Se cumplen 25 años de las peores inundaciones vividas en Alicante. 267 litros de agua por metro cuadrado anegaron el 30 de septiembre de 1997 la ciudad y causaron cuatro muertos, entre ellos un niño y su madre que fueron arrastrados por el agua tras caer por una alcantarilla. Alicante quedó anegada y el centro de la ciudad se colapsó con vehículos atravesados en las calles tras ser arrastrados por el agua.

Tanto la Universidad como los institutos y colegios suspendieron las clases, ya que buena parte de la ciudad se quedó sin electricidad y los cuerpos de seguridad estuvieron días rescatando a personas que habían quedado atrapadas en sus casas o vehículos.

El Salón de Actos de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Alicante ha acogido este viernes una serie de conferencias en las que han participado los ingenieros que planificaron las obras para evitar un nuevo desastre similar junto a miembros del Ayuntamiento de Alicante y Protección Civil. Todos ellos han coincidido en la importancia de dos figuras, la del entonces conseller de Obras Públicas, José Ramón García Antón, y la del director de las obras, Pedro Muguruza.

El agua corría por las calles poniendo en peligro a adultos y menores. CARRATALÁ

"Se hicieron soluciones diseñadas ad hoc para cada problema. Fue un alarde de la ingeniería, unas obras sin las que el sistema no funcionaría", indica Javier Machí, decano del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos (CICCP) en la Comunidad Valenciana.

Las obras no fueron sencillas ni tampoco lo era el momento para poner de acuerdo a todos los agentes implicados: "Todo Alicante se levantó en un periodo bastante crítico. Los comercios estaban realmente afectados porque les dejamos las calles abiertas de par en par, pero hubo una reacción modélica por parte de la ciudadanía que supo asumir aquella situación con brillantez", rememora el decano del Colegio.

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Así fueron las monumentales Obras del Plan Antirriadas que cambiaron la ciudad de Alicante Rafa Arjones

En las actuaciones participaron ingenieros y obreros alicantinos, pero también de otros puntos de España: "Hubo que contratar a mineros especialistas de Madrid para pasar algunos de los conectores por debajo de la base del torreón de la muralla en la obra de la Rambla de Méndez Núñez", apunta Machí.

Las ponencias, como señalan sus participantes, han contado con un carácter emotivo porque rememoran momentos bastante trágicos, con parte de las personas que contribuyeron a la reconstrucción de la ciudad con una serie de obras que restituyeron algunos de los cauces como el de Goteta o San Blas en las condiciones adecuadas: "Fue una demostración de la eficiencia, rapidez y de la capacidad de poner Alicante en las condiciones adecuadas. Después de aquellas obras cualquier evento tenía que tener consecuencias inferiores a las de 1997. Desde entonces ha habido lluvias como las de 2007 o 2017 pero se pudieron evacuar rápidamente por el sistema y no causaron tantos daños", apunta Machí.

Coordinación entre administraciones

La cadena de decisión trabajó de manera compacta. El decano del CICCP destaca el trabajo de la Conselleria de Obras Públicas de José Ramón García Antón, al igual que otros ingenieros implicados: "Hoy sería imposible llevar algo así a cabo por la falta de entendimiento de las administraciones. En aquel momento, se consiguió que las obras estuvieran en servicio en tres años", apunta el ingeniero Antonio Carbonell.

El calentamiento global provoca algunos episodios, pero el sistema que se hizo se puede ajustar".

Javier Machí - Decano del CICCP en la Comunidad Valenciana

Carbonell destaca la paciencia que tuvieron los vecinos: "Aunque intentamos hacerlo lo mejor posible teníamos la Rambla abierta en canal. Recuerdo que unos comerciantes en Óscar Esplá me señalaron y me dijeron que les iba a arruinar. La paciencia infinita de la ciudadanía es a destacar. Hoy en día tenemos que hace tres años hubo una DANA en la Vega Baja y las obras no han pasado de la planificación. Aunque es otra cosa, lo que se consiguió en Alicante eran obras de fachada a fachada con una ingeniería pocas veces vista en Europa".

Uno de los ingenieros que participaron en los cálculos de las obras fue Florentino Regalado: "Cuando llega el momento de arrimar el hombro, la ingeniería de caminos es capaz de dar soluciones brillantes a problemas muy gordos. Tú vas por la calle y no ves lo que ha supuesto construir ciertas cosas. Pusimos las calles de Alicante patas arriba con una dificultad extrema, pero mereció la pena, ha dado un magnífico resultado", destaca.

Mirada al futuro

Uno de los puntos que se han tratado es la planificación de cara al futuro. Como ha advertido el propio director del Laboratorio de Climatología de la UA, Jorge Olcina, las lluvias en el litoral mediterráneo caen en episodios cada vez más intensos. El decano del CICCP considera en este sentido que la planificación en el futuro será mejor de lo que había en 1997: "Cuando se producen lluvias hoy se evacúan rápido. A pesar de que el calentamiento global provoca algunos episodios, el sistema que se hizo esperamos que se pueda ajustar y sea más resiliente".

Un punto en el que coinciden tanto Antonio Carbonell como Florentino Regalado. Carbonell destaca que hay que seguir prolongando aquella obra: "Hay grandes colectores que hay que llenarlos de agua, alargar la red de pluviales exclusiva para que se acaben también las pequeñas inundaciones en los barrios, pero no es lo mismo que lo que pasó entonces". Aquella obra fue como trabajar el río y ahora se trata de trabajar en los afluentes, destaca.

Por su parte, Florentino Regalado destaca el resultado de aquellas obras: "Ya no es tan trágico cuando caen lluvias torrenciales. Ese ha sido el espíritu de la jornada, poner de relieve lo que se hizo. Lo triste es que siga habiendo episodios como la DANA en la Vega Baja y no se le dé a la ingeniería los medios necesarios para resolver estos problemas".

La actuación que se realizó en Alicante, concluye Machí, también fue destacada por la orografía de la ciudad: "En poca distancia tiene un desnivel muy grande, en algunos casos superior al 10%. Es difícil controlar tanta agua cuando baja. Sin aquellas obras el sistema no funcionaría. Tuvimos actuaciones especiales en la zona de la playa de San Juan, que era un poco especial, ya que los periodos de retorno no podían ser los mismos al estar por debajo del nivel del mar. En las avenidas de Holanda, Países Escandinavos y Benidorm se hizo un sistema ad hoc porque no es fácil sacar el agua si no es por bombeo, en el que contamos también con la ayuda de la Universidad Politécnica de Valencia".

Los ingenieros que trabajaron en aquella obra coinciden en que haber trabajado en aquella obra es un legado del que están orgullosos, aunque la mayoría del trabajo no se vea porque está bajo tierra: "Podemos sentirnos orgullosos aunque no podemos presumir de ellas porque están escondidas y solo nos acordemos de ellas cuando llueve", asegura Regalado.