El Ayuntamiento de Alicante, en defensa del controvertido resultado del proyecto de reurbanización de la plaza Nueva, ha señalado que se ha creado un "gran espacio abierto en la plaza, con un ágora, como lugar de encuentro para dinamizar el barrio, dotándolo de un espacio vivo donde poder a su vez celebrar eventos, actividades y activar el comercio, que va a cambiar todo el entorno del centro de Alicante, ganando nuevos espacios ajardinados para hacerla más habitable".

Sin embargo, la realidad dice otra cosa bien distinta, según lamentan vecinos de la zona. Desde que la empresa adjudicataria retiró recientemente las vallas que perimetraban el entorno y la normalidad volvió a la plaza, donde apenas falta por colocar las luminarias y la vegetación, las terrazas han "colonizado" parte de esa "ágora", dificultando el acceso a los bancos ya instalados. "Llegar a algunos bancos es misión imposible, sobre todo para los mayores, parece una yincana", lamentaba una vecina de la zona. Así se pudo comprobar este mismo jueves, con mesas y sillas situadas a escasos centímetros, o directamente pegadas, a la estructura de hormigón que monopoliza la plaza Nueva tras la obra de reurbanización que ha servido para retirar el acuario.

Los reproches que empiezan a escucharse entre los vecinos por la inexistencia de zonas de paso en la plaza se suman a las voces críticas por un diseño que no gusta a todos. Del "no nos gusta, nos parece horrible" al "esperábamos algo más, a ver si la vegetación mejora la imagen", pasando también por el "han puesto mucho banco sin respaldo y la gente mayor necesita descansar la espalda" a "el diseño es demasiado pobre" fueron algunas de las reacciones en los primeros días de la plaza abierta al público.

El proyecto, que está a punto de terminar de ejecutarse, ha cambiado el histórico acuario, que estuvo más de dos décadas en pie, por una ágora para, según el Ayuntamiento, generar un lugar de encuentro para dinamizar el barrio. La actuación también ha servido para retirar los pocos juegos infantiles que había. Ya no hay ningún aliciente para los más pequeños: ni juegos ni tampoco acuario, como lamenta la oposición municipal y, también, la exalcaldesa Sonia Castedo. Tampoco se van a plantar tantos árboles en el entorno como figuraban en el proyecto aprobado por el Ayuntamiento, ya que los cuatro proyectados en la calle Navas no se plantarán al descubrirse una canalización de gas.

Un detalle de uno de los bancos habilitados a los que resulta más que complejo acceder por la presencia de mesas y sillas PILAR CORTES

De igual forma, no hay ni rastro de los ejemplares que se iban a colocar en el tramo de la calle Pirula Arderius más próximo a la plaza (hasta cinco) y hay menos de los previstos (cuatro frente a siete) en el tramo más cercano a la Montañeta. En total, según los alcorques ya colocados en las calles reurbanizadas, doce árboles menos de los previstos.

Se han mantenido, eso sí, los ejemplares más simbólicos de la plazael olivo y los ficus, cuya presencia reivindicaron los vecinos y comerciantes de la zona, que también consiguieron conservar la pérgola. Este proyecto, con un presupuesto de 578.800 euros, ha supuesto el punto final al acuario que se inauguró en 1998, durante el mandato de Díaz Alperi y en el que fallecieron decenas de peces en los últimos años.

La obra, según el Ayuntamiento, ha permitido "ampliar aceras con la que ganar espacios para los peatones, así como crear nuevas áreas polivalentes que logren modernizar y renovar este espacio urbano, creándose un corredor peatonal que conecte un itinerario desde la Rambla de Méndez Núñez hasta la Montañeta".

La actuación, según el bipartito, ha seguido el "ejemplo de la urbanización de otras plazas como la de Séneca, que ha tenido muy buena acogida y aceptación entre sus vecinos, con plataformas compartidas y donde el peatón tiene prioridad, y los vecinos puede pasear y disfrutar de amplias zonas y plazas", según explica el Ayuntamiento.