El campo de la isla de Tabarca ya es patrimonio de todos. El Ayuntamiento de Alicante ha aprobado este martes, en la sesión de la Junta de Gobierno, la adquisición de las últimas grandes parcelas en manos privadas tras llegar a un acuerdo con los propietarios después de tres años de negociaciones. Pagará 220.000 euros. El Consistorio ha adquirido ese suelo "para preservar su valor medioambiental y paisajístico", según ha señalado el portavoz adjunto del ejecutivo local y concejal de Medio Ambiente, Manuel Villar.

Ese terreno está considerado de gran valor medioambiental y rodea el suelo propiedad del Estado que ocupa la Torre de San José -la última de las construcciones militares realizada en la isla, en 1791, alojando primero a un destacamento militar, y tras la pérdida de la condición de plaza fuerte de la isla a mediados del siglo XIX, cuartel del Real Cuerpo de Carabineros- y que limita también con otros terrenos de Puertos del Estado en el entorno del faro marítimo de la isla, una construcción de 1854, de la que se conserva toda su estructura original.

Se trata de 23 hectáreas con calificación urbanística de suelo no urbanizable (Paraje de Especial Protección), según en el PGOU vigente. Están incluidos en la Declaración del Bien de Interés Cultural de la Isla de Tabarca y forman parte igualmente de la Reserva Marina Natural declarada por la Conselleria de Medio Ambiente. Por otra parte, forman parte del espacio de la Red Natura 2000 del LIC Tabarca, y son también Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).

La finca que se va a adquirir, según explica el Ayuntamiento, se encuentra en un estado "completamente natural, sin existir ningún elemento artificial de carácter antrópico reciente como vallados o verjas", por lo que está totalmente ocupada por la vegetación autóctona natural de la isla que, a su vez, sirve de ecosistema y sostén de numerosa fauna de interés natural, propia de ambientes semiáridos isleños tan especiales como la isla de Tabarca.

El concejal Manuel Villar ha explicado que "el campo de Tabarca despierta un elevado interés por los usos públicos, fundamentalmente relacionados con la observación de las aves y zonas costeras, la interpretación del medio natural y el disfrute del espacio abierto insular que representa dentro de la propia isla". Según el edil, "las sendas litorales se han incorporado a la Red de Senderos Urbanos de carácter natural de Alicante, contando con señalización cartelería de información acerca de los valores naturales, paisajísticos y patrimoniales del campo de la isla".

El uso público de todo este espacio abierto de la isla forma parte, según el concejal, del proyecto general museístico del Museo Nueva Tabarca, apoyado en las actividades educativas que se centralizan en el Centro de Educación Ambiental (CEAM) Tabarca, "permitiendo que los grupos que las realizan, recorran, estudien y conozcan el terreno para comprender el funcionamiento de este singular ecosistema insular", ha añadido el edil.

Desde el Ayuntamiento señalan que "existen proyectos municipales que se verán beneficiados de la adquisición de la finca, como son la rehabilitación y restauración parcial de la antigua casa de labranza de la isla, que podría ser destinada a convertirse en un punto de interpretación de las relaciones del hombre y el medio en el marco del proyecto del ingeniero Méndez de Rao". También, apuntan al "proyecto de restauración, rehabilitación y posterior musealización de la Torre de San José, previsto para ejecutarse una vez se materialice la cesión de uso en favor del Ayuntamiento por parte de la Dirección General de la Guardia Civil", que también lleva años tramitándose.

Detalles de los trámites de la compra

A mediados de 2019, el servicio de Medio Ambiente remitió un escrito al área de Gestión Patrimonial en el señalaba estar negociando con los propietarios para adquirir las parcelas por el procedimiento de permuta y solicita que se efectúe una valoración. Poco después, se remitió el informe de valoración, realizado por el jefe del departamento técnico de Gestión Patrimonial, que situó el valor en 15.130 euros.

En febrero de 2020, se envió una nueva valoración del jefe del departamento de Gestión Patrimonial en la que, por diferentes motivos que no se concretan en el acuerdo, la valoración ascendió a 135.311 euros. En diciembre de 2021, los propietarios registran un escrito en el que se indica que el precio que fijan para la venta es de 242.925 euros.

En enero de 2022, se realiza nueva solicitud de valoración remitida por el servicio de Medio Ambiente, alegando que la propiedad ha recibido ofertas por mayor importe, a fin de que se revise de nuevo la valoración, para intentar llegar a un acuerdo con la propiedad, ejerciendo el derecho de tanteo y retracto. El técnico de Administración General de Gestión Patrimonial emite entonces un escrito que dirige a Medio Ambiente en el que alega que el jefe del Departamento de Gestión Patrimonial ha establecido un nuevo precio 159.930 euros), al haber variado al alza durante ese tiempo índices y coeficientes de los empleados para fundamentar la valoración. 

Además, añade que "la adquisición del campo de Tabarca tendría que hacerse mediante una compraventa civil, pues no existe ningún mecanismo urbanístico que permita la aplicación de una técnica de ese tipo al suelo en cuestión". Eso significa que "el precio es el que se acuerde entre las partes, sin que pueda imponerlo una de ellas, como sucedería en una adquisición sujeta al Derecho Administrativo". Por otro lado, ese informe confirma que el Ayuntamiento no tiene derecho de tanteo ni retracto para la adquisición de las parcelas.

En febrero de este año 2022, los jefes de servicio y departamento de Medio Ambiente suscriben una memoria que se remite a Gestión Patrimonial sobre la importancia y el interés público para el Ayuntamiento en la adquisición de los terrenos, "basada en sus antecedentes históricos, geoambientales, patrimoniales, posibles usos públicos", ya que según explican "la adquisición de la finca permitiría mantener los usos públicos actualmente existentes, y el desarrollo de nuevos programas de gestión, que garantizarían la conservación del bien en su conjunto, evitando usos no deseados, ya sea de tipo residencial, turístico o urbanístico, que solo producirían nuevos impactos ambientales y patrimoniales de muy difícil corrección, dado lo sensible y frágil del medio afectado".