que tras una obra que han tenido que soportar más del tiempo debido, con las molestias gratuitas que ello conlleva, no quedan satisfechas una vez más con las obra que el PP está llevando acabo en la ciudad".

Por su parte, el portavoz de Unidas Podemos, Xavier López, ha optado por responder a Castedo, con parte de crítica en modo irónico y con parte de tirón de orejas al bipartito: "Claro, Sonia, como cuando en plaza Balmis incluiste un montón de juegos infantiles... Ah, que no hay ninguno. No importa, agradecido que asumas un modelo urbanístico amable con el vecindario. Ya vas un paso por delante de Barcala, como siempre".

El portavoz de Compromís, Natxo Bellido, ha opinado que "la plaza parece dura en una primera mirada". "Demasiado cemento. Pero, sobre todo, lo que más sorprende es la inexistencia de un espacio de juegos infantiles, cuando en esta plaza siempre hemos visto jugar a los más pequeños. Esa mirada de los niños no ha sido contemplada en la reforma", ha añadido.

Por último, el concejal Rafael Mas, de Compromís, ha añadido a través de las redes sociales que "el bipartito, que pasará a la historia por destrozar la plaza Balmis o la chapuza de Padre Esplá, se supera y convierte la emblemática Plaza Nueva en un cementerio de hormigón". Según Mas, "hasta su 'amiga' y excompañera Sonia Castedo critica el despropósito".